Prólogo - Gajes del oficio

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¡Hola! Bueno, hoy hace un año que me leí El ladrón del rayo. Hoy hace un año que entré es este maravilloso Fandam. Por lo que para celebrarlo, publico este prólogo de un AU que pensaba dejar un tiempo más en borradores. ¡Espero que os guste la idea!

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-Piso seiscientos.

El chico que ojeaba una revista me miró como si me acabara de escapar de un centro psiquiátrico. Que absurdo era, siempre hacía lo mismo.

-Lo siento chica, pero no existe ese tal "piso seiscientos".

Me acerqué más al mostrador y fruncí mis cejas, cansada de la rutina repetitiva.

-Tengo que subir al piso seiscientos donde se encuentra el Olimpo, la casa de los dioses, la vivienda de los drama queens que no saben hacer nada solos -dije suspirando.

Llevaba un día agotador. Había estado toda la mañana en el Campamento Mestizo entrenando y simulando que me lo pasaba bien, mientras planeaba la hipotética muerte de todos los que me rodeaban. Gages del oficio.

El chico pesado de recepción me dejó pasar y subí en ascensor al Olimpo, en lo alto del Empire State Building.

Me alisé la camiseta naranja del campamento y me hice una coleta con mi pelo rubio.

Entonces me dirigí hacia la sala de los dioses.

Lo primero que vi al entrar fue a mi amiga y compañera Piper McLean, que discutía algo con su madre, la diosa Afrodita.

Seguido a eso me fijé en los dioses que había en sus tronos. En ese momento solo se encontraban ahí Zeus, Poseidón, Atenea y su majestad vacuna.

-Sí, ese estúpido mortal no volverá a molestarnos, obra de Chase -comentó esta última, mientras Atenea, mi madre, le fulminaba con la mirada.

-Aún no me creo que estéis haciendo que mi hija derroche su talento trabajando como una vulgar sicaria -protestó la diosa de la sabiduría.

Zeus negó con la cabeza y murmuró: «Ni que la estuviésemos obligando».

Casi estallo de furia. Yo no quería estar ahí. Yo no quería dedicarme a matar gente inocente. Pero, ¿qué otra opción me quedaba?

-Como decía esta -dije señalando burlonamente a Hera-, la misión está cumplida. ¿Tendré un descanso de cinco minutos o ya tengo que cargarme a alguien más?

Zeus me dijo que podría descansar, al menos hasta mañana. Vaya, que vacaciones más largas.

Piper se acercó y me saludó. Se había atado unas plumas al pelo, como siempre que volvía de alguna misión.

-Oye Annabeth, ¿qué te parece si vamos mañana al cine? Ya me dejan descansar durante un tiempo -me sugirió.

-Supongo que podré, tal vez se apunten Thalia o Nico -le respondí.

De repente oí unos gruñidos a mi espalda. Me giré para observar como Zeus y Poseidón discutían, pero no alcanzaba a escuchar sobre qué.

Lo ignoré y me encaminé hacia el ascensor con Pipes.

-Annabeth, le han pedido a Reyna que se una -dijo Piper, seca y algo triste.

Me quedé perpleja y sacudí la cabeza para recobrarme.

Le hice una pregunta silenciosa a lo que Piper respondió con un simple: «Hylla».
Asentí y recé a Hestia, ya que era la única diosa con algo de corazón, que se apiadase de Reyna Ávila Ramírez-Arellano para que no acabase en nuestra situación.

Aunque, la verdad, ya quedaban pocos por reclutar.

Fui la primera en ser reclutada seguida de Thalia. Poco después se unió Nico. Clarisse LaRue. Piper. Leo Valdez. Will Solace.

Todos éramos unos asesinos. Gages del oficio.

To kill a Seaweed Brain {AU Percabeth}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora