Antes de que me arrepienta de besarte.
Sus palabras congelaron mi piel, estaba segura que iba a besarme. Y yo quería que lo hiciera, pero eso me convertiría en una de sus victimas, y sólo sería eso, un nombre más en su lista de conquistas. Así que me armé de valor y con toda la poca fuerza de voluntad que tenía lo aparté.
Nate me miró confundido.
—Estas muy equivocado si crees que voy a caer en tus juegos—le contuve la mirada, —. No soy como las demás, que te quede bien claro —había decepción en sus ojos pero no protesto—.¿Ahora puedes salir para que me cambie?
—Pues, a decir verdad Gilbert. Yo preferiría quedarme.
—¡Jodete Nate!— se quedó de pie frente a mi durante unos segundos, me dedicó una media sonrisa y salió del baño.
Saqué de la gaveta un short y una playera de tirantes azul cielo, me cepillé el cabello y me aseguré de que todo el maquillaje desapareciera por completo de mi rostro. Tarde más de lo normal, con la esperanza que cuando saliera Nate se hubiera ido.
Pero en cuanto abrí la puerta, ahí estaba él. Sentado en mi cama con la mirada perdida.
—Acabo de hablar con Vee, ella y Caleb no habían dejado de marcarme desde que salí tras de ti en la fiesta. Les dije que te traje a tu casa, pero no quieres hablar con nadie.
—Gracias—conseguí decir.
Nadie dijo nada después, nos quedamos en un silencio bastante incomodo, a tal grado que podías cortar el aire con un cuchillo y aún así escuchar el crujir del viento. Me quedé absorta en mis pensamientos, hasta que él habló.
—Eres muy valiente Gilbert— afirmo.
—¿A qué demonios viene eso?
—A eso es a lo que me refiero—lo miré confundida—. Después de lo que confesaste hoy, aún sigues teniendo sentido del humor. Se necesita ser muy valiente para hablar de lo que te pasó y no derrumbarte.
—¿Y quién dijo que no me siento destrozada por dentro? Cuando vives algo así todo el mundo te mira como si fueras un bicho raro, como si yo fuera la única culpable de lo que me pasó. Pero luego aprendes que mientras mantengas una sonrisa en tu rostro, todo el mundo va a creer que estas bien, y sólo así dejan de preguntar.
—Te entiendo más de lo que crees.
—¿Tú? ¿Me vas a entender a mí? No tienes ni puta idea lo que es vivir con un trauma de una violación. Así que no me vengas a decir que sabes cómo me siento.
Su mirada era triste.
—Cuando tenía doce años mi padre estaba metido en las drogas y debía mucho dinero, así que mi madre se la pasaba trabajando turnos extras para poder pagar. Pero un día no pudimos cumplir con el pago a tiempo, así que mientras mi padre estaba metido en un bar emborrachándose, dos hombres entraron a la fuerza a mi casa para cobrar lo que les debíamos. ¡No teníamos nada Gilbert!, ni un sólo peso. Así que se cobraron el favor con mi madre.
Me quedé perpleja, un escalofrío recorrió todo mi cuerpo pero Nate no continuo. Cerré la puerta del baño y me senté junto al él, estaba con la mirada fija en el suelo y los ojos rojos. Sin pensarlo, instintivamente tomé su mano y en cuanto sintió mi agarre se aferró a el y no me soltó.
—Ellos estaban abusando de ella, y en cuanto escuché sus gritos baje para ayudarla. Traté de quitárselos de encima pero uno de ellos me golpeo varias veces el rostro y yo quede inconsciente— Nate me apretó la mano con más fuerza—. ¡Pude haber hecho algo para salvarla!, pero no lo hice—repuso con un tono lleno de desesperación.
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CUANDO TE ENCUENTRE ©
Teen FictionTiempo.... Einstein decía que el tiempo es relativo, pero yo jamás entendí esa frase hasta que desperté veinte metros bajo el agua, sin poder respirar, sin poder moverme, en esa fracción de segundo el tiempo se congeló. Creí que lo ultimo que verían...