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Ahora mismo estoy buscando una casa dónde quedarme por lo menos un año e ir al instituto, pasar desapercibida, conseguir un trabajo limpio y graduarme... Fácil.

Me detuve momentáneamente para quitar la gota de sudor de mi frente que tenía dirección a mi ojo, había estado bajo el constante sol mucho tiempo y me sentía mal, agotada, exhausta y levemente mareada. Bufé sin ánimos.

Unos niños morenos y muy tiernos, pasaron por mis lados corriendo y soltando carcajadas inocentes y bonitas. Al parecer uno quería comprar helado primero que el otro ya que el carrito de helados estaba por irse y tenían dinero entre sus manos. Suspire con nostalgia.

Hace años mi hermano y yo corríamos por el jardín de nuestra casa para quitarle la última galleta de las que hacía nuestra madre a el otro, era por una de las pocas cosas que nos correteabamos hasta no poder sentir nuestros cuerpos. Las galletas de madre tenían un sabor tan diferente, tan único... Tan maternal...

Y ahora me encontraba sola, horriblemente desamparada y con un horrible sabor amargo en la boca; buscando asilo porque mi anterior hogar ya no podría alquilarlo más y me echaron con una semana de antelación. ¿A quién demonios se le haría fácil conseguir hospedaje en una semana? ¿Y en una ciudad tan costosa como Contwellmer?... (Nombre extraño, lo sé. El fundador se fumó algo fuerte ese día).

Hoy en día es difícil que alguien te acoja por un año en su hogar por la maldita razón del vandalismo que ha azotado últimamente la lujosa ciudad vecina de Wetsmyn y que muchos temen por que pueda llegar a estos lares.

De pronto vi pasar a seis chicos que son muy lindos, no sé si era mi imaginación pero vaya, el adjetivo playboys les quedaba como anillo al dedo.

Al querer ponerme de nuevo en marcha el mareo incrementó, dándole paso a unos leves indicios de nauseas que logré controlar, pero mis oídos dejaron de registrar ruido a mi alrededor y caí en la obscura inconsciencia.

....


Comencé a sentir cada parte de mi cuerpo entumecido con hormigueos notorios y molestos expandiéndose por cada parte de el, mis párpados estaban pesados pero no tanto como para no poder abrirlos. Aún así... ¿En dónde rayos estoy?. Y como un balde de agua fría recordé a los chicos guapos pasando por la abandonada calle en plena hora pico con el brillante sol y luego yo desmayándome.

Abrí los ojos de golpe tratando de aplacar todos mis sentidos embotados. Una luz artificial me dio en plena cara haciéndome parpadear muchas veces para poder acostumbrarme y ver con claridad en donde carajos me encontraba... Claro que no tenía en cuenta que lo primero que me sofocaría serían muchos pares de ojos viéndome desde arriba mientras me mantenía acostada en un muy cómodo sofá marrón.

—¿Que...? —mi voz salió un poco rasposa y mi seca garganta me molestaba levemente. Cabe resaltar que la desconfianza que sentía hacia ellos y la tensión casi palpable en el lugar, era más que obvia.

—Hola. —saludaron casi todos con expresiones entre alegres, curiosas y una que otra cara impasible.

Estaban a una prudente distancia de mí asumo que para darme mi espacio personal y no sentirme mas asfixiada de lo que ya me sentía.

—¿Por qué estoy aquí? —pregunté cautelosa con mi frente ceñuda y la voz un poco mas audible.

Haber sí, lo sabía; pero quería que ellos mismo me lo dijeran para confirmar. Por lo que me hice la desentendida (que no era muy difícil ya que estaba medio alucinando luego del desmayo).

—Te desmayaste, y, como caballeros que somos, te trajimos a nuestra casa. — respondió el pelinegro con aires de coqueteo.

Sueña que voy a caer en tus asquerosas redes. Básico.

Viviendo con 6 playboys (pausada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora