No concilié el sueño en toda la noche.
Me atrapó una mirada acaramelada; ¡no se que está pasándome!
La nicotina se apoderó de mí hasta llenar más que mis pulmones.
¿Será que mi soledad ha llegado hasta el punto de tener que inventar a una persona para amarla?Maldigo a quién inventó el amor. Pues es ciego, sordo e inconsciente de todo.
Soñé con un ángel; masculino como ninguno.
Soñé con una habitación blanca llena de cosas rosadas.
Soñé con un closet secreto (que jamás conduciría a ninguna parte).
Y soñé con una espalda pálida, unos labios rosas y besos húmedos en los puntos más placenteros.Ruego a quién me escuche: saca a este hombre-mujer de mis pensamientos.
"Despojame de mis ropas y deja a tus manos danzar; pues soy tuya y de nadie más." ¿Que acaso no podía ser más perfecto?
Un hombre que desea ser la mujer. Que desea ser poseída en todos los sentidos."¡Te lo ruego! Hazme sentirme hermosa. Como a cualquier otra."
Pero querida; ¡tu ya eras el ser más hermoso que se ha creado! O así te contemplé yo. Y en cualquier caso tu tampoco podrías ser llamada "cualquiera", puesto que de tus tristes ojos no emanaba lujuria ni pasión. Jamás lo hizo. Solo deseo.El deseo de un niño pequeño.
Inocente como ninguno y soñador como todos.Déjalo salir y ser una princesa. Pero no una de cuentos de hadas: conviértelo en la guerrera que no necesita ser llamada "bonita" o "sublime".
Oh Dioses. Permitidle ser un ángel sin cuerpo; dejadlo serlo todo y desaparecer con la brisa sin remordimiento.
Despojadla de sus trapos y cosedle un par de alas. Blancas como su palidez infinita. Indetectables como la miel dorada en su mirada. Y libres; contrario a su corazón embobado.
Pero que triste, triste, acontecimiento: está enamorada. No de alguien; nadie.
Ella ama a una mujer: por sus labios rojos y sus curvas inmaculadas. Por sus cabellos negros y mirada a juego.Dime, extraña niña: ¿lograrás ser feliz algún día?
Oh princesa de mis sueños. Sal de mi cabeza y vístete como se debe.
No te prestaré mis prendas ni llamaré "preciosa" a tu ego.
No llores ni grites pues cosere tus labios, agrios.
No cantes poemas. Me romperás el corazón.¡Regresa a tu mundo, criatura pasajera!
Pues mis palabras se niegan a ser tu templo y jamás podrás poseerlo.
Huye y salta de una buena vez. El vacío se encargará de abrazarte y la brisa de besarte.
Lo harán como yo nunca lo haré.Pues eres una mala pesadilla que permaneció. Una mala hierva que sin motivo alguno creció.
Odio ver tus ojos y creer que te amo. Recordar tu insaciable sed de tacto.
Pues solo deseabas cariño: el que no puedo darte. Así que desaparece y jamás regreses.Ya que jamás conocí tu nombre (y eso es favorable) se me hará más fácil olvidarte. Maldito sueño erótico; causante de mi desvelo.