Capitulo 5.- De vuelta a L.A

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Apague la alarma que puse en mi teléfono a las tres y media de la mañana. Me bañe y me cambie rápidamente. Me puse mi sudadera roja y saque mi péndulo de la maleta, tengo algo planeado que hacer con él. Lo guarde en mi sudadera. Tome mi maleta y salí de mi cuarto, toque a la puerta de Alec y nadie me respondió, abrí la puerta y me encontré a Alec durmiendo ¿¡Qué demonios hace dormido!? Tome el control de la tele y se lo aventé… y le cayó en la nariz.

-¡Au! –se quejo levantándose agarrándose la nariz.

-Oh dios, perdón –dije riendo- ¿Por qué estabas dormido? ¡Ya báñate! –le dije en un tono más furioso.

Cerré la puerta y baje, solo espero que Kerensa no esté dormida. Para mi suerte cuando baje ya estaba haciendo una clase de desayuno.

-Por favor, dime que Alec se esta bañando –me dijo sirviéndome…. Hot cakes.

-Eso espero –dije entre dientes mientras me sentaba.

Esperábamos a Alec en la puerta, ya eran las 4:40 y este no bajaba. Me estaba moviendo por los nervios cuando lo oí bajar. Él venía corriendo pero se sentó en la mesa.

-¡¿Qué haces?! –le pregunte desesperada.

-Esperando a que me den mi desayuno –dijo.

-¡Tu no desayunaras! ¡Ya vámonos! –le grite.

-¿Por qué es que tu si desayunaste y yo no? –me pregunto confundido.

-Yo voy a un vuelo de 5 horas –dije entrando para agarrarlo del brazo y jalarlo hacia afuera.

Gracias a Dios no vivían lejos del aeropuerto, llegamos a las 4:50. Todavía me queda tiempo para despedirme… la verdad en el interior deseaba que no me hubiera quedado tiempo de despedirme.

-Espero volver a verlos pronto –les dije con una sonrisa de tristesa.

-Te vamos a extrañar también –dijo Kerensa atrapándome en un abrazo y luego soltándome.

Mire a Alec y recordé lo que tenía que hacer.

-Alec, te quiero dar mi péndulo –dije entregándoselo- me pasaron muchas cosas raras con él, y sé que es de chicas pero… quería dártelo para que no olvides a tu hermana –le dije con ojos de perrito.

No me contesto, solo tomo el péndulo. Yo le sonreí y en ese momento dijeron mi vuelo.

Pasajeros de vuelo a L.A 302, favor de abordar ya.

Me di la vuelta y empecé a caminar cuando alguien me abrazo por la espalda.

-Por favor no olvides llamarme por skype cada vez –me susurro Alec al oído.

-No lo hare –le susurre mientras él me dejaba ir.

Lo mire y luego aparte y vista y empecé a caminar de nuevo… lo intente pero no lo logre, derrame una lagrima.

Este avión esta jodidamente frío. Debí traerme mi sudadera morada, que es la más gruesa que tengo. Frote mis manos una con la otra y las metí en la bolsa de mi sudadera. Sentí algo dentro de ella y lo saque… era mi péndulo. Oh, Alec…

Un taxi me llevo hasta mi casa, lo que siempre he temido es que un taxista me secuestre, eso siempre pasa en las películas y si a mí me pasara algo así, ya me daría por muerta. Salí del taxi lo más discretamente rápido que pude y le pague al taxista y se fue. Y aquí estoy yo, enfrente de mi casa, tocando la puerta esperando a que me abran… y al fin lo hicieron.

-Mi bebe –me dijo mi madre abrazándome mientras lloraba.

No pude evitar llorar un poco también y la abrace.

Como somos mujeres duramos unos minutos así hasta que al fin entramos.

-Llegaste mas llenita –me dijo mientras dejaba mi maleta en la sala.

-No comí tanto –dije riendo.

-Bueno eso no importa, tu padre llegara en unos 10 minutos –me dijo- toma asiento mi niña, preparare el spagetti que tanto te gusta y luego quiero que nos cuentes a tu padre y a mi todo lo que viviste en Canadá.

Asentí y me senté y alguien vino a darme la bienvenida.

ParagnostaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora