En agradecimiento a @MerenP por tu increíble historia Viento de Cara y lo que me hiciste sentir con ella.
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Corría el año 1868. Una joven de pelo negro y largo corría por las calles concurridas de la capital británica. Su nombre era Natalie Lockwood. Llovía sin descanso, una lluvia pesada cuyas gotas dolían al caer sobre la piel. Su paraguas rojo le pesaba en el hombro, y la ropa empapada le resultaba molesta. Cuanto deseaba llegar a casa.
Vivía en Westminster, junto al río Támesis. A pesar de no tener marido, Natalie había conseguido una casa por sus propios medios. El mes anterior, su relación con su novio Miles terminó tras un engaño suyo. Antes de romper, Natalie consiguió quedarse con parte del dinero de su novio y algunas escrituras, que resultaron lo suficientemente buenas para comprar un apartamento en un bloque de ladrillos cerca del río.
Niños un poco sucios pasaron por su lado, pidiéndole con la mirada un poco de dinero y comida. Le dio un penique a cada uno y se marcharon. Estaba a unas pocas manzanas de su casa, cuando oyó a lo lejos el aviso del Big Ben. Eran las cinco, y en media hora tenía que cenar.
Llegó al portal y entró a toda prisa. Su piso era el segundo. Subió las desgastadas escaleras y se encontró con una sorpresa. Muchas cajas de madera se encontraban en el umbral de su puerta. La puerta frente a la suya estaba abierta. Natalie sabía que el piso estaba vacío, pero nadie le había dicho que alguien se había mudado. Fue entonces cuando los pasos rápidos de tacones se oyeron desde dentro del piso. Una chica joven surgió de la puerta.
Tenía el pelo rubio corto recogido en un moño, una piel pálida y ojos muy grandes, pero muy bonitos. Sus labios estaban pintados de rojo oscuro, y se mostraban entreabiertos al ver a Natalie. Lo más sorprendente de ella... era que llevaba pantalones.
—Ah, hola buenos días —Natalie reconoció el acento americano en su voz.
—Buenas... soy Natalie Lockwood un placer — esbozó una pequeña sonrisa y se fijó en la ropa un poco manchada de la rubia —veo que acaba de mudarse ¿cierto?
—Exacto. Soy Abey Roberts, encantada —extendió la mano y se estrecharon.
—Igualmente, ¿puedo hacerle una pregunta?
—Sin problema, y por favor, puedes tutearme —Abey esbozó una pequeña sonrisa la cual vio Natalie muy bonita. ¿Por qué todo lo de esa chica era bonito? ¿Y por qué estaba pensando eso?
—Gracias. ¿Cómo es que llevas pantalones? ¿Sabes que las mujeres no suelen, o más bien no deben llevarlos verdad?
—Por lo que veo tú tampoco haces mucho caso a esa "norma" —Señaló con el dedo. Abey estaba en lo cierto, ya que la inglesa llevaba unos pantalones los cuales tapaba con una chaqueta larga.
—Odio las faldas y vestidos, cualquier loco puede levantártela por "humor".
—Acabas de responderte a ti sola —aclaró Roberts con otra sonrisa.
—Vale, tienes razón. Mmmm... ¿necesitas ayuda?
—¿Eh? Ah no, los de la mudanza están dentro de mi casa, en breve terminarán. Además, mi marido vendrá en una semana de Estados Unidos así que no hay problema.
Natalie no supo el por qué, pero al escuchar que tenía marido algo dentro de ella se desestabilizó. ¿Pero por qué se sentía así? Decidió olvidarlo para no hacer el ridículo.
—Ah ya veo—. Siguió un silencio incómodo el cual ninguna supo cómo romper. Entonces una idea pasó por la cabeza de Natalie—. ¿Te apetecería cenar en mi casa esta noche? Si no te importa claro, supongo que será imposible que tú puedas hacerlo en la tuya con tantas cosas por mover.
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You are Toxic | One Shots Albalia
أدب الهواةStupid love songs❤️🏳️🌈 El hilo rojo del destino puede estirarse o enredarse, pero nunca romperse.