Cap#7

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El resto del viaje lo pasamos hablando sobre las canciones que ponían en la radio. Por un momento se me ocurrió preguntarle por qué era tan diferente a los otros chicos del instituto. Quería saber cómo era su vida, quería saber sobre él. Pero mejor decidí callarme la boca y no decir cosas de las que luego me arrepentiría. Aunque no me quedaría con la duda, de algún modo iba a descubrir quién era Aaron realmente.

— ¿Qué hora es?—pregunte, tenía mi reloj en la mano pero no tenía ganas de moverme.

— Las doce. ¿A qué hora dijiste que llegarías?

— No le di una hora exacta pero supongo que estamos bien. Ya me quiero ir a dormir. ¿Cuánto falta?

— Diez minutos, más o menos. ¿Tienes sueño? Si no has hecho nada.

— ¿Acaso no puedo estar cansada?

— Sí, pero sería decente que pudieras decir el motivo por el cual lo estas, no crees?— sonrió y giró su cabeza hacía mí, me limité a sacarle la lengua y volver a mirar por la ventana.

— Espero que esta sea la última vez que esté en tu auto. No me gusta.

— Créeme que esta no será la última.

— ¿Cómo sabes?— le eché en cara—. Si no te vuelvo a dirigir la palabra nunca más, jamás podrás subirme a tu auto de nuevo.

— Pero si sigues viniendo a fiestas así creo que tendré que llevarte unas cuantas veces a tu casa.

— Déjame aclararte que yo no te iba a dejar, fuiste tú quien agarró mi celular y le dijo a mi madre que me llevarías.

— ¿Cómo pensabas volver?— dijo a su defensiva— ¿caminando? Hace veinte minutos que estoy manejando imagínate cuanto tiempo tardarías si volvías caminando.

— No te tendría que importar lo que hago.

— Pero me importa y más de lo que tú piensas.

A decir verdad esto último me calló la boca. ¿Le importaba a Aaron? ¿Acaso no le importaba que a veces lo tratara tan mal? Me callé, no estaba nerviosa ni mucho menos pero ya no sabía de qué hablar. Sí cambiaba de tema se daría cuenta de que me pareció bastante incomodo que haya dicho eso.

— Ya estamos por llegar— dijo luego de cinco minutos—. ¿Aún sigues cansada?

— Sí.

— La mayoría de los adolescentes no duermen hasta mínimo las tres de la madrugada.

— ¿Tu eres uno de ellos?

— Se podría decir. Esta noche no iré a casa, me juntaré con unos amigos... si es que así puedo llamarlos.

— ¿Amigos? ¿A dónde irás?.— pregunte curiosa, no debería de importarme su vida pero ya que.

— A jugar al billar, hay un bar a unos cuantos kilómetros de aquí. Voy cada tanto

— ¿Apuestan?— la curiosidad mato al gato, Daniella, cállate conciencia.

— Sí. ¿Cómo crees que conseguí este auto?.

Al parecer Aaron noto mi cara de sorpresa y comenzó a reír. ¿Un bar a varios kilómetros de aquí? Eso no sonaba muy seguro y menos si a eso se le sumaban apuestas como estas.

— ¿Este auto... lo conseguiste jugando al pool?— pregunte sorprendida—. Es peligroso, cierto?

— Sí, y comparado a lo que apuestan algunos este auto es nada. Claro que es peligroso, nunca se puede estar tranquilo estando allí. Alcohol, armas escondidas... no es gente con la que uno puede sociabilizar.

Disclosure [ En Pausa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora