P2: Capítulo 35 [Final]

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Con la confirmación del elfo de que el camino era adecuado para escapar volando si había necesidad y sin que los límites de la Ciudad Capital y las ordenes reales fueran violadas, continuamos nuestro camino, alertas y conmigo en el lomo de Alhaster.

El cielo ya era un manto oscuro, pero detenernos no era una opción. No cuando el bosque ofrecía tantas ventajas a nuestros enemigos. Las rutinas habían cambiado y, con la información de Castiel, se decidió cubrir tanto terreno fuera posible de noche, de manera que no nos capturaran con la guardia baja. Mientras que, tomaríamos descansos durante el día, cuando los caídos no se mostrarían. Se estimaba que, manteniendo un buen ritmo, podríamos estar en el puerto élfico la siguiente semana.

Estaba riendo por una broma de Castiel dirigida a Brennan, cuando el sonido de una bandada de pájaros, sacudiendo los árboles al salir volando, nos hizo detenernos. Las aves sobrevolaron nuestras cabezas y el silencio nos envolvió. Sentí un escalofrío recorrerme y todo lo que hice fue observar a mi alrededor en busca del origen del miedo de los animales.

Mis manos sostuvieron las ásperas escamas de mi dragón que se mantenía calmo y los chicos empezaron a acercarse, cerrando los espacios que nos separaban. Haliee incluso subió al lomo de Luigi y Brennan tomó forma de lobo.

—Están cerca —indicó Castiel, tomando una flecha de su carcaj—. Jamás podremos escuchar sus pasos ni su respiración, pero sí podremos sentir su presencia. El abrupto descenso de la temperatura les dirá cuándo actuar.

—Ante cualquier indicio, Ilora volará conmigo —informó Alhaster—. No arriesgaré su vida.

—Que alguien más este con ustedes —convino mi padre—. Cassie, por favor, ve con ellos. Es bueno que la magia a distancia les ayude al escapar.

Negué con rapidez. Todavía no ocurría nada y ya estaba asustada por perder a cualquiera. Separarse siempre salía mal en los libros y las películas. No podía ser la única que lo pensaba.

—¿Y ustedes? No pueden quedarse...

—Su objetivo eres tú, no nosotros —intervino el elfo—. Podremos evadirlos con facilidad, si te marchas.

Haru asintió, confirmando sus palabras, pero no pude tranquilizarme. Si esas criaturas eran la mitad de terribles de lo que me habían dicho, nadie saldría ileso con la facilidad que declaraba Castiel. Bastaba observar las montañas que se alzaban imponentes a nuestros costados, siendo un escondite potencial, para reconocer que la geografía no nos favorecería de darse una emboscada.

—Están aquí —declaró Alhaster.

Me enfoqué en percibir cualquier alteración en la oscuridad, ya fuera escuchar un movimiento o ver una silueta entre los árboles cercanos. Sin embargo, no hubo nada. Al menos, no hasta que el frío escalando por mi columna vertebral se manifestó de la forma en que lo dijo Castiel.

Cassie subió sobre Alhaster con una velocidad abrumadora y, poniéndome detrás de ella, con sus delicadas manos comenzó a trazar líneas brillantes en el aire. Luces que, sin ningún patrón normal, huyeron de sus dedos y se perdieron en el bosque, creando estelas que se apagaban en el camino.

Intento descubrir compañía, dijo Cassie en mi cabeza, respondiendo mi interrogante no planteado.

—Es hora —confirmo, Alhaster, obteniendo una mirada de aprobación de papá—. Luigi, ¿estás listo?

—A tu señal —informó mi padrino.

Vi como Cassie desplegaba sus alas y mi mano se deslizó hasta posarse en el mango de mi espada. Estaba lista para la acción, tantos días entrenando debían de dar frutos. Sin embargo, no se me permitió hacerlo y, en su lugar, supe lo que significan los mensajes de los dragones, que completaron en perfecta sincronía una hazaña que dejó inertes a cinco serpientes oscuras que salieron disparadas hacia nosotros. Alhaster había despegado, lanzando un rugido y Luigi, al instante, dirigió una llamarada al lugar que habíamos ocupado.

CDU 1 - El despertar de Ilora [GRATIS]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora