AMOR, HONOR Y JUSTICIA.

CAPÍTULO CUATRO

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Mientras caminaba, seguido a distancia por Kakashi y Naruto, una sombra saltando entre los tejados llamo su atención.

"Sabía que estarías aquí", pensó sonriendo de manera victoriosa, para después apresurar su paso, perdiendose de la vista de sus hombres.

Después de correr por varios callejones tapados por la oscuridad de la noche, una voz a sus espalda lo hizo girar de golpe al mismo tiempo que desenvainaba su espada.

—¿Me buscabas? —preguntó una silueta con voz suave, tapada por una capucha y una pañoleta en su rostro que solo dejaba ver el brillo de sus ojos.

"Esos ojos", pensó él absorto al ver que aquel ladrón no era un ningun hombre, sino que una mujer, una con unos maravillosos ojos verdes.

AMOR, HONOR Y JUSTICIA.

CAPÍTULO CUATRO

Sakura sabía que estaba cometiendo un error, el presentarse así, era correr demasiado riesgo.
Había profundizado un poco el tono de su voz, mantenía su máscara hasta la nariz y su capucha cubriendo su rosado cabello, aunque éste insistió en revelarse haciendo que pequeñas mechas rosadas resbalaran por su frente.

—¡Estás arrestada en el nombre del rey! —exclamó Sasuke con seriedad, mientras trataba de no perderse en los verdes ojos de la joven ladrona.

—¿En serio? No me digas —se burló la ojijade.

—Estás arrestada por robar los impuestos del rey y por asaltar a los comerciantes de la ciudad —arremetió el azabache, mientras que daba lentos pasos hacia Sakura sin bajar su espada.

"Tiene coraje", pensó la pelirrosa observando al joven capitán. Un segundo después, llevó su pie derecho hacia atrás y desenvainó su espada.

—Lo lamento, capitán, pero te irás con las manos vacías, porque yo no seré arrestada —declaró la ojijade con firmeza para después lanzarse al ataque.

Ambas espadas tintineaban entre sí, el príncipe estaba realmente sorprendido, aquel ladrón no sólo era una mujer sino que también era en extremo hábil en el uso de la espada, su esgrima era digna de admirar, aunque por supuesto jamás lo diría.

—Te arrastraré, quieras o no, debes pagar por tus crímenes.

A pesar de su enojo ante tal acusaciones, Sakura debía admitir que aquel atractivo capitán era lo bastante hábil para responder cada uno de sus movimientos, algo que ningún otro soldado había logrado jamás.

—¿Crímenes? ¡Ja! ¡No tienes idea de lo que estás hablando! —exclamó molesta.

—Robaste los impuestos del rey. ¡Debes pagar por ello! —objetó Sasuke sin detener sus ataques.

—¡Yo no robe los impuestos del rey! —gritó.

Sasuke se detuvo de inmediato, la confesión de la ladrona lo había sorprendido, no había podido notar lan sombra  de mentira en sus palabras, pero aún así no sería tan confiado para creer en una vulgar ladrona.

—Mentira —respondió apuntando su espada hacia ella.

—¿Por qué te mentiría? ¿Qué ganaría con aquello? No seas idiota, yo no robé los impuestos del rey, alguien lo hizo antes que yo pudiera hacerlo.

—Aunque no fuiste tú, confiesas que lo ibas a hacer de todas maneras —declaró comenzando a rodearla con su espada, mientras Sakura comenzaba a girar con él, sin bajar su arma.

—¡Claro que sí! Y lo volvería hacer sin duda alguna, ese dinero es del pueblo, los desmesurados impuestos hacen que las personas con suerte tengan para comer, es un despiadado robo hacia el pueblo y su gente —respondió la pelirosa con molestia.