❝Young and Lovely.❞ ／ Damon Albarn

1

1990.

—Si no despiertas en menos de cinco minutos le diré a papá que afrontas un coma alcohólico.

Brooke escuchó a su hermano menor, Jacob. Solo rió por su comentario, cada vez que aquél pequeño iba a despertarla de cierta manera era porque debía hacerle algún favor.

— Ya cállate, por favor.

Respondió la joven tapándose la cara con una almohada, su hermano volvió a removerla en busca de que se despabile.

La noche anterior había asistido a la despedida de su hermana mayor.

Jacob continuaba hablando sin coherencia, casi burlando a su hermana en la noche anterior. Ésta lo miró con mala cara y luego rió, se acomodó contra el respaldo de su cama, refregó sus ojos despabilándose.

— Bien... ¿Ahora qué necesitas?

Rodeó los ojos Brooke. Jacob solo sonrió pícaramente.

— Con Brittany iremos al cine pero su madre no nos deja ir solos, papá y mamá se fueron a una conferencia y tú estás aquí así que...

— Malditos protectores.

Ambos rieron.

— A las cinco debemos estar en el centro comercial, solo debemos pasar por Brittany.

Brooke asintió.

Finalmente su hermano tomó rumbo a su habitación.

La joven miró el reloj que se encontraba en su mesa de noche y marcaba las tres y media, maldijo por dentro.

Su cabeza explotaba terriblemente, el sentimiento de arrepentirse por haber bebido sin estribos la noche anterior yacía en ella.

✺

— ¿No puede apurar el asunto?

Suspiró Brooke. Odiaba la impuntualidad, más bien odiaba todo lo que provenía de la joven y engreída novia de su hermano; Brittany.

Una vez que la nombrada subió al auto cerró fuertemente la puerta del Chevrolet Impala, lo más preciado que tenía Brooke. Se remitió a hacer algún comentario porque lógicamente tendría que bajarla a patadas, solo mordió su labio y comenzó a conducir.

Hacia oídos sordos a los comentarios que se hacían su hermano con su novia. Realmente le repugnaba tanta demostración de afecto.

Al llegar al estacionamiento del centro comercial estacionó cerca de la entrada, esperando que ambos acompañantes se bajen pero éstos la miraban atentos.

— Y bien... ¿Se van a bajar o tengo que escoltarlos también?