Llevandome a la novia

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No me había dado cuenta de cuanto quería a mi mejor amiga, de como la quería hasta que tome la peor decisión de mi vida y la vi alejarse de mi poco a poco, tanto que las distancias construyeron barreras entre nosotros. Ella era relajada, solía verla como uno más de la pandilla, hasta que abri la maldita boca en aquel bar en el solíamos reunirnos a beber y jugar poker.
La lastime, se que lo hice y desperté en ella la necesidad de demostrar que era capaz de enamorar a cualquier hombre e incluso que este le pidiera matrimonio. De demostrar que era tan mujer como cualquier otra y que yo me equivocaba.
Y vaya que me equivoque.
Li cambio de la noche a la mañana, su cabello castaño sin cuidar paso a tener un tono más claro y corte sofisticado que dejaba a la vista sus hermosos rasgos acentuados con un maquillaje natural que nunca la había visto usar. Los jeans y camisetas sueltas fueron reemplazados por vestidos y pantalones más ajustados que me mostraron un cuerpo que no sabía que tenía.
Pero a pesar del cambio, ella seguía siendo mi mejor amiga, seguía siendo la chica a la que le gustaba jugar poker y ver partidos de fútbol, a la que tanto le gustaba apostar, quienes habían cambiado eran mis sentimientos hacia ella.
Hacia la mujer que no me había tomado el tiempo de mirar, porque había dado por seguro que no seria como las demás y a pesar de todo, ella era mucho mejor que cualquiera y ahora estaba a punto de perderla para siempre.
Miro a las nuevas amigas de Liz ir y venir por la pequeña habitación, cuando ella entra al lugar iluminandolo todo. Luce hermosa con el perfecto recogido que la estilista acaba de terminar y cuando sus ojos se encuentran con los míos, una sonrisa escapa de sus labios pintados se carmín.

—Me alegra que estés aquí Harry— murmura antes de abrazarme y me aferró a ella una última vez, porque no se si podré abrazarla de nuevo.

—estas hermosa— comentó y sus mejillas se tiñen de rojo, dándole un aspecto dulce tan propio de ella.

—Gracias y espero que la madre de Leo piense lo mismo— murmura con diversión alejándose de mi para tomar el vestido de novia en su funda y finalmente sacarlo con lentitud.
Un nudo se instala en mi garganta mientras la observó sonreír y los ojos me pican a causa de las lágrimas, porque estoy apunto de perderla para siempre.
Su momento ha llegado y siento como si me estuviera cayendo a pedazos, porque desearía estar en el lugar de Leonardo Smith, desearía ser yo quien le tome las manos y haga promesas, me gustaría ser yo quien pudiera abrazarla en los momentos de felicidad y consolarla cuando las cosas no vayan bien.

—Serás la novia más hermosa de todas— susurro sin poder evitarlo y sus ojos se posan en mi.

—y pensar que no creías que alguien pudiese pedírmelo nunca— dice y aunque no hay reproche ni enojo en su voz, se siente como un golpe bajo que me merezco.

—la mayor estupidez que alguna vez he dicho— admito con tristeza y se acerca a mi, para sentarse a mi lado, por lo que un pequeño recuerdo llega a mi memoria.

"Bailo alegremente junto a Li en el salón de mi departamento,  luego de haber bebido más de la cuenta y sin poder evitarlo reímos de lo estúpidos que nos vemos, pero no me importa hacer el ridículo si se trata de ella, porque por ella estoy dispuesto a todo.

Harry murmura cansada, sin dejar de sonreír y sin poder evitarlo tomó su rostro entre mis manos, para mirar atentamente cada rasgo de su cara.

Ella es hermosa, desde sus grandes ojos, rodeados por unas largas pestañas, su pequeña nariz hasta sus labios.

Imaginas de Harry Styles IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora