CAP II- LA EMPERATRIZ

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El enorme robot que había llegado hacia unas semanas estaba rodeado de cables y de ordenadores que procesaban toda la información que salía de él. No había sido difícil, ya que era tecnología alteana pero había cosas en él, que por muchos códigos que leyesen eran difíciles de descifrar y eso, era debido a que además de la tecnología había sido preparado para otra cosa...quintaesencia.

El alto conocimiento de quienes habían construido esa nave, era fascinante para la emperatriz, la cual desde que habían rescatado a quien iba dentro de él, había sentido un poderoso deseo de curiosidad. Sobre todo, porque al verle, una extraña sensación se había apoderado de ella, quizá era solo mera casualidad. Había visto muchos rostros durante sus reuniones, o las fiestas diplomáticas, era una sensación de que le había visto en algún sitio, pero no sabía dónde.


Lo más importante en ese momento para Allura, era adquirir la fórmula que había llevado a sus creadores a imbuirlo de la facilidad de crear poder con la quintaesencia, los reactores permanecían vacíos, aunque la tecnología de la nave, respondía pobremente. Muy pocas conclusiones se habían sacado de ella, excepto que estaba claro que venía de otra realidad, y que probablemente, había sido creado con el satélite que les había sido arrebatado. Esto y no otra cosa era lo que ellos querían conseguir. Con naves potenciadas de esta manera, podrían mantener la paz en el Universo.

Pero, ¿cómo?

¿Cómo habían logrado la sabiduría para crear algo tan magnifico? Cuando ese hombre despertase, tendría que responder a sus preguntas. Y como si le hubiesen estado leyendo la mente, mientras tecleaba veloz sus conclusiones en el diario científico privado que había creado solo para ella, Servin apareció tras la puerta, no se digno a mirarlo, simplemente observó su semblante en el reflejo de la pantalla.

-Majestad...-dijo arrodillándose ante ella- Kaullas ha logrado despertar momentáneamente al prisionero.

-Bien- Se dio la vuelta y pasó caminando al lado del Capitán de su guardia- Vamos.

-Majestad, hay otra cosa. Solo ha sido durante un instante, no sé que ha hecho, ya sabéis que no soy muy ducho en cuanto a las técnicas científicas de curación que utiliza vuestro Maestro Supremo, pero volvió a dormirle en cuanto despertó y...aparecieron marcas en su rostro, marcas que no son visibles como las nuestras.

Eso la hizo parar y darse la vuelta mirando a Servin.

- ¿Me estás diciendo que ese hombre es un alteano?- No se lo pensó demasiado, pasó la mano por la cerradura y el sonido frío y seco de la puerta al abrirse le dio la salida. El Capitán se alzó de nuevo con rapidez para ir tras ella - ¿por qué no se me ha comunicado antes?

-Ha sido hace un momento, Majestad, Kaullas me pidió que os llamase.


En la Sala Médica, Kaullas observaba el atardecer de ese día cuando entró La Emperatriz. Él no tenía que arrodillarse, era el Maestro Supremo de las artes alquímicas alteanas, y sabía que Allura no estaba muy contenta con el cometido que él había elegido, aunque sus argumentos fueron más que válidos.

-"Para saber qué es ese robot, y cómo ha sido construido, debemos despertar a nuestro amigo antes, Majestad, yo puedo hacerlo, pero primero el cuerpo y la mente deben sanar, si no, no podremos utilizar el precognitivo si no quiere hablar"-Así accedió a dejar que curara al recién llegado.

-Emperatriz- dijo haciéndole una reverencia- Como supongo que ya os habrá puesto al tanto Servin, ha despertado aunque sólo un instante.

Allura se quedó mirando al extraño, se acercó a él en silencio, como si tuviese miedo de despertarle.

Aquel que ha traspasado el MantoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora