III

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El cielo estaba nublado la casa se encontraba en total silencio, Ya tenían dos días quedándose allí, la abuela de los chicos se había ausentado; y Esteban se oponía a responderles algo, siempre que decía que no se preocuparan. Su abuela era quien debía de responder sus dudas. Caleb se hallaba estudiando para un examen que tenia al día siguiente, Sabrina se encontraba metida en su libro, solo Selena y Samantha le incomodaba la situación, del hecho de que ninguno de ellos pareciera preocuparles.

— ¿Acaso no les importa? — Preguntó enojada Samantha. — Hace unos pocos días que nuestras vidas eran normales,  no sabemos si mamá está muerta, somos hechiceros ¿y ustedes están sentados sin hacer nada? — La chica respiraba entrecortado, Sabrina dejo a un lado el libro para escuchar a su hermana — ¿Cómo pueden estar allí sentados tranquilos? – terminó diciendo y se sentó. Sabrina la miró y esperó.

— Mamá no esta muerta Samantha – contesto Sabrina tranquilamente.

— ¿Cómo lo sabes? — pregunto aún enojada.

— Porque de ser así ya la abuela nos lo hubiera dicho — respondió Sabrina que también se le notaba el mal humor  — y ahora que lo menciono ella tampoco ha aparecido y el Esteban tampoco nos dice nada  — continuó y se levanto del sofá — regreso luego —  La chica salió de la habitación tranquilamente, Caleb había quitado su vista del libro y se sentó al lado de Samantha que tenía los ojos aguados con lágrimas que amenazaban por salir.

— Tranquila Sam no la presiones, estará muy tranquila pero también le afecta.  — dijo Caleb para calmarla, Samantha asintió y se recostó en el hombro de su hermano.

La puerta sonó con tres golpeteo y luego se abrió dejando ver a una mujer. - ¡Abuela! – Exclamo Selena dándole un abrazo

 — Querida —  dijo la abuela que le devolvía el abrazo — ¿Donde está Sabrina? — Preguntó observando a los tres.

— Está enojada y quiere respuestas al igual que nosotros — Dijo Caleb.

Sabrina no tardó en regresar, había vuelto con una bandeja de té, pudo ver a su abuela pero no le devolvió la mirada hasta que se sentaron.

— A ver niños — comenzó la abuela —  Todo esto fue así por que su mamá lo quizo así – los miro un rato Caleb fue el primero en hablar.

— Sea lo primero abuela, lo que recién acabamos de descubrir es algo que nos cambia total nuestras vidas — Caleb tenia algo de enojo en su voz, la abuela solo lo miro — Hasta mi mejor amigo es una criatura que ni lo permiten entrar aquí — todos guardaban silencio — el peligro que correrán nuestras vidas exponernos a la muerte —  la abuela articulo para hablar pero no supo que decir el tenía razón.

— Eso he de hablarlo con Esteban, el de permitirle la entrada a tu amigo —  tomó su taza de té para luego dar un sorbo.

— ¿Por qué mamá nos quizo ocultar todo esto? — la mujer ya no pudo evitar la pregunta.

— Hace mucho tiempo su padre y madre se conocieron en un viaje a las tierras de ultratumba, fue amor a primera vista, pero, debido a pertenecer a clanes diferente no podían declarar su amor ya que el líder ver si es necesario despedirse de uno de sus miembros. Sin embargo sus padres aún así sellaron su amor y nacieron ustedes sin importar las consecuencias, su padre fue desterrado del clan, un día vinieron por su ayuda, ya que el tenía Bastos conocimiento sobre donde se encontraba el libro de las sombras del hechicero que se sacrificó por las futuras generaciones... Nadie sabe que paso con su padre, pero se que fue traicionado por uno de su clan. — la mujer se detuvo por un momento para volver a tomar más té — Su madre optó por reprimir sus poderes, ya que al ser hijos de un Broussard su magia y apellido serían el punto de demonios y aquelarres nocturnos.

Lazos de SangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora