-Gracias –le dije saliendo del cuarto.
Me bañe y ya cambiada y arreglada baje a tomar el desayuno.
-¿Adivinen que van a desayunar? –nos pregunto la Señora Crabt… Kerensa como si fuéramos niños pequeños.
-Hot cakes –dijimos ambos desanimados.
Nos sentamos en la mesa y la Seño… Kerensa nos sirvió los hot cakes y el jugo de naranja.
-Supongo que adivinaron por que los hago muy seguido –dijo la S… Kerensa sentándose.
-Mamá, todo el mes que Lyra estuvo aquí hiciste lo mismo de desayuno –dijo Alec desesperado.
-Está bien, me gustan los hot cakes –dije seriamente mirando mi comida.
-¿Estás bien? –me pregunto Alec indiferente.
-Si… es solo que los voy a extrañar –dije sinceramente viéndolos a los ojos.
-Nosotros también –dijo ¡Kerensa! con una sonrisa cálida- supongo que así se sentiría si la hermana de Alec no hubiera…
-Ya basta, mamá –le demando Alec enojado.
Siempre era así, la mamá de Alec empezaba una ¿trágica? historia y Alec siempre la interrumpía. ¿Era tan malo para no contarlo? Bueno, tal vez si es muy malo. Agite mi cabeza para liberarla de ese pensamiento y termine mi desayuno.
-¿Vas a salir con Alec, cariño? –me pregunto Kerensa.
Iba a contestar pero Alec me tapo la boca.
-Claro que sí, es sábado, estaremos con los chicos.
-Oh, está bien.
Subí las escaleras para ir por una sudadera roja a mi cuarto. Me la puse y luego fui al cuarto de Alec.
-¿Saldré con ustedes? –le pregunte con un tono dime-de-que-estabas-hablando.
-Sí, tú ya sabes cómo funciona. Mi mamá no me deja salir su no vas tú, entonces nos iremos juntos y yo me iré con mis amigos y tú sigues tu camino a donde quieras pasar tu ultimo día en Canadá. ¿Okay?
-Okay –pregunte sin entender.
-Perfecto, vámonos –dijo tomando mi mano y arrastrándome fuera del cuarto.
-Adiós, mamá. Volvemos luego.
Salimos de la casa y empezamos nuestro camino. Caminamos unos minutos hasta que Alec hablo.
-Ups, aquí me voy. Adiós.
Alec dio una vuelta a la izquierda y desapareció de mi vista. Yo seguí caminando derecho hasta parar en un parque que encontré, estaba grande, espacioso y lleno de arboles. Respire profundamente y seguí caminando. Me detuvo una señora que vendía péndulos de cuarzo. Yo decidí comprarle uno ya que parecía que le faltaba dinero.
-Quiero este –le dije apuntando a uno con un cristal blanco. [**MULTIMEDIA**]
Le di el dinero y la señora tomo el péndulo y lo puso en la palma de mi mano con tanta delicadeza.
-Dios la bendiga –me dijo.
Le sonreí y empecé a caminar otra vez hasta llegar a una banca color rosa y me senté. Descanse y vi el péndulo que compre. Enrolle la cadena en mi mano pero deje que una cantidad considerablemente larga se quedara colgando junto con el cristal. Empecé a balancearlo de un lado a otro, de un lado a otro, de un lado a otro. Sentí la necesidad de saber en dónde estaba Alec y algo me dijo que volteara hacia atrás. Cuando lo hice, ahí estaba con sus amigos pasando afuera del parque. Sonreí por haberle atinado a donde estaba. Continúe balanceando el péndulo y sentí la necesidad de saber donde estaban todos. Mi mente se enfoco en todas las personas que pasaban o que estaban ahí, incluso las lejanas que apenas notaba. Lo sentía como una necesidad pero algo me lanzo fuera de mis pensamientos. Me pare rápidamente de la banca y mire a la persona que había tocado mi cabello.
-Qué hermoso cabello –dijo el hombre.