TIEMPO

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   Jungkook

Eran casi las 7 de la tarde en Seúl. No era de extrañar que Jungkook todavía estuviera en la oficina. El tiempo parecía poco para tanto trabajo.
Namjoon y SeokJin lo miraban desde la entrada sin hacer ruido.
La expresión que el más joven mostraba era de preocupación.
Nam y Jin se miraron preguntándose que ocurría ahora.
- Dejen de mirarme como bicho raro y pasen.- dijo el castaño con el ceño fruncido sin despegar la vista de la carpeta que tenía sobre el escritorio.
- Es que asustas Kooki, nada mas mírate, llevas puesto el mismo traje hace 3 días. ¿Qué pasa contigo?- dijo Jin acercándose.- deja eso ya y vamos a cenar.

- Solo adelántense, debo terminar esto para mañana, se lo prometí a Padre.- dijo seco.

- Eso es lo que más asusta Kooki deja de querer conformar al viejo. Este no eres tú. – Jin realmente estaba preocupado por su hermano.

- Solo una cena Jungkook, vamos, hace cuanto no cenamos juntos, aprovechemos la oportunidad.- dijo Nam un poco más serio de lo que hubiera querido sonar.

Jungkook por fin levanto la vista, sus ojos estaban fríos y distantes. Miro al par que lo miraba preocupado y una sensación cálida invadió su pecho. Recordó lo mal que se sintió cuando SeokJin había tenido un accidente hace ya casi 2 años y lo difícil que fue para el, volverse contra su padre y terminar el matrimonio con Jisoo. Esa noche del accidente, Jin había ido a discutir su postura, le confesó que estaba enamorado de alguien y que no podía continuar el matrimonio. Una vez se recupero, término confesándole a Jisoo todo,  que estaba enamorado de alguien más y Jisoo, lo entendió. Frustrada y dolida por la situación viajo a América, donde aun permanecía, terminando los estudios en una prestigiosa universidad.

Jin nunca confeso a Jungkook quien era esa persona y entre lágrimas le pidió que ya no le preguntara porque empeoraría las cosas.

Jungkook no volvió a preguntar y tomo su lugar en los mandatos de Jeon padre sumiéndose en sus órdenes para que por fin deje que Jin sea feliz.

No fue difícil, necesitaba salir de la locura que se había convertido su vida cuando JunJi murió, cuando Jimin se convirtió en el heredero del sr Lee. Cuando Jimin desapareció sin rastros y lo dejo.

Volverse al trabajo era lo único que lo distraía del dolor que todavía sentía, la culpa teñida de padecimiento. Su vida paso a ser un mero pasar las horas.

Cuando su padre le dijo que tenía que tomar la dirección. No tomo resistencia y obedeció fielmente, cuando su padre le dijo que arreglaría un matrimonio para el, solo asintió en silencio y se dejo llevar. Cuando su padre le dijo que había encontrado una mujer perfecta para él, Jungkook no sintió nada y solo escucho.

La hermosa mujer había aparecido hacia unos 6 meses en su oficina. Jungkook la observo, era bellísima, delegada, pequeña y con una mirada desbastadora, pero aun así no podía decir que se encontraba encandilado por ella.

Lee Ji-eun era la heredera de una importante cosmética. A temprana edad ya había tomado mando de la dirección de las empresas en Estados Unidos y luego en Inglaterra, tenía un amplio conocimiento de mercado y una perspectiva de negocio audaz.

Ya superaba los 30 y se mantenía como cualquier buena dueña de cosmética, radiante, y aparentaba mucho menos de los que cualquier treintañera pudiera.

Con tanto trabajo nunca había tenido tiempo de citas o romanticismo, se había forjado dura y competitiva y ese era otro problema para conseguir marido, ya que la mayoría quería una mujer sumisa e idolatra, cosa que Ji-eun no era.

Salieron a cenar un par de veces, hablaron a cerca del matrimonio como un trámite y se propusieron hacerlo de forma tal que la prensa ya había comenzado a especular sobre el compromiso.

Los encuentros se habían hecho más paulatinos y hasta habían tenido encuentro casi pasionales podrían decirse, después de todo iban a casarse, eran adultos y nos les importaba mucho lo emocional.

Jungkook respiro profundo y dejo la carpeta al fin. Los ojos de Jin se enternecieron y una hermosa sonrisa de tranquilidad salió de sus labios.

Almorzaron en un lujosos restaurante que Jin se encaprichó en visitar, estaba feliz de poder por fin salir con sus personas más queridas.

Después de una larga cena distendida y unas cuantas copas de vino, el ambiente se había vuelto casi como solía ser hace unos años.

- Y como va la cosa con ella- dijo Jin, la mujer le resultaba sumamente intimidante, ni siquiera quería hablar de ella, pero necesitaba saber que Jungkook estaba bien casándose. El había pasado por lo mismo, pero aun así, no tenia consejos para darle.

- Supongo que bien, es una mujer práctica- respondió el más joven con mirada perdida.

- Sabes que puedes decir que no, verdad?- dijo al fin Nam, que para sorpresa de ambos nunca solía salir con algo que fuera en contra de su gran señor Jeon.

- Lo sé, pero estoy de acuerdo con que será una buena unión, padre siempre está buscando ampliar el negocio hacia todos los rubros posibles dice que hay que tener el mercado completo. La multi de IU es perfecta para meternos en esto.- Jin elevo una ceja ante el apodo que uso Jungkook, aludiendo a su prometida.

Cruzaron miradas con Namjoon y sonrieron.

- No me miren así, tenemos buena relación, ya se los dije es una mujer practica.- se defendió casi sonriendo.

- Oh está bien, solo que ya se estén tratándose tan informalmente me sorprende. Y más viendo la cara de ogro constipado que tiene.

- Bueno, bueno, ya- corto Nam la tensión que se estaba comenzando a sentir- el martes tenemos la presentación mundial de la nueva marca y estarán los representantes inversores, espero que cambies esa porquería de traje que traes y te vistas como corresponde.

- Casi lo olvido, padre sigue en India, así que debo ir yo verdad?

- Te quiero puntual y en forma, OK?- Nam reprendió, Jin sonrió ante el cambio de tema. Pero sabia que lo hacía con el mucho cariño que le tenía.- iras con ella?- Jungkook asintió.

Siguieron la charla amena una medio hora más y ya estaba haciéndose muy tarde para ir a casa.

Jungkook se sintió bien, después de mucho tiempo. Esa noche tomo un largo baño y se acurruco en su cómoda cama.

Cuando cerró los ojos, unas pequeñas manos acariciaron su rostro y la imagen de una hermosa sonrisa y cabellos dorados le hicieron doler el pecho. Antes de quedar profundamente dormido, una pequeña lagrima, rodó por su mejilla.

PROHIBIDO (KOOKMIN) Segunda parte.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora