"Te echo de menos"

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Una noche cualquiera, entre los preparativos de un viaje muy largo y cansado, una voz amiga, más sentida como familiar te pide que compartas una noche de alegría. Sales del cuarto, te maquillas, te peinas la corta melena y sales por la puerta, con los labios pintados de rojo, un jersey zarrapastroso, pero una alegría que te recorre todo el cuerpo.

No sabes con quien vendrá: al principio temes.

"¿Y si se presenta con él y me pide que tengamos la charla que nos debemos?"

No me juzgues, nunca he tenido buenas amistades, o estas siempre han intentado enfrentarme a mis miedos antes de tiempo

Tras unos pasos cada vez más rápidos, siguiendo el ritmo de la música, mi cabeza divaga

"No, él nunca haría eso"

El frio en Madrid es terrorífico.

"Te llamo para decirte eso: te echo de menos"

Muchas veces me muerdo la lengua y me hago sangre, pero llego a casa y lo escupo en el baño, es una gran metáfora de mi vida.

Llego a mi punto de encuentro. Estoy tan cerca de su casa que si cierro los ojos y me dejo llevar, cuando los abra estaré en su portal, llamando a la puerta para que me cuente como le va.

"Es que quiero verte, te echo de menos"

Pero me hago la dura. Finjo cambiar de rumbo. Detrás de mí. El parque dónde escribí el primer poema sobre lo que sentía.

Sobre ti.

Una cara familiar se desdibuja, y otra, y otra.

Lo mejor de tener amigos es cuando la santa trinidad aparece abrigada en una noche de diciembre. La noche antes del viaje a Barna.

Los abrazo (Solo dios es consciente de lo que necesitaba que alguien me aupara en el aire achuchándome)

"Nunca te había visto con los labios pintados"

Ni con el pelo corto, es lo malo de cambiar de rumbo. Que todo lo que parecía inverosímil acaba siendo completamente posible.

Bajamos la calle entre risas, chistes, cotilleos.

Yo estoy buscando algo. Pero no me daré cuenta hasta que acabe la noche y tenga la necesidad de escribir algo, aunque sepa que sólo lo va a leer una persona.

Llegamos al bar, y te encuentras con esa gente de la cual tú decidiste alejarte sin más. ¿Demasiado bueno para ser real? Demasiado doloroso para ser real.

Sigo buscando algo. Sigo, desesperadamente, buscando algo que no está. Pero no me daré cuenta hasta que llegue a casa y tenga la urgencia de escribir esto, que posiblemente nadie leerá.

Te oyes a ti misma decir verdades como puños.

Te oyes, y te guardas muchas cosas

Me muerdo la lengua y me hago sangre.

Me hizo esto y esto otro {pero después de todo, le quiero}

La noche es joven, la vida fluye. La gente ríe, bebe, juega.

Yo sigo dando vueltas

No sé lo que me pasa.

Creo que llevo toda la noche buscándo{te}. Esperándo{te}.

Vigilando la puerta del bar, esperando que aparezcas y me cuentes porqué sigo soñándote. Entonces me obligo a salir.

Me obligo a volver a casa.

Las luces de la calle no son buenas compañeras, me recuerdan que una vez yo deseaba que mi casa estuviera más lejos para poder seguir escuchándote aquellas historias que me contabas.

Entonces llego a mi casa. Me quito el poco maquillaje que me queda.

Me pongo cómoda, pero hay algo que me falta.

"He llegado a casa"

Quieres saber qué es lo que da miedo.

Estoy esperando que me respondas    

Gritos atragantadosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora