CAPÍTULO 2 "¿ESTÁS BIEN?"

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Presente

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Presente

NATHAN

No creí posible que mi padre se desentendiera de mi en tan poco tiempo. Tampoco lo creí de mi madre, pero así fue, no contaba con el apoyo, tanto económico, como emocional de mis propios padres. Quizás solo era cuestión de tiempo, ser parte de la elite de la ciudad no traía nada bueno para mi familia, y supongo que no estudiar derecho facilitó su decisión al dejarme de lado, en cualquier sentido.

¿Que tan cobarde se puede en la vida al enviar un correo de despedida?, un maldito correo que resaltaba las palabras "fuiste un buen hijo, nathan, pero no el que quisimos"

No sentía nada, tal vez un poco de pena en el corazón y decepción, pero no enojo, ni tristeza. Habían sido en parte buenos y malos padres, pero supongo que el definir bueno o malo era subjetivo. Lo que todos pensaban de ellos era: admiración, quizás un poco de envidia. Pero lo que yo pensaba de ellos era que simplemente fueron los culpables de la muerte de mi hermana, y en gran parte también fui responsable, algo... que nunca me perdonaría, y por eso creía que todo lo malo que me estaba pasando, era porque lo merecía, y lo aceptaba.

-¿Sr. Graham, tiene algo que compartir con la clase?-la voz del profesor me sacó de mis pensamientos. Instintivamente cerré la pantalla del portátil.

-No.-respondí.-puede seguir con su clase.

Me lanzó una mirada sobre sus lentes y se giró hacia el tablero nuevamente.

Quería abrir el portátil y responder ese correo, decirles todo lo que tenía guardado desde siempre, pero no debía ser tan patético como ellos, iba a decirles todo pero personalmente. Porque me moría de ganas al ver sus caras cuando les soltara cada verdad.

Hubo un tiempo en que no los culpé, no lo hice porque sabía que tenían fallas como todos. Pero después de cassie, no iba a permitir que perdieran a otro hijo, por al parecer ellos mismo me echaron.

Decidí dejar de matarme la cabeza y no dedicarles nada de mí, porque no se lo merecían. Presté más atención al sr. Bennet y a la clase que estaba compartiendo.

-¿qué es lo que pasa con ustedes los jóvenes?-no entiendo de que habla, hasta que observo como una chica se levanta de su puesto y sale del salón hecha un manojo de nervios.-¿es qué acaso no pueden dejar sus electrónicos por una hora al menos?-reprende-en mis tiempos ni era necesario. La próxima clase parcial sobre todo lo visto.-se quita sus lentes y recoge sus cosas del escritorio, para luego irse sin decir una palabra más.

No puedo evitar preguntarme qué le pasaría a esa chica, se veía alterada.

-¡hey!-mark me intercepta al salir del salón.-noche de hoguera, Nate.-rodea mis hombros con su brazo y nos hace caminar forzosamente.

-época de parciales.-respondo simplemente.

-también es época de fiestas, deberías organizar tus prioridades.-responde seguro de si mismo.

-no puedes hablar, mark, una jodida más y tu trasero se va fuera de la Universidad.-refresco su memoria.

-eres un agua fiestas, amigo.

-sólo estoy siendo realista.-llegamos a la cafetería pequeña.-alguno de los dos tiene que ser racional y responsable.

-me alegra que ese papel sea tuyo.-da una palmada en mi espalda y se va, pero no sin antes guiñarme un ojo.

Miro el reloj en mi muñeca, aún es temprano para volver a la habitación, pero no me apetece hablar con más nadie. Me giro para salir por donde entré, al hacer ese movimiento capto por el rabillo del ojo que hay alguien en particular sentada al fondo, y no parece muy contenta. Me acerco un poco disimuladamente, y me sorprende encontrarme a la chica de mi clase de historia.

-¿Estás bien?.-hablo despacio, mientras guardo su espacio. No quiero que se asuste, porque se ve tan frágil.

Ella parece congelada, rápidamente me mira y luego desvía sus ojos y limpia sus lágrimas, que no había notado.

-¿necesitas ayuda en algo?-insistí.

-No... yo, yo... no-balbucea, creo que no encuentra las palabras necesarias.-estoy bien.-recoge su cabello y lo pone todo en su hombro derecho.

Capté cierto temor en ella, pero me digo que solo son los nervios.

-¿segura que lo estás?-continúo, sabiendo que sí alguien hubiera hecho esto con mi hermana, seguramente hoy no la estuviera recordando tan dolorosamente.

Si tan sólo alguien hubiera preguntado a cassie... expulsé esos pensamientos. No harían mas que lastimarme.

Me acerco un poco más a su mesa. Ella vuelve a limpiar sus lagrimas y se levanta demasiado rápido y se marcha prácticamente corriendo. Me sorprende su reacción, pero no la sigo. Seguramente la he incomodado, y eso era lo último que quería hacer.

Siendo viernes por la noche, me escapo de mark y sus fiestas pidiéndole su auto

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Siendo viernes por la noche, me escapo de mark y sus fiestas pidiéndole su auto. Regreso a casa pero no es una sorpresa que no haya nadie. Siempre fue así, una casa vacía y oscura, y solo una habitación iluminada con las risas de cassie y mías, que ahora no están. Sólo quedó el fantasma de esos buenos momentos.

No suelo fumar muy a menudo, pero esa noche fría y yo sentado en el anden me apeteció encender uno. Expulsé el humo por la boca y di otra calada más profunda.

Recordé cada aventura con mi hermana en ese jardín perfectamente arreglado, como rompíamos los adorados nomos de mi madre y como dañábamos los periódicos de mi padre, admito que todo eso lo hacíamos en esa época solo por desviar su atención a nosotros si quiera por un segundo.

También recuerdo claramente cuando cassie tuvo su primer novio, un chico de pueblo (no adinerado) que conoció en preparatoria. Mi madre enloqueció, mi padre lo echó ese mismo día, no lo dejo ni abrir su boca para presentarse. Desde ese día Cassie, mark y yo, nos volvimos el trío inseparable.

Sonreí.

-recuerdas las caras de ellos al saber que mark...-me detuve de golpe, y fue un golpe muy duro mirar a mi lado y no encontrar a cassie ahí.

Era demasiado para mi, hace meses que se había ido, pero yo aún no lo podía creer, aún esperaba verla a mi lado molestándome, o besándose con mark, pero ella no estaba, ella se había ido desgraciadamente.

Esa noche fría boté el cigarrillo en la acera y lloré frente a la que había sido una vez mi hogar.

Supongo que el trío inseparable, sólo lo pudo separar la muerte. Pensé, enterré mi cabeza en mis rodillas y lloré, por cassie y por mí. Por todo lo que vivimos, y por todo lo que nos faltó.

El Sonido Del MiedoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora