Capitulo 4.

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Narra tweek.

¿Por qué de todas las personas tenía que encontrarme específicamente con él? Maldije internamente mi suerte, y es que aunque quisiera no podía despegar mi vista de sus ojos cafés claros, sentía mis mejillas poco a poco sentirse más cálidas de lo normal, rápidamente volteé mi mirada hacía la otra persona, que al parecer no entendía nada de lo que pasaba por que miraba con una mueca extraña en su rostro, me apuré a hablar.

-¿Qué desean ordenar? – Dije intentando sonar tranquilo, cosa que me resultó realmente difícil ya que la mirada del chico pelinegro no se apartaba y eso lo podía notar por el rabillo de mi ojo. –

- Yo quiero una hamburguesa, por favor. – Anoté en mi libreta el pedido del que parecía ser su amigo. – Craig...¿no vas a pedir? – No quería dirigir de nuevo mis ojos hacía los de él, pero instintivamente lo hice, nunca le pregunté su nombre, pero ahora lo sabía, y por una parte me alegre por esto. –

- Creo que lo mismo tuyo. – me volví a perder en sus ojos, pero ahora el que giró la cabeza hacía otra parte fue él. -

Luego de escribir los pedidos fui al mostrador a enseñárselos al señor que cocinaba y preparaba la comida. De vez en cuando sentía una mirada encima de mí, y como lo deduje, era él, no podía concentrarme  y era algo que ni yo mismo me explicaba, deseaba olvidar todo lo que pasó la noche anterior y no haberlo conocido, seguramente luego se burlará de mí, o quizá les diga a sus amigos que estuvo a punto de acostarse con un adolescente borracho; esas ideas rondaban en mi cabeza cada vez que lo veía, pero debía centrarme en mi trabajo. Mis momentos de tranquilidad duraron poco cuando me llamaron para entregar el pedido en aquella mesa, el temor volvió a mí rápidamente, fui hacía ellos y dejé el pedido en su mesa, cuando estaba a punto de irme sentí un jalón en mi brazo haciendo girar todo mi cuerpo. 

- ¿Me vas a ignorar? – Una sensación angustiadora se formo en mi estómago. –

- No te estoy ignorando, tú y yo no tenemos nada de qué hablar, así que ¿me dejas trabajar? – me zafé de su agarre y sin dirigirle la mirada fui al mostrador a seguir con mi trabajo, ¿Por qué dijo que lo ignoraba? No nos conocemos, ni nunca irá a algo más allá que eso. –

Pasaron unos largos minutos hasta que vi que se dirigieron hacía la salida, sentí un gran alivio en mi pecho, verlo me provocaba sensaciones inexplicables que no quisiera sentir más.

Llegó la noche y ya casi era hora de irme, retiré mi vestuario de trabajo y organicé con mis otros compañeros para cerrar. Tras la ventana vi una silueta que no supe identificar por lo oscuro que estaba, le resté importancia y me despedí para dirigirme a la salida, cuando salí escuche casi como un susurro una voz que dijo ''por fin te vuelvo a ver'', esa voz que nunca más quisiera escuchar en mi vida. Mis manos comenzaron a temblar y sentía miedo, miedo de volver a ver su cara y que los recuerdos que tanto me costaba olvidar golpearán mi mente. Con temor giré lentamente mis talones quedando cara a cara, su rostro en estos dos años no ha cambiado nada. Sentía un nudo en la garganta y era incapaz de formular una palabra, hasta que él volvió a hablar.

- Tweek...estuve buscándote por mucho tiempo. - ¿Buscándome? ¿para qué? ¿después de todo el daño que me hizo? –

- Pete, ¿para qué me buscas? ¡No quiero verte más! No quiero que me vuelvas a hacer daño, ¡no quiero que vuelvas a ilusionarme y usarme como tu maldito juguete! Porque eso es lo que hacías, ¿no? Quiero que te alejes de mí...no te quiero volver a ver. – Mis ojos  empezaron a humedecerse y cada vez los sentía arder más y más, pero no me importo, no quería que me usarán de nuevo, ya no más.

  - Sabes que no te quise hacer daño, sé que estuvo mal lo que hice...¡pero entiende! Algo de una noche no se compara con una relación de un año, yo te am- No podía seguir escuchándolo, mentía, él nunca me quiso. –

- ¡Cállate! No fue solo eso...a lo último siempre me trataste como quisiste, como si yo no tuviera sentimientos, y lo aguanté, lo aguanté por ti, yo te amaba, pero tú ni siquiera te percataste de eso, me hacías daño...con tus palabras hirientes, tus enojos que yo aguantaba y cargaba como un costal, los problemas tuyos eran míos, pero tú, tú solo te preocupabas por lo que dijeran los demás, y eso no era vida para mí, ¡y no quiero volver a ese infierno en el que tú mismo me metiste! – No aguanté y las lágrimas empezaron a despojarse de mis ojos mojando inmediatamente mis mejillas y haciéndome sentir ese sabor salado que tanto odiaba, odio llorar y más al frente de esta persona, de la persona que me destrozó diariamente hasta hacerme desplomar.

Hubo un largo silencio, sentía su presencia al frente mío, no decía nada, no era capaz de mirarlo a la cara, me siento patético, débil y vulnerable con él, siempre es lo mismo. Sin más, me volteé e iba a seguir caminando, hasta que volvió a hablar.

- Yo...luchare por ti. – Sin más, seguí caminando rápidamente, quería llegar a mi casa y dormir, olvidarme de todo, de él por lo menos unas horas. Las lágrimas seguían cayendo contra mi voluntad, no podía dejar de llorar, mi paz y tranquilidad se fueron al demonio, siempre pasa algo malo cuando me están yendo bien las cosas, siempre es lo mismo, pero no puedo hacer nada contra eso.
Cuando por fin llegué al departamento entré directamente al ascensor, por suerte estaba solo así que aproveché a limpiar mi cara de las lágrimas que quizá estaban marcadas, salí del ascensor y camine rápido, casi corriendo para entrar y encerrarme allí, pero mi mala suerte me perseguía, sin querer choqué con alguien, y no era cualquier alguien, era Craig.

  - Mierda...- Susurre para que no me escuchará, me pegué contra el brazo de él, por lo menos el dolor era soportable. –

  - Lo siento tweek. – De un momento a otro se detuvo a mirar detenidamente mi rostro, por lo que opté por mirar hacia otro lado. – ¿Estabas llorando? – ¿Cómo supo? ¿es demasiado obvio?

- Eso a ti no te incumbe... – iba a avanzar, pero fue más rápido y se hizo al frente mío. -

  - Tweek, ¿acaso me odias? – ¿Lo odiaba? No, claro que no, pero lo veía y tenía un sentimiento que me hacía parecer extrañamente intimidado y desconfiado, es algo normal que no confíe mucho en la gente. –

- No te odio, solo que... me siento extraño aún por lo de ayer. – Al recordar esto me avergoncé y agaché mi cabeza, sus ojos me miraban tan profundamente que me intimidaban. -

  - Solo...quiero que seamos amigos y simplemente olvidemos lo que paso, sé que es algo que no se olvida de la noche a la mañana, pero...no quiero que después de eso seamos unos desconocidos, ¿entonces...aceptas? – Levanto su mano al frente mío, me pareció muy tierno tal acto, ¿cómo decir que no? –

- Acepto. – Los dos soltamos unas risas al tiempo y estreché su mano, luego la soltó y dirigió su mano a mi cabello y empezó a sobarlo, provocando leve cosquilleo en mi cuerpo y haciendo que mis ojos se dirigieran a los suyos, por un momento me hipnotizaron y me perdí en sus pupilas  olvidando por completo lo que había alrededor mío, reaccione cuando se escuchó un ruido proveniente de mi estómago, tenía hambre.

  - Veo que alguien tiene hambre. – Habló el pelinegro con una sonrisa de lado quitando su mano de mi cabello, por lo que sentí un frío por la ausencia de esta. - ¿Quieres cenar conmigo? Acabo de venir de comprar algunas cosas. –

  - No lo sé...no quiero incomodarte. – Y era verdad, no quiero causarle molestias por mi culpa. –

  - Mira que te estoy invitando, por favor. – Dijo haciendo cara de perrito regañado, creo que no sería mala idea solo por esta vez. –

- Bueno... está bien, pero solo por ésta vez. – Asintió con una sonrisa y nos dirigimos a su departamento, los recuerdos instantáneamente vinieron a mi mente, pero ladeé la cabeza intentando alejar todos esos pensamientos. –

Caminos Unidos.Where stories live. Discover now