Capítulo 8.- Solo (no) quiero hablar.

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"Lo primero que debemos hacer es ir a pagar los impuestos."

Dijo aquella chica rara, yo por otra parte solo la estuve siguiendo esperando poder volver rápido a mi cuarto, aunque tampoco es que vaya a hacer mucho, pero aun no tengo los ánimos para otra cosa.

Esta chica tarareaba, completamente fuera de ritmo mientras caminábamos.

"Si no quieres que nadie vea tu disfraz, deberías cambiarte."

Si tan solo pudiera cambiarme... aunque pensándolo mejor, igual usaría la capa, no me gusta la forma en que la gente me mira, la mitad me mira de la misma forma que verías a un lindo gatito y la otra mitad como si fuera un filete de carne.

"¿Porque no caminamos en silencio?"

"¡Te juro que no soy una pervertida! ¡Por favor perdóname! ¡Ser odiada por un niño es insoportable!"

Por algún motivo ella ahora está rogándome mientras se cuelga de mi capa. Ahora la gente nos está observándome...

"No estoy enojado contigo así que ¿Podrías soltarme?"

"¡Pero no quieres hablar conmigo!"

No, no quiero, ¡Estás loca! Y yo sumamente deprimido como para que me importe, pero si eso hace que dejes de llorar sobre mí.

"Está bien, platiquemos."

En cuanto dije aquellas palabras sus ojos se iluminaron como estrellas y una sonrisa se manifestó en su rostro, odio admitir que se veía jodidamente linda, supongo que una sonrisa siempre es mejor que una mueca, incluso en las chicas dementes.

"Por cierto, no soy un niño."

"Eso es obvio, eres una hermosa niñita."

Como si su estallido de tristeza hubiera sido una mentira ahora había vuelto a su estado lleno de júbilo.

Además no es necesario que me lo recuerdes.

"No me refiero a eso, no soy un niño, tengo 24 años."

Una muy linda risa fue emitida por la pelirroja ante mi afirmación, era una genuina risa llena de encanto, pero todo aquello solo hizo que fuera más hiriente.

"Vamos, es cierto que me ganas... en ese departamento, pero si vas a mentir en tu edad por lo menos di algo más realista como 15 años, aun que aun así lo dudaría."

"¡No miento!"

"Muy bien, imaginemos que te creo."

Esa sonrisa que contenía su risa, solo me hizo sufrir más y más. Creo que no tengo forma de comprobarlo, digo, puedo mostrarle mi hoja de información, pero ya que soy el único que puede hacerlo, no hay garantía que aun así lo crea.

Sin muchas ganas de querer seguir discutiendo decidí mejor cambiar el tema.

"Entonces ¿Cuál es el plan?"

"Primero vamos a pagar los impuestos en la alcaldía, después vamos a comprar la comida para la cena de esta noche, en ese momento puedes volver a la pensión yo tengo un asunto pendiente, aunque no me molestaría que me acompañaras."

Todo era muy normal. Para ser sincero no sé qué esperaba.

Mientras caminábamos y me veía obligado a seguir atrapado en esta charla ociosa llegamos a un enorme edificio. Al igual que todos los demás tenía un acabado gótico lleno de gárgolas, pero su tamaño era tres veces más grandes que los demás, además que tenía cuatro campanarios en la cima de cada una de sus torres, las cuales estaban ubicadas en cada una de sus esquinas, justo encima de la entrada se podía leer "Alcaldía de la ciudad del lago del..." al igual que en el letrero dela ciudad la última parte estaba borrada.

Avalon Aunque sea una niñita cambiare este mundo con el poder entre las comillasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora