VII. Halloween

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Rose Malfoy caminaba como cada mañana acompañada de sus amigos rumbo al gran comedor. Como todos los días, su rebelde cabello permanecía esponjado, aunque su uniforme estaba perfecto e impecable. Platicaban de la próxima fiesta de Halloween y aunque estaba nerviosa, sus amigos no parecían notarlo y eso le ayudaba un poco. Giraron en la esquina del ultimo pasillo y entonces lo vio. Recargado en la pared de piedra junto a la puerta del gran comedor estaba Albus, Rosie no pudo evitar mirarlo con detenimiento mientras se acercaba. Tenía el cuello de la camisa desabotonado, la mochila al hombro, la corbata colgaba en su cuello sin nudo, tenía un pie recargado en la pared, con una mano sostenía su túnica y con la otra una rosa del tono de su bata de baño. Cuando estaba lo suficientemente cerca él levanto los ojos y la miró. Ella le sonrió, separándose de sus amigos acercándose a él.

- ¿no sabes que un prefecto es un ejemplo? -reprendió la castaña.

-yo no quería ser prefecto. –le dedico una sonrisa de lado, algo arrogante.

-es como si me dijeras que no te gusta jugarle bromas a James. –arqueó una ceja la muchacha. Albus rodó los ojos.

-ten...-le extendió la rosa. Ella se sonrojo un poco, dudando antes de tomarla. -creí que tenía que fingir...-dijo él haciendo incrementar su sonrojo.

-no creí que lo tomarías tan enserio. -sincero llevando la flor a su nariz, olfateando su aroma.

-tiene que ser creíble, ¿no?

-supongo... -suspiró ella algo decepcionada, aunque no sabía con exactitud el motivo de aquel sentimiento.

- ¿no te gustan las rosas? -preocupó él al notar el tono de su voz.

-no es eso, es hermosa Al, gracias. -sonrió la chica animadamente.

-no es nada. -le sonrió de vuelta con cierta satisfacción. Rosie lo notó.

-pero prefiero las gardenias. -sonrió ella mientras caminaba y entraba al gran comedor sola. Dejando a un pasmado Albus en la puerta, empezó a reír en cuanto ella entro. ¿Qué ocurría con esa chica? Tenía que admitirlo, esa era la parte que más le gustaba de ella, jamás lograbas dejarla sin nada que decir.

Rose entro aguantando la risa por la cara de Albus, sus amigos la miraron extrañados, en especial aquella rosa que dejo frente a su plato. Empezaron a desayunar sin hacer referencia a la flor, incluso caminaron tranquilos, mientras Rose jugueteaba con ella. No era que no les extrañase que la tuviera, pero ambos estaban totalmente tranquilos, pues eso no lo arreglarían con ella, si no con Albus.

Hugo entro al aula de pociones, Albus y Scorpius estaban en la mesa del rincón bromeando tranquilamente. ¿Acaso Scorp sabía lo que su amigo estaba empezando a hacer? No era que Rosie le interesara de manera romántica, pero era su mejor amiga, casi su hermana y conocía bien a Albus Potter y nada serio salía de él. Hugo no iba a permitir que un bueno para nada como Potter le rompiera el corazón a la pequeña Rosie. Camino decidido a la mesa y miró a Albus molesto. En ese momento el menor de los varones Potter entendió la mirada de su primo y suspiró.

-vamos afuera-comentó por lo bajo. Scorpius estaba confundido por la actitud de los primos y quería seguirlos, pero Albus le hizo la seña de que se quedase y Claire lo retuvo del brazo.

-cosas de familia...-le susurró la rubia mientras hacía que se sentara.

Una vez afuera Albus suspiró de nueva cuenta, ya se imaginaba que tendría que lidiar con Hugo, y es que bien, aunque fuese su primo, aquel Weasley era de los pocos afortunados de la familia que había logrado seguir conviviendo con los Malfoy gracias a la amistad entre el padre de Rosie y la madre de Hugo, Pansy. De esta forma, sabía que su primo se había convertido en un hermano más de la pequeña Malfoy.

Prohibido Prohibir (EDITANDO Y RE-SUBIENDO) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora