"Vaya la mocosa maga ya viene preparada, incluso tiene unos pechos más que suculentos."
Dijo uno de los hombres que nos capturaron, después de quitarme la capa y aventarla por allí.
"¡Oye, no tires esa capa, se ve cara, bien podríamos venderla!"
Grito su grasoso jefe el cual estaba recargado en la pared observándome detenidamente, realmente no creo que alguna vez pueda acostumbrarme a que los hombres me miren con lujuria, no es que muchas mujeres lo hicieran antes, de hecho creo que lo hacen más ahora... ¡No es momento de revivir traumas del pasado!
"Es una pena que no podamos quitarle la ropa con las esposas puestas, aunque ese leotardo ajustado no es que deje mucho a la imaginación."
El hombre gordo rio estridentemente mientras se acercaba y empezaba a estrujar mi pecho izquierdo y mi trasero, quería gritar y partirlo en dos, pero debía contenerme un poco más.
"Vamos no pongas esa cara, si utilizas este leotardo es porque ya deseabas esto."
No conteste, solo apreté los dientes y lo mire amenazante.
"Mira eso, la pequeña cree que puede hacer algo."
Con esas palabras un fuerte manotazo me golpeo, perdí el equilibrio y me caí sobre el piso, mas no puedo decir que me dolió. En verdad este cuerpo es impresionante.
El hombre me cargo y junto con Art nos arrastró hasta el sótano de este asqueroso cuchitril al que nos avían traído después de ponerme las esposas.
El lugar era como esperaba, una sucia celda que olía a orina y algo más, con otras 4 mujeres más.
Los hombres nos aventaron dentro de la celda, las chicas que estaban, era una mujer de largo cabello negro, quien tenía una mirada vacía la cual solo contemplaba la nada, no diría que era fea, pero esa cara sin vida sin duda le robaba cualquier encanto que pudiera tener; Otra chica era una niña de unos 12 años de cabello anaranjado el cual estaba todo esparramado en todas direcciones, la chica lloraba y gimoteaba en una esquina; Una mujer de cabello corto y negro quien tenía facciones muy finas y un cuerpo elegante y glamuroso, ella parecía dormir sobre el duro suelo de roca y por ultimo estaba una mujer de largo cabello castaño, que debería estar cerca de los treinta y era la mayor aquí, ella solo miraba fijamente al suelo.
"Con esto cumplimos la cuota."
"Bien vámonos."
Los hombres nos dejaron solos después de cerrar la reja con candado.
"¡Lo siento, todo esto es mi culpa!"
Grito Art mientras lloraba y me abrazaba fuertemente. Me gustaría devolverle el abrazo pero mis manos seguían esposadas.
"Cálmate, yo decidí esto, después de todo si hubiera querido los hubiera detenido."
Ante mis palabras un fuerte resoplido vino de la chica de cabello largo negro, aquella de la mirada perdida.
"Si claro, y era tu sueño ser usada como muñeca sexual por quien sabe cuántos depravados."
No creo que deba decirlo, pero sus palabras estaban cargadas con una gran rabia y cinismo.
Art la miro con enojo, pero no dijo nada, después de todo, supongo que entiende algo de lo que esa chica está sufriendo.
"No, pero pensé que talvez no éramos los únicos y si escapaba allí, no habría garantía que pudiera salvarlas."
Dije mis pensamientos de aquel entonces, es verdad, estas armas son muy lentas para disparar, no hubiera sido problemas salvar a Art con el hechizo de mercurio, pero temía esto, que hubiera más chicas atrapadas por esos imbéciles, mi débil conciencia no lo hubiera soportado.
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Avalon Aunque sea una niñita cambiare este mundo con el poder entre las comillas
FantasyUn chico se sienta en un parque mientras se cuestiona si su vida sirve para algo más que gastar aire, solo para ser "raptado" por el árbol en el que se recargaba. Su destino se ha entrelazado con un mundo completamente diferente al suyo, y gracias...