La cafetería estaba en pleno apogeo, la campa de la puerta no paraba de sonar haciéndome querer arrancarla y tirarla a la basura. El bullicio de las conversaciones no me dejaban escuchar correctamente lo que la personas ordenaban, por lo que tenía que estar diciendo "disculpe ¿podría repetirlo?" Como una estúpida sin sentido de la audición.
Quise arrancarme la cabeza cuando unos niños derramaron toda su bebida en el suelo, por lo que rápidamente fui por un trapo para secar y así no hubiera ningún accidente. Mi vista se dirigía a todas partes, vi a una pareja levantar su mano y me dirigí hacia allá rápidamente. Una de las peores partes de ser camarera era que no podías pasar por un pasillo porque era una invitación a que las personas te pidieran cualquiera cosa que se les antojara. O era más bebida, o más azúcar, la carta, la carta de postres, que la comida estaba fría o que en realidad la querían sin una cosa en específico pero olvidaron pedirlo en un principio.
—Buenas tardes y bienvenidos a Paty and Joe, mi nombre es Ashley y seré su mesera ¿Qué desean ordenar?
—¿Qué me recomiendas? —sonreí más de lo normal, odiaba que la gente hiciera eso.
LEE LA MALDITA CARTA
Obviamente no podía gritarles eso, pero vaya que me daban ganas. Repetí el especial del día y también le recomendé algunos de mis platos favoritos. Tenía los nervios de punta, sentía la mirada de algunas personas en mí, esperando a que terminara con esta mesa para llamarme. También veía de reojo las manos alzadas. No podía moverme nerviosamente ni ver a otros lados porque sería demostrar mi impaciencia, y con ello se irían mis buenos modales. Si hay algo que las personas no consideran es que los que trabajamos atendiendo a gente tenemos mucha paciencia y sabemos controlar muy bien nuestras emociones.
Cuando tuve la orden lista me dirigí hacia la cocina, después de ser parada por tres mesas más para pedir alguna cosa. Me quedé parada ahí por un minuto, sacudí mis manos y piernas que estaban entumecidas por moverme tan rápido y sin parar, y justo cuando estaba a punto de salir a la guerra de nuevo unas manos se posaron en mis hombros haciendo un suave masaje. Me relajé al instante y un suspiro salió sin poder pararlo.
—Respira Ashley, no morirán si esperan unos minutos. Tal vez no dejen propina pero no morirán. —el aliento de Allan chocó contra mi oreja, sentí como sus labios rozaron mi lóbulo cuando habló y escalofríos recorrieron mi cuerpo.
—¿Por qué hay tanta gente? Dios, la cafetería nunca se llena así a menos que sea época de vacaciones. —y estábamos comenzando el año, todavía tenía unos meses de trabajo ligero. Me di la vuelta encarándolo, Allan era demasiado alto, me sacaba más de una cabeza.
—Hubo un accidente en la avenida 5, hay un tráfico de muerte y supongo que las personas pasaron por acá hasta que se despejen las calles.
Y yo como siempre no tenía idea, tenía que empezar a ver las noticias.
—La buena noticia es que tú tienes una motocicleta y eso salvará nuestros traseros hoy. —él rió.
—Si bueno, no creo que tú y yo nos vayamos a casa pronto. Esto está de muerte.
Tuvimos que salir de la cocina cuando vimos que Yudith estaba en la planta baja tomando órdenes. Normalmente Allan y yo nos ocupábamos de la planta baja y Yudith de la superior que no era tan grande como la de nosotros. Cuando estaba así de lleno siempre éramos cuatro o hasta cinco de turno, pero hoy fue inesperado y nos estábamos volviendo locos. Philip venía en camino, Patricia lo había llamado desesperada al ver que no podíamos con tanta gente, hasta ella estaba atendiendo mesas.
Eran las 11 cuando finalmente salí del trabajo, me subí en modo zombie a la motocicleta de Allan y recosté la mejilla en su ancha espalda mientras cerraba los ojos. Fue una suerte no haberme dormido, pude sentir cuando él parqueó la moto fuera de mi casa pero mis ojos se negaban a abrirse.
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El amor y sus efectos secundarios
Novela JuvenilAshley, que cursa su último año de secundaria, pasea feliz por la vida y parece tener todo bajo su control. Hasta que un par de ojos azules regresan a darle vuelta a su mundo, a mostrarle un lado de ella misma que no conocía, y no está segura si le...