"Algunos días somos cementerios, otros días somos museos" –Ron Israel
Nikki corría mirando los carteles de las clases. No le gustaba llegar tarde y, por desgracia, ya lo iba. Tenía arqueología griega y helenística, algo que le fascinaba por completo. No sabía mucho sobre mitos pero Avery la estuvo llenando de ellos mientras leía Percy Jackson y realmente no podía negar que le daba algo de curiosidad todas esas cosas.
Cuando finalmente llegó al aula 9 soltó un suspiro de alivio. Este se esfumó al ver por la pequeña ventana que el aula ya estaba llena y la clase había comenzado. Tomó una respiración profunda y deseó que la profesora no la odiase. Tocó tres veces a la puerta y entró.
Claramente se había olvidado del factor curioso, y ahora había unos cien alumnos mirándola fijamente. Pero ella unicamente se centró en la mirada que la profesora rubia y elegantemente vestida con un vestido blanco ajustado y lunares azules le estaba echando. Ahora Nikki deseaba haberse saltado esa primera clase en la universidad y haberse quedado en la habitación de Avery con ella y Sienna jugando a las cartas.
–¿A quién le debo el placer de interrumpir mi explicación?
Niki se tragó la bola de miedo que gritaba "Sal de ahí", se limpió el sudor de las manos que le suplicaba que no dijese alguna estupidez y se preparó mentalmente para recitar su nombre.
–Nikki Ross, profesora –Suspiró–. Lamento haber llegado t–tarde, soy nueva y no conozco nada de esto.
La profesora puso los ojos en blanco y señaló a las últimas bancas, las únicas no ocupadas. Nikki subió rápidamente, deseando que una raja se abriese en el suelo y se la tragase. La profesora siguió hablando. Estaba simplemente explicando la estructura del cuatrimestre y sus bases de corrección.
Al sentarse junto a un chico rubio que dibujaba en su cuaderno, gastó unos segundos en leer lo que había escrito en la pizarra. Era únicamente el nombre de la profesora. Gina Swan. Ya sabía el nombre de su primer diablo.
Tomó apuntes de todo. Sus nervios eran tan grandes que hasta le dolía el brazo de escribir tanto, tan rápido y apretando tantísimo su bolígrafo. Se fijó en que el chico de al lado la miraba de vez en cuando, pero realmente no le dio demasiada importancia a eso, ¿o debería? Era rubio, con los hombros anchos y no parecía demasiado interesado en lo que la profesora decía. Tal vez estaba repitiendo asignatura.
Antes de que pudiese seguir planteándose eso, el chico se inclinó para hablarle.
–Hola –Le susurró. Nikki lo miró una fracción de segundo antes de seguir copiando. No quería que Gina lo matase–. Me llamo Devon, soy de Minnesota. ¿Cómo te llamas tú?
Nikki se removió algo en el asiento. No le apetecía nada empezar una conversación con el tal Devon, la verdad.
–Soy Nikki, lo has oído ya. –Eso sonó más borde de lo que Nikki quería que sonase. Pero no pudo evitarlo. Realmente no quería iniciar una conversación.
–Tranquila, leona. Solo intentaba ser amable. ¿Eres de Nueva York, no? Tienes acento.
Eso bastó para que Nikki dejase de escribir.
–¿De verdad tengo acento neoyorkino? Nunca me lo habían dicho.
El chico rió, reclinándose en su asiento. Parecía que no le interesaba demasiado esta asignatura. Mientras todos tenían los libros sacados y la profesora iba hablando por encima de los temas, el tal Devon se encontraba simplemente dibujando en la tapa de su libreta dibujos de personajes de videojuegos.
–Pues lo tienes. Dijiste prawfessawr en lugar de profesor.
Devon rió tras su afirmación y a Nikki no le quedó otra que poner los ojos en blanco porque ese chico era algo molesto.
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Fault
Teen FictionWeasly Miller ha hecho cosas horribles. Weasly Miller lo rompió todo con dos palabras. Weasly Miller vive por su hermano. Weasly Miller solo siente una cosa: Culpa. ¿Cómo librarse de ella? Tal vez esos ojos caramelo tengan la respuesta. Se prohibe c...