Cap 18

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-¡Meliodas, a la izquierda!-El rubio se agachó, Blu saltó sobre el y de un puñetazo mandó a un alto demonio gris a la otra punta de Camelot.Arthur y algunos de sus caballeros sagrados estaban ofreciendo, inservible, pero algo de apoyo para este grupo.Meliodas se pasó la manga por la frente, perlas de sudor se habían formado en ella, para luego devolverle una sonrisa a la peliblanca. Se entendían,fuera del campo de batalla no, pero en el era como si se leyensen la mente. Formas de pelear semejantes.

-¿¡Como vas, Escanor?! - Meliodas remató un demonio rojo con una patada. Giró la cabeza y se encontró al moreno sentado al lado de unos caballeros, charlando y sorbiendo una taza de té que, a comparación de su enorme cuerpo, era ridícula.

-¡Yo me encargo! -les gritó-disculpe, mesieu. - Dejó la enana taza al lado de un caballero, con una armadura verde fangoso, y el pelo morado.-¡¡Cruel Sun!!-Un sol apareció en la mano del orgulloso y la lanzó como una pelota de fútbol, hacia el bosque. Los demonios se desintegraron pero la llama de aquel ataque no, se avivaron con la madera. Los caballeros intentaron apagarlo pero era imposible. Fue ahí cuando Merlín se hizo visible, gritó unas palabras en una lengua muerta y una masa de agua se desplomó sobre el incendio.Cuando se retiraban hacia la taberna, solo quedaba del incendio pequeñas hileras de humo gris y el olor a quemado en el aire.

-¿Que tal vuestra misión? -Elizabeth y Diane, caminaban a la par. Blu también estaba, pero distante,como absorbida por algo. Se centraba única y exclusivamente en el rítmico caminar de sus pies. Los brazos, se movían al lado de sus caderas, el arco que surcaban era demasiado extenso, ese movimiento no era natural, no le pertenecía ella. El sol brillaba aquel día, en uno de esos mecánicos movimientos de brazos,la luz se reflejo en el brillante brazalete que aún llevaba e impedía demostrar todo su poder. Era un castigo. Así fué como volvió al mundo real y escuchó a Diane llamarla por enésima vez.

-¡Si! - tropezó con una piedra,dió tres saltos a la pata coja y antes de que Elizabeth pudiera ayudarla ya se había reincorporado.

-Diane esbozó una amable sonrisa,parecida a la de una madre preocupada por su hijo. - Digo¿que qué tal la misión?

-Se encogió de hombros-¿Vosotros?

-Demasiados heridos-Elizabeth se lamentó de si misma, un cuarto de hora antes un niño había muerto entre sus brazos, el daño era demasiado grave para que se salvara.-¿Que haremos ahora? - preguntó entre suspiros y sollozos.

-Lo más lógico es esperar... - Diane miró a Blu, buscando que la frase continuara.

Un Dragón Entre Los Pecados Capitales . (Ban)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora