Tenemos que Hablar - 2 -

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Ambos no se hablaron en una hora, no porque no tuviesen de qué hablar, tampoco porque se estuviesen evitando, simplemente no se hablaban, Amanda curó hábilmente los rasguños y cortes que tenía Rodrigo, ella estaba pensativa, recordando todos los momentos que ella lo había metido en problemas, como cuando trabajó un tiempo para un amigo de él, ese tipo era un asqueroso violador y encima machista, ella lo calló por un tiempo, pero no pudo aguantarlo cuando intentó tener relaciones con ella. Rodrigo lo acusó con el padre y no le creyó, hubo problemas judiciales de por medio que deterioraron la salud mental de su novio por un tiempo.

También recordó esa vez que ella creía que él la engañaba, salía tarde del trabajo y se encontraba con una mujer, contestaba las llamadas en privado, entonces ella lo enfrentó y resulta que era una prima, él le estaba enseñando lo básico de secretaría y administración, y las veces que hablaban en privado, era porque Rodrigo era su mejor amigo y necesitaba un consejo.

O también esa vez que ella fue a llevarle un documento que se había olvidado en su casa, y tras mirarse y verlo tan impecable, sintió ganas de besarlo, una cosa llevó a la otra y terminaron teniendo relaciones sobre la mesa de la oficina, pero fueron descubiertos, casi le cuesta el trabajo a su novio.

Un sonrojo apareció en el rostro de Amanda, quien estaba terminando de vendar la mano.

-¿En qué pensabas? -dijo él, sonriendo apenas.

-N-Nada.

Se mordió el labio y miró hacia otro lado, un gesto que le pareció jodidamente adorable para Rodrigo, provocó que sonriera y se inclinara hacia ella, buscando sus ojos.

-¿Segura? -soltó una risita- Entonces dime, ¿Por qué estás roja?

-Recordé algo, no es nada.

Se puso de pie y se dirigió al baño, o eso intentó, no terminaba de conocer el departamento ya que era enorme, y muy lujoso, pero todas las puertas eran iguales y no quería entrar en la equivocada.

-Si vas al baño, está al final del pasillo amor.

El corazón de Amanda dio un salto al escucharlo decir 'amor', no era la primera vez que lo hacía, pero raramente lo escuchaba y lo sintió tan cariñoso, tan íntimo, volvió a morderse el labio y abrió la única puerta que había al final del pasillo. Pero, se detuvo en la puerta, confundida tras abrir.

-Esta es tu habitación. -dijo en cuánto lo sintió caminar detrás de ella.

Caminó hasta ella y la hizo adentrarse en la habitación, cerrando la puerta detrás de sí, Amanda se puso inmediatamente nerviosa, estaba por primera vez en la habitación del amor de su vida, ¿Qué iban a hacer ahí? ¿Y por qué cerró la puerta? ¿Era una indirecta que no estaba captando?

-No pienses demasiado, Amanda. -apresuró a decirse, mientras caminaba hasta un armario y sacó una guitarra de él- Ponte cómoda.

Con la cabeza señaló la cama, perfectamente echa, y, además, con una carta allí y un par de flores, Amanda no las había visto al entrar. Caminó hasta la cama, nerviosa, pero emocionada, vio la carta y cuando la abrió, él se apresuró a detenerla.

-Espera, aún no.

Rodrigo se encontraba igual y más nervioso que ella, era la primera vez que iba a hacer algo tan cursi, tan ensayado hasta la perfección, quizás no era el mejor escenario ni el mejor comienzo, pues, tenía planeado una cena romántica, postre y luego esa sorpresa como un bonus, las cosas no salieron como él esperaba, pero aún así, quería intentarlo.

-No soy muy bueno cantando, pero... -sacó la guitarra de la funda, y se la colocó, en una esquina había un puff cuadrado, donde se sentó y respiró profundo- Espero que te guste.

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