P2: Capítulo 24

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—Ven —pidió Alhaster viéndose emocionado por la perspectiva de revelarme todo lo que hasta entonces desconocía. Tomó mi mano derecha para hacerme bajar de la roca y guiarme por las hermosas flores, muy parecidas a margaritas, que mostraban un tono verde en el centro, el mismo que se iba degradando a blanco en las puntas—. Te explicaré todo.

Mientras más nos adentrábamos en el claro, con más insistencia mi corazón me indicaba que estaba en el lugar correcto. Todo en lo que podía pensar era en que marcharme sonaba incorrecto y que ese mundo, tan extraño como se veía, era mi lugar. Alhaster nos detuvo y me indicó el capullo de una flor sin abrir.

—Esto se llama Inaeternum —dijo—. ¿No es hermosa?

—Es... —como el resto, la flor también se abrió, liberando polen dorado—. Es mágico.

—La esencia de esta planta, colocada en un arma, puede matarme. Su capacidad de inhibir cualquier magia hace el trabajo.

—¿No te afecta estar aquí, rodeado de ella? —pregunté asustada al enderezar mi postura y encontrarme con sus ojos cargados de ternura.

—Es solo una flor, princesa. En esta forma, es inofensiva. —Sonrió al tomar la planta con su mano libre—. Si un curandero lo usa, puede transformarla en una medicina muy efectiva, pero en un arma es mortal.

Mi protector acortó con sutileza la distancia que nos separaba al juntar la punta de sus botas con mis zapatos. Su respiración chocó con la mía y mis pulsaciones aumentaron por segundos. Sentí acumularse la sangre en mi cuello y mejillas. Los nervios jugaban en mí contra y tenerlo tan cerca no ayudaba a mantenerme indiferente.

—Fa-falta... la segunda co-cosa que puede matarte, Alhaster.

—¿Aún no lo adivinas? —cuestionó al entrelazar sus dedos con los míos, haciéndome estremecer—. Ilora, tú eres quién puede dañarme... y, al mismo tiempo, quién puede salvarme.

¿Mariposas? No, esas no se comparaban con el estremecimiento que recorrió cada una de mis terminaciones nerviosas.

—Alhaster —pronuncié su nombre al perderme en sus hermosos ojos, y suspiré cuando juntó su frente con la mía.

—Quiero probar una cosa... —susurró al ladear su cabeza hacia la derecha, mientras entreabría sus labios, muy cerca los míos.

¿Me besaría?

Nuestras manos se soltaron de forma sincronizada, por lo que aproveché para llevar las mías a su cuello. Alhaster me rodeó por la cintura, atrayéndome por completo contra su cuerpo y creando un suave hormigueo en mi espina dorsal. Tragué un nudo al sentir su cálido aliento y puedo decir que, de no haber sido por su agarre, habría caído, pues mis piernas perdieron toda rigidez.

—No creo que Haru nos enviara juntos para esto —bromeé un poco.

—Creo que Yamato tiene mejores cosas en que pensar ahora —replicó, respirando demasiado cerca de mí.

Cerré los ojos en respuesta, pero el sonido de una rama crujir y un aplauso hizo que Alhaster soltara un quejido de odio y se alejara casi de inmediato.

No pude recuperar el aliento tan rápido. Era como si hubiera corrido una maratón y mi corazón en cualquier momento pudiera estallar en mi pecho. Por ello, di la espalda a nuestro invitado, segura de que mi rostro delataría más de lo que en realidad había sucedido.

—¿Para esto saliste corriendo en el corcel? —intervino una sensual voz que reconocí de inmediato y con la que toda la vergüenza fue apagada para terminar en risas—. Ilora, los dragones impresionan, no lo vamos a negar, pero un sexy lobo como yo debería ser mejor opción siempre.

CDU 1 - El despertar de Ilora [GRATIS]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora