CAPITULO 5 "CALMA"

30 6 0
                                    

JESSICA

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

JESSICA

Si mi propio padre pudo hacer algo tan imperdonable como lo que me hizo, entonces podría esperar cualquier cosa de cualquier persona. Tenía claro ese pensamiento, era mi regla de vida. Entonces confiar en alguien era realmente un desafío. pero esa regla se veía desvanecer unos segundos antes de que ese chico intentara colarse en mis pensamientos y no hacer mas que un caos en unos cuantos segundos. me gustaba pensar en él, aunque no lo hacia diariamente a toda hora, pero los pocos minutos que él se adueñaba de mis pensamientos eran como una salvación, simplemente dejaba de pensar en todo, excepto en el. y supongo que esa era la calma que necesitaba. pero también debía aclararme a mi misma que solo sentía tranquilidad, no otra clase de sentimientos por nathan, ni por nadie.

las maletas estaban listas, llenas con las pocas cosas que traje conmigo. las residencias empezaban a vaciarse con el pasar del tiempo, yo también debía irme, pero era imposible convencerme de volver de donde una vez quise escapar para siempre. sabía que no tenia mas a donde ir, pero no lo había aceptado... aún. mi familia no residía en este país, desde siempre. por parte de mi mamá la sangre holandesa corría por mis venas, pero nada mas eso. si pedía ayuda a mi abuela materna por unos días, seguro me daría la espalda como se la dio a mamá cuando se casó con mi padre. mi familia paterna era un poco más cercana a nosotros, tenía tías que llegaban desde Canadá de visita unos fines de semanas, quizás ellas me acogieran unos meses mientras regresaba a la universidad, pero no quería correr el riesgo de que se pusieran en contacto con mi padre y el fuera a buscarme allá, porque después de todo yo tenía una verdad para contar y lo ultimo que él quisiera sería que yo abriera la boca. pero eso era básicamente imposible porque no me sentía valiente, dudo que alguien me creyera, y no estaba lista para que me miraran con lastima u asco. prefería que no me miraran nunca.

bajé las escaleras con las tres maletas en las manos, intentando no caerme ni que se cayeran, era todo un desafío, aunque tuvieran ruedas. en el sala de la primera planta, muy concurrido especialmente por los de quinto año, solo aguardaban pocos alumnos. quizás porque era diciembre, y la mayoría de los que viven en las residencias son de otros estados.

tres maletas era un poco exagerado, en comparación con las maletas de los que allí quedaban, pero sabía que inconscientemente me llevé todo lo mío, para no volver. recuerdo que cuando solicité una habitación en la residencia mi mamá hizo demasiadas preguntas, que solo contesté contesté con una respuesta falsa, pero que expresaba todo lo que quería decirle.

-estoy buscando mi lugar mamá.- y no quiero que aquí sea, quiero un lugar en el que respirar no se sienta como un compromiso. quiero un lugar lejos de él. pero eso no lo dije, solo lo pensé.

-¿necesitas ayuda con tus maletas?.-su voz me saca de mi mente, y me pregunto cuanto tiempo estuve allí dentro que no fui capaz de sentir su cercanía como una amenaza. nathan me mira un segundo, quizás preguntándose si es buena idea hablarme, hasta que el chico que siempre anda con él se acerca e interrumpe su mirada, desviándola a la maletas de vuelta.-mark.-saluda. golpeando sus puños.

El Sonido Del MiedoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora