Capítulo 7.- Solo déjenme (no tan) solo.

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Muerdo una galleta de avena, es lo único que he comido en los últimos tres días.

Para ser sincero no he podido superar el golpe de que todo lo que alguna vez tuve ahora ya no existe, y es por eso que ahora vivo en una manta mientras como galletas de avena.

Ni siquiera he querido ver en que se ha trasformado este horrible traje, he bebido el mínimo de agua pero aun así he tenido que usar el baño y debo decir que eso solo le sumo puntos a mi depresión. Digo no es que orinar sea muy diferente ahora que tengo una... si eso, pero aun así al sentarme siento que perdí algo realmente importante.

Mientras me revuelco en mi desesperación oigo que tocan a mi cuarto.

"Hola, ¿estás bien?"

Una linda voz vino del otro lado de la puerta, la verdad ya esperaba esto, quiero decir llevo encerrado aquí varios días, es natural que se preocupen.

"Si, todo bien."

Conteste, realmente preferiría quedarme callado pero no debo, eso solo me dará mas problemas.

"¿Puedes salir un momento?"

"No, por favor déjame solo."

"¿solo?... Sabes, realmente solo preguntaba por educación, de igual forma voy entrar."

Sin darme tiempo de reaccionar, escucho como el cerrojo se abre, yo sin saber qué hacer, hago la técnica secreta definitiva.

¡Me hago bolita debajo de la sabana!

No pasa mucho tiempo cuando alguien jala mi sabana lo suficientemente fuerte como para volar en el aire y caer de cara al piso.

Delante de mí, ahora estaba una linda chica de uno 17 o 18 años, la chica tenía una figura atlética, con unos pechos más modestos que pequeños, pero unas largas y bien tornadas piernas.

Su rostro era lindo, pero tenía esa vibra llena de vida que por lo general solo ves en un niño, su cabello era rojo claro, casi anaranjado el cual simplemente caía de forma irregular hasta sus hombros, era evidente que solo lo había dejado crecer.

"¡Oh! ¡La casera dijo que eras linda pero creo que se quedó corta!"

Sus ojos brillaron intensamente casi podía ver estrellas volar de ellos, yo solo me quede como idiota viéndola, debo decir que odio ser tan corto, esta chica era alta de por sí pero con mi altura tendría suerte si alcanzaba su pecho.

"¿Qué estas usando?"

No tengo idea, pero creo que escuche uno cascabeles cuando me tiraste de la cama por lo que no debe ser nada bueno.

"Párate, déjame saborearte... digo verte bien."

¡Dijiste saborear! ¡No me engañas!

Intente salir corriendo, más bien gateando pero la chica me atrapo y me cargo sin problemas...

Sé que apenas y peso algo pero ¡esto está mal! Una chica joven no debería de poder cargarme como a un niño.

"¡Oh! Es un traje de bufón, hasta tienes tu lindo gorrito."

Dijo esta maldita mientras sacaba un gorro de bufón negro con lunares de colores de la cama, el cual probablemente se me había caído.

Resignado voltee al espejo del cuarto y logre ver lo que estaba usando, el atuendo era malla entallada de color negro que marcaba todas las curvas de este cuerpo, lleno de lunares de colores y extraños adornos aquí y halla con cascabeles, incluso cubría mis pies como un mameluco, y no creo que fuera sorpresa que terminaran en una larga y retorcida punta.

No fue hasta ese momento que sentí el traje, no era incomodo, pero el hecho de sentir como apretaba mi entrepierna y lo peor que no había ningún montículo que se opusiera en esa suave colina era exasperante.

"Pero... sabes una niña no debería hacer eso, si te pones cosas en el pecho, no van a crecer de verdad."

"¿De hablas?"

Ciertamente conteste por reflejo, no es que sea vanidoso o algo pero es fácil perderse en la extraña belleza de este nuevo cuerpo.

"¡De estas pelotas de aquí!"

Con esas palabras me dio un golpe en el pecho que solo provoco que esa para nada pequeñas colinas se sacudieran violentamente.

"¡Kyaaaa!"

No voy a negarlo, pero la extraña mezcla de dolor y placer hiso que soltara un buen grito de niña... aun que con esta nueva voz mía cualquier grito será un grito de niña.

"Vamos, no juegues..."

La chica salto sobre mí y abusando de su gran ventaja de altura metió su mano debajo de mi ropa.

La extraña sensación al sentir como manoseaba y acariciaba esa zona de mi cuerpo, provoco que pequeños gemidos escaparan de mi boca.

"¡Que! ¡Son reales!"

Con todas mis fuerzas logre sacarle de encima de mí y corrí hasta una esquina del cuarto.

"¡Atrás pervertida! ¡Si te acercas, no respondo!"

Grite a mi atacante, había bajado la guardia porque era una chica, pero ella es peligrosa.

"¡No soy una pervertida! Yo... yo solo... "

¡¿Eh?!

Sin darme chance de nada, la chica se hinco y comenzó a llorar mientras me suplicaba.

"Lo siento.... No quería...."

La chica lloraba amargamente.

Debo confesar que soy malo para estas cosas.

"Si ya... está bien, solo deja de llorar.... ¿Sí?"

La chica salto contra mí y comenzó a llorar en mi pecho.

"Gracias, ¡eres tan buena chica!"

¿Qué sucede con esta mujer?, ¿no es demasiado emotiva?

En ese momento una penetrante mirada callo sobre las dos y nos congelamos en un instante.

"¿Se puede saber que hacen ustedes dos?"

Ambas volteamos lentamente, hasta que vimos a la casera, aquella anciana que me había rentado este cuarto, en el marco de la puerta.

Ambos pasamos la próxima hora hincados escuchando un largo sermón de cómo comportarnos con propiedad, y no estoy seguro de como termino así pero me castigaron a ayudar a comprar las cosas para la comida junto con la loca pervertida.

No hubo forma de negarme después de todo esa mirada tenebrosa es más de lo que yo puedo hacer, curioso pude enfrentarme a un par de soldados psicóticos, pero unos ojos de desprecio de una anciana son más de lo que puedo soportar.

"Vas a salir ¿así?"

"Estará bien siempre y cuando lleve la capa."

Resignado me puse mi capa, deseando volver incluso antes de siquiera salir.

"No me refiero a eso, sino que ¿vas a salir sin el sombrero? ¿No te sentirás vacía por defraudar al disfraz al llevarlo incompleto?"

"¿De qué hablas pervertida? ¡Vámonos!"

"¡No soy una pervertida!"

Sin prestarle atención, salgo de la residencia y comienzo a caminar lo más rápido, esperando perder a esa loca, bueno por lo menos lo intente hasta que me di cuenta que no tengo idea de adonde ir.

Avalon Aunque sea una niñita cambiare este mundo con el poder entre las comillasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora