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"Y entonces, lo entendí:
Mirarte
Era soplar velas
Teniendo el deseo en frente"
-El deseo de mi corazón



Nikki salió del baño tras una larga ducha mientras se secaba el cabello con una toalla. Se había vestido pero le faltaba ponerse una camiseta y algo de abrigo para el camino de vuelta a Harlem que les quedaban. Ese día se había llevado la playa en la cabeza por culpa de Avery y su tontería de tener un video de ellas haciendo la croqueta en la arena mientras se dirigían a la orilla. ¡Claramente una ola les estampó en la cara y Will lo grabó todo. Ahora él y Hannah no paraban de imitar sus caras. Weasly literalmente se iba a tirar a buscar el flotador del socorrista para ir a salvarlas, aún cuando el agua les llegaba por la cintura estando de rodillas.

Cuando miró al frente, se encontró el rey de sus pensamientos en la cama frente a ella. Compartió habitación de hotel con Avery pero ella se había ido a duchar a la habitación de Hannah para plancharle el cabello después a esta. Weasly se encontraba sentado esperándola pacientemente. La recorrió con la mirada rápidamente, cosa que hizo a Nikki sonrojar un poco, por su falta de camiseta. Él se la había retirado en una de sus acaloradas sesiones de besos pero al estar oscuro, no había visto nada, unicamente palpado lentamente. Incluso sin haberla visto del todo, Weasly pasó una semana recordándole lo bella que era. Y aunque era como estar en bikini, el hecho de que fuese un sujetador le parecía a Nikki mucho más íntimo.

-¿Qué haces aquí?

Se acercó a él mientras retiraba su pelo de la toalla y trataba de taparse con ella un poco. Cuando estuvo lo suficientemente cerca, Weasly agarró sus muñecas y, sin apretar, la obligó a quitar la toalla de su pecho. Nunca bajó la mirada, simplemente la miraba a los ojos con una sonrisa dulce.

-Eres hermosa, Luna. No te tapes, por favor –Su sonrisa dulce y tranquilizadora volvió a aparecer, cosa que hizo que Nikki bajase sus brazos. Olvidó el factor más importante: Estaba frente a su maravilloso novio Weasly Miller. Claramente no tenía que tener vergüenza porque él nunca sería capaz de decirle o pensar algo malo-. No quiero que me tengas vergüenza. Tu cuerpo es hermoso.

Las mejillas de Nikki se enrojecieron más. Dio un par de pasos más hasta quedar entre las piernas de Weasly, quién, de nuevo, no estaba mirando a su sujetador. Se paró a pensar que, tal vez, él pensaba que le faltaría al respeto. Pero es que Weasly era demasiado caballero como para siquiera mirarla de manera imprudente de la nada. Aunque cuando encendías su confianza, recordó Nikki mientas sentía un ligero temblor en su espina dorsal, sus manos la hacían delirar.

-No respondiste a mi pregunta. –Nikki decidió que lo mejor sería cambiar de tema. Weasly colocó sus manos en su cintura, sin tocar en ningún momento nada de su piel expuesta. Le sonrió un poco más suelto, como si fuese a decir algo con doble sentido. Pero estábamos hablando, de nuevo, de su novio.

-¡Bésame con los besos de tu boca! ¡Porque más embriagantes que el vino son tus amores! Suave es el perfume de tus bálsamos... Tu nombre va manando de aceites aromáticos...

Nikki le sonrió dulcemente y se inclinó gustosa a besar los labios de Weasly. Le pasó las manos por el cuello y acarició los cabellos de su nuca. Jugó con el labio inferior de Weasly, lo delineó, tiró de él, lo succionó... Repitió esa acción durante un rato hasta que se cansó, lo que se puede cansar una persona razonable de besar al ser más perfecto del mundo, y decidió dejarlo tener algo de espacio personal. Lo primero que vio al abrir sus ojos fue una amplia sonrisa dibujada en su rostro.

-Tus labios, oh esposa, son como un panal que destila miel; debajo de tu lengua hay leche y miel; y el perfume de tus vestidos es como el perfume del Líbano.

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