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Una luz me cegaba por completo, refregué mis ojos e intenté despojarme de los brazos de Damon que sostenía mi cintura. Me senté en el borde de la cama contemplándolo mientras dormía, su respiración era tan dulce y tranquila como su expresión facial.

¿En serio debes irte?

Damon me quitó de mis pensamientos, su voz ronca captó mi atención por completo. Hacía mucho tiempo de la última vez que lo había escuchado apenas despertaba.

— Si fuera por mí no me movería nunca de éste sitio — sonreí.

— Entonces... — tiró de mi brazo volviendo a quedar junto a él — Solo un rato.

— Damon en menos de una hora llegarán los chicos.

— Ellos te adoran.

— Claro, a Justine le encantará saber que su novio durmió con su ex.

— Lo olvidé por completo, maldita sea.

Apoyé mi cabeza contra su pecho, podría estar una eternidad así mientras él acariciaba mi mejilla. Por segundos habíamos dejado de pensar en lo que podría pasar si Justine llegara en ése mismísimo momento, sólo éramos él y yo no importaba lo demás.

El timbre sonó dos veces, tres. Y cuatro.

Ambos salimos despistados sin saber qué hacer; Damon buscó su pantalón mientras lanzaba su campera hacia mí debido a que mi ropa se encontraba vaya saber quién.

— Solo es Graham — avisó al abrir la puerta.

— Claro, sólo es Graham volvamos a tener sexo mientras él nos mira con deseo — se burló el recién llegado.

— ¿Estamos de acuerdo en que podríamos ponerlo en práctica? — me miró Damon. Golpeé en su hombro.

— Qué bonitas medias — volvió a hablar Graham — Es incoherente cómo estás sin nada de ropa pero aún con las medias intactas.

Miré mis pies y allí estaban las medias bordó. Reí ante la fijación de Graham. Estiré un poco la campera para volver a la habitación y dar con la búsqueda de mi ropa.

— Está en el sillón — gritó Damon.

Me dirigí al baño con la razón de más privacidad, retoqué mi descontrolado pelo y otra vez oí el timbre: reconocí por su inconfundible risa que se trataba de Alex.

— ¿Qué? — sonreí al ver la expresión confundida de Damon.

— La remera... está al revés — apuntó.

— ¿Brooke? — miró Alex — ¿Es Brooke o estoy ciego?

— Yo creo que deberíamos pedirle los documentos — susurró Graham.

— ¿Han vuelto? — sonrió el alto.

— No — rodeó los ojos el pelirrubio — Lamentablemente.

— Hola cariño — una voz femenina interrumpía.

Todos volteamos en dirección a la puerta: Justine. Graham dio un largo suspiro.

— Te dije que cierres la puerta — le dijo a Alex.

— Creo que es hora de irme — sonreí.

Justine paseó su mirada de arriba abajo.

— ¿Qué hace aquí? — se dirigió a Damon.

❝Young and Lovely.❞ / Damon AlbarnDonde viven las historias. Descúbrelo ahora