P1: Capítulo 7

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Recién me incorporaba al tráfico, cuando noté que Alhaster había dejado de tomar la cerveza y mantenía la mirada perdida en la carretera. No lo recordaba como una persona introspectiva, pero aquél momento de silencio me confirmó una vez más que los últimos dieciocho años habían sido difíciles para él.

Por un momento, consideré permitirle aquella ausencia; sin embargo, frente al cambio de un semáforo, decidí que no tenía que ser de ese modo. Aún éramos amigos y todavía podía tratar de entender cuán difícil había sido. Recordé que no habíamos terminado la conversación de más temprano y decidí que esa era una buena forma de empezar una conversación.

—¿Alhaster? —cuestioné, llamando su atención.

—¿Sí? —La cerveza en la mano del dragón tembló y pareció como si apenas recordara que había estado sosteniéndola durante los últimos cinco minutos.

—¿Qué hay sobre Kay? Esta mañana no pudimos hablar bien.

El intento de Alhaster de tomar un sorbo de su bebida fue interrumpido y todo lo que obtuve fue un suspiro. Arranqué el auto una vez más y, aunque no miré al dragón, supe que la respuesta que me daría no lo hacía feliz.

—La verdad es que no lo sé. Es como si estuviera frente a mi hermano, pero a la vez tuviera que pensar demasiado antes de dirigirme a él. Y tal vez ni habría notado su nivel de enajenación si no es porque, antes de venir aquí, fui abordado por miembros de mi Concejo para que relevara a Kay como mentor de los Nigrum Regnum.

—Eso no suena como Kay —señalé. Nunca había sido la persona más cercana a él, pero recordaba bastante bien al dragón como uno preocupado, incluso más que Alhaster, por el lugar de los dragones en Umbrarum.

—Pues ve a decírselo a él, a ver si te escucha. La última vez que hablamos casi lo golpeo porque no solo ignoró mi llamado de atención, si no que tergiversó lo que le dije y se comportó como un idiota insensible.

—Insensible siempre fue.

—No lo bastante, créeme. Ese día me dijo que todo lo que me ocurría es que estaba celoso de que él sí pudiera compartir con su protegida y que debía dejar de ser un iluso y entender que, si no había aparecido los últimos dieciocho años, era probable que Ilora estuviera muerta.

Tuve que reprimir el adjetivo apropiado que pensé para Kay en ese momento porque aquél seguía siendo su hermano, pero Alhaster no pareció necesitar mi ayuda, ya estaba lo bastante enojado por sí solo.

—Maldito imbécil —escupió—. Quisiera escucharlo una vez más ahora.

—Te diría que también, pero tu descripción previa me hace querer tenerlo lo bastante lejos de mí —bromeé, intentando aligerar el ambiente y pareció funcionar porque Alhaster rio por lo bajo.

—¿Miedo de que recuerde tu última borrachera?

Habiendo recuperado su actitud dicharachera, el dragón tomó una vez más de la cerveza.

—Por favor, olvidemos eso —pedí, estremeciéndome—. No pude mirarlo todo el mes.

—Vamos, que siempre has sido sincero y le dijiste lo que pensabas.

—¡Le dije que sus rugidos parecían maullidos de gato! —Al decir esto, Alhaster largó tamaña carcajada que escupió la cerveza que estaba tomando en mi parabrisas—. ¡¿Pero qué hiciste?!

—Lo siento... es que... —No dejaba de reír—, no lo recordaba con tanta precisión...

—Estuve semanas enteras mirando el cielo y a mis espaldas con miedo de que se me apareciera de la nada —recordé, siendo contagiado por sus risas.

CDU 1 - El despertar de Ilora [GRATIS]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora