Capítulo 42 | Augusto.

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Después de hacer una especie de plan para estar preparados por cualquier cosa, los demás se fueron, Ale y Will querían estar solos un momento y dejar de pensar en guerras, Kayler tenia que ir a casa de su padre con la manada, bueno... y Thomas no me quería dejar sola.

—Thomas, Yube quizás necesita descansar, llévala a casa y recupera el tiempo perdido con ella —le dije.

Thomas entrecerró los ojos y me escaneó.

—¿Estas segura? ¿Carolina te irá a dejar? Sino me puedes llamar y yo vengo —insistió, agradecía que se preocupara por mi, era demasiado lindo y romántico.

—Si, Thomas —le sonreí, acercándome a él—. Carolina me irá a dejar —rodee su cuello con mis brazos. Rodeó sus manos en mi cintura atrayéndome más a él.

—Sabes que no puedo dejar que nada malo te pase, ¿verdad? —rozó su nariz con la mía.

Sonreí.

—Lo se —inhale su perfume, sintiendo el olor de Thomas, ese olor que lo caracterizaba. Rozó la comisura de sus labios con la mía, provocando que miles de mariposas en mi estómago salieran volando desenfrenadas. Lo miré a los ojos, esos ojos azules que tal parecían oscurecerse.

—¿Vas a besarme o que? —refunfuñe. Soltó una risita, para después asentir.

Sus labios se encontraron con los míos, mojados y fríos. Se movieron a ritmos sincronizados, lento y suave. Era increíble lo que Thomas me podía hacer sentir con tan solo un beso. Sentía mis piernas flojas y débiles, me sentía vulnerable y totalmente expuesta a él, dispuesta a lo que sea que me pidiese en tan solo un beso.

Se me escapó un jadeo en el momento en que nos separamos, quedando con nuestras frentes pegadas y los ojos cerrados.

—Te necesito —susurro—. Así que cuídate, ¿bien? Hazlo por mi —pidió. Abrí los ojos, alejándome un poco más a él para mirarlo.

Eleve una ceja divertida.

—¿Desde cuando te volviste tan romántico y protector conmigo? Hasta hace unas semanas te portabas cínico y te burlabas de mi —le recordé.

Thomas sonrió de lado y asintió con la cabeza.

—Lo siento, es que me parecías alguien tan inocente y me era imposible no molestarte —respondió. Le pegue en el hombro, cosa que hizo que riera más fuerte. —Eso no me dolió —se burlo de mi.

—Bueno, creo que ya es hora de irte —le dije, separándome un poco más a él.

Se hizo el ofendido.

—¿Me estás corriendo, pequeña Anne?

Le di una mirada aburrida.

—Tómalo como quieras, White.

Pero no, Thomas me atrajo más hacia el, dándome un beso rápido.

—Está bien, creo que llevaré a Yube a cenar y después hablaré de algo con ella —se separó de mi.

—Carolina y yo estaremos platicando de cosas así que estaré bien aquí —me cruce de brazos.

Yube estaba en el auto esperándolo.

—Nos vemos mañana para que nos vayamos juntos al colegio —se volvió a acercar y depositó un beso en mi frente.

—Está bien —Abrió la puerta principal y salió, dejándonos solas. Carolina había dicho que estaría en su habitación, así que subí las escaleras, caminé por el pequeño pasillo y abrí la puerta de su habitación, adentrándome. Ella estaba sentada en la cama al estilo indio con una extraña carpeta azul.

Escapándome del lobo ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora