Cualquiera diría que la Luna siempre nos observa. Que no importa donde estemos siempre estará allí.
Pero yo he conocido otra perspectiva. E incluso la mismísima esfera se a quedado atrás. Y se aleja, lentamente tras los árboles, huyendo de la vida que escoji.
¿Será que incluso la Diosa nocturna se ha negado a iluminar mis momentos más oscuros?Oh amada mía.
Siempre has sido merecedora de toda tu belleza. Blanca como la nieve y brillante cuál millones de estrellas.
¿Eres una en el hondo conocimiento?Sonríe para mí; esta nuestra ultima noche. Si me vas a abandonar no te lo impido.
Tan solo permíteme besar tus cráteres una última vez para poder romper mis labios con tu fulgor.Oh Luna ajena.
Recuerda nuestro efímero tacto de madrugada.
Quiénes te miren deben saber que si yo pudiera te admiraría infinitamente hasta que se quemaran mis pupilas; y aún sin ellas tomaría una sola de tus mejillas solo para sentirte.
Pues mi amada Diosa. Yo lo daría todo para huir a tu lado y jamás volver, a esta vida tan triste.