Uñas sucias como tu mente; cantabas.
¡Oh cuanto amaste esa canción!Te hacía sentir especial.
Pero mi amor; nadie es especial en realidad. Y eso nunca fue un obstáculo para ti.
Cantabas a The Neighborhood, Lana del Rey y llorabas en Hachi mientras comias tus M&M's.
No eras especial; nada de ti lo fue jamás.Pero yo te escribí poemas mientras te susurraba al oído: Eres especial; te amo. Mentiras y más mentiras alimentaban tu ego.
Nunca quise corromperte.
Pero eras demasiado inocente y creíste mis palabras una tras otra.Un piropo dulce por aquí y un abrazo cariñoso por allá. Te tenía a mis palidos pies.
Soñabas con lo imposible. Un amor eterno en el cuál yo también creí en algún momento.
Pero siendo un niño crees en todo con los ojos llenos de fascinación.¡Oh pequeña infante! Siempre ilusa y dulce.
Te acariciare los cabellos hasta que duermas en mis brazos. Pero no te prometo dulces sueños. Ni ángeles ni un buen cobijo.
Pues mis manos siempre han sido frías y apagarán tu fuego de esperanza en un chasquido.Oh luciérnaga madrugadora.
No caigas en las redes de tus amigas las arañas. Te abrazaran bajo sus telas hasta asfixiarte para luego comer lentamente tu virgen corazón.Tampoco vueles alto. Recuerda que ese falso Dios llamado Sol puede ser demasiado para tus, ahora incluso blancos, ojos.
Mejor descansa a mi lado. Tu corazón será una agradable cena a mi paladar.
Sin embargo no te creas tan importante: pues he casado moscas con más esencia propia; más sabor que degustar.