Todo iba bien, Izuku vivía en una casa junto a su madre, tenía a sus amigos, sus profesores le ayudaban cuando tenía problemas y pudo superar la muerte de su padre después de un tiempo.
Pero aquello cambio su vida, todo lo que conocía ahora corría p...
Izuku nunca había sido un niño popular pero tenía a sus amigos, los mismo que les estaban diciendo que era un inútil y no conseguiría cazar ningún insecto, a lo cual fue a su casa para luego irse al parque a coger bichos con su red. Estuvo cazando bastantes pero ninguno era extraño, por lo que decidió ir a la montaña donde su profesor le dijo que había un montón de insectos y que con suerte encontraría alguno raro.
Narra Izuku.
Estaba en la montaña y había cazado varios bichos pero ninguno de ellos era extraño, de repente ví como una valla desaparecía, por lo que me frote los ojos y fui por ese camino con algo de miedo, después de caminar un rato encontré un gran árbol en el cual había una vieja maquina de bolas, me iba a marchar cuando derrepente escuche una voz.
-Dame de comer, dame de comer... -Dijo una voz que provenía de la maquina. -¿H- hay alguien ahí? -Dije con temor mientras me acercaba a esta. -Dame de comer. -Dijo de nuevo. - ¿Q- quieres que t- te de algo de comer? -Dije sacando una moneda para sacar una bola de la maquina y al abrirla una luz salió de esta cegándose y haciéndome caer al suelo. -¿Q- quién eres? -Dije al ver un hombre flotando a mi alrededor mientras se ponía en el suelo. -Gracias por liberarme, llevaba encerrado un siglo por culpa de un monje que me encerró ahí... -Corto de secó al verme para luego continuar. -Me llamo Toshinori. -Midoriya Izuku ¿qué eres? -Soy un Yokai o más conocido como un fantasma y de ahora en adelante iré contigo y de ahora en adelante tendras que llevar este reloj. -Dijo mientras me lo ponía. -Así podrás ver a todos los demás Yokais. -¡¿Es qué hay más Yokais?! -Si, vamos a tu casa y allí lo hablamos más tranquilamente.
De camino a casa estuvo explicándome sobre el mundo Yokai y sus cosas, gracias a eso descubrí que ellos eran los culpables de muchas cosas que pasaban en la vida de las personas de mi alrededor, al entrar a casa ví a mi madre que se sorprendió y me dijo que fuera un momento a mi habitación a hacer el diario de verano, yo asentí y en un susurro le dije que me esperara aquí, que en un ratito volvía.
Narra Toshinori.
Al ver al chico que me salvo de la bola me quede helado, era él, el hijo del gran Enma, aquel que es medio humano y medio Yokai. De camino a su casa me le conté un montón de cosas sobre este mundo y también pude comprobar que no había heredado ninguno de los poderes de su padre, al llegar a su casa pude ver como esa mujer se asustaba para luego mandar a Izuku a su cuarto, a lo que él obedeció y ella se sentó en el sofá y me hizo una señal para que me sentara a su lado, cosa que hice.
-A pasado mucho tiempo Toshinori. -Dijo con su dulce voz y hermosa sonrisa. -Si, me alegra que me allá liberado, te prometo lo mismo que le prometí a él, lo cuidare con mi propia vida. -Eso es pero, pero también piensa en ti. -Dijo para levantarse y dirigirse a la cocina y ver como el peliverde bajaba las escaleras con ansias y le pedía salir, ella accedió y salimos por la puerta mientras nos saludaba con la mano y su enorme sonrisa.
Ella no había cambiado en lo más mínimo, seguía siendo aquella joven alegre y su hijo era idéntico a él, lo único que era diferente era su pureza e inocencia.
-Vamos, tenemos muchos Yokais que ver y conocer.
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Aquí al habla María, os tengo aquí el nuevo capitulo y saludos de parte de Mónica que esta ansiosa por saludaros.
