Capítulo 4 | Ultraje.

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Jamás pensé que un matrimonio arreglado podría ser lo peor que te puede pasar en la vida, porque no sabes con que tipo de persona te están casando. Cuando era niña y veía las fotos de la boda de mis padres, soñaba en tener una boda así, como la de ellos. Se veían tan felices y enamorados.

Deseaba conocer a un hombre que me hiciera sentir plena, feliz, alegre, que me complementará, me protegiera y me hiciera sentir amada, y yo al igual que él, lo amaría con todo mi corazón y no tendría ojos para nadie más que él.

Pero esa opción se me fue negada, fui privada de mi libertad. Mis padres me condenaron a estar con un hombre que no amo.

—Elín—Entra en mi habitación.

Me tensó al sentir su presencia cercana a mi.

—Amor—Se sienta al lado mio, acaricia mi espalda baja, mi piel se eriza ante su tacto. No digo nada, cierro los ojos asustada.

—¡Maldita sea te estoy hablando, niña estupida!—Me toma de los cabellos.

Gimo dolorosamente.

—¡Contestame cuando te estoy hablando!—Jala mis cabellos.

—¡Lo siento, lo siento tanto no lo volveré hacer, lo prometo Aren!

No dice nada, me mira fijamente.

—Acuestate—Ordena

—No..

—¡No te lo volveré a decir Elín, obedece!—Me cachetea.

Hago lo que me dice. Se abre paso entre mis piernas, recostándose encima mío.

—Mujer—Hunde su rostro en la cavidad de mi cabeza y cuello, aspira profundamente—Hueles tan bien, exquisitamente bien.

—No por favor—Digo sollozando.

—¿No qué Elín?

—No..

—¿No quieres hacerlo?—Me ve con intensidad.

—Tu.. Tu lo prometiste—Digo temblorosamente.

—Pero yo te amo—Acaricia mi rostro con la punta de su nariz—Me muero de ganas por hacerte mía ¿por qué no puedes entenderlo? Somos una pareja, y muy pronto serás mi esposa, es normal que quiera hacer el amor contigo.

—Pero Aren.

—De nada te sirve que te sigas resistiendo, tarde o temprano voy a hacerte mía.

—Pero yo no quiero hacerlo.

—¡Estoy harto de cumplir todos tus caprichos! Te niegas a mis besos, a mis caricias, a mis atenciones, me rechazas completamente. Estoy harto de recibir únicamente de ti puros desprecios y rechazos, hoy vas a ser mía de una vez por todas.

—¡No!—Trato de apartarlo, pero él es mucho más ágil y pesado.

—¡Eres mía! ¡Mierda!—Me golpea en el rostro—¡Maldita sea entiendelo de una puta vez!—Me jala de los cabellos, uniendo nuestros labios con fiereza.

—¡No!—Lo empujo con todas mis fuerzas, pero él lo único que hace es atrapar mis manos con una suya.

—¡Cállate!—Vuelve a golpearme.

Se quita la corbata para amarrarme las manos en la cabecera de mi cama, dejándome completamente a su merced.

—¡No por favor!—Suplicó.

—Si no te callas y no cooperas voy hacer que te duela de verdad.

—¡Aren, no quiero!—Grito desesperada.

—¡No me importa lo que tu quieras, perra!—Me quita la ropa, dejándome sólo en ropa interior—¡Eres mi mujer y te follaré las veces que yo quiera!

—¡Sueltame!—Trato de patearlo pero es inútil, está entre mis piernas.

Trata de besarme pero me niego, muerde fuertemente mi labio haciéndome sangrar, abro la boca, gimo dolorosamente. Aprovecha y mete su lengua explorando mi cavidad bucal.

Me besa desesperadamente como si no hubiera un mañana, acaricia cada parte de mi cuerpo sin pudor alguno. Me arranca la ropa interior y frota su pene en mi entrada, preparándose para introducirse en mi.

—¡No quiero hacerlo, por favor Aren, detente!

—¡Callate!

—¡Aren por favor no!

—¡Dije que te callarás!—Me suelta un puñetazo en la cara.

—Lo siento Elín, te lo advertí.

Comienza a introducir su miembro, siento como entra en mi.

—Aren no—Gimo de dolor, me arde.

—Estás muy estrecha—Dice agitado, con excitación.

—Me duele, detente por favor, en verdad me duele—Digo con la voz entre cortada, comienzo a temblar.

—Te dije que si no cooperabas haría que te doliera mucho.

—Aren—Sollozo—¿Por qué me haces esto?

—Creme que no quisiera lastimarte mi amor, no es mi intención pero tu te lo buscaste—Termina de entrar, y comienza a mover sus caderas.

—¡Ahhhg, duele!—Lloro.

Siento un tremendo ardor recorrer esa zona, pareciera que me fuera a partir por la mitad, sólo quiero que esto se detenga, quiero que el dolor y el sufrimiento termine.

—Shhh, tranquila linda el dolor pasará muy pronto—Susurra.

—¡No!—Gimo.

—Ya callate—Gruñe.

Comienza a mover aún más su cadera, en un frenesí salvaje, violento y constante.

—¡Me duele!—Grito—¡Me duele mucho, para!

No me escucha, hace caso omiso a mis suplicas y se mueve aún más fuerte, sus estocadas cada vez más son duras, precisas y atrapantes. Duramos así un rato, hasta que alcanzó su punto máximo y se vino dentro de mí, dejando sus semillas plantadas en mi vientre.

Al terminar se recuesta a un lado mío, me observa fijamente. acaricia con dulzura mi rostro y me besa suavemente en los labios.

—Quería que tu primera vez fuera especial, no tenía planeado que las cosas sucedieran así pero tu me orillaste a hacer esto.

No digo nada, me limitó a sonreír amargamente.

—He dejado mi semilla dentro de ti, llevarás a mi hijo en tu vientre muy pronto—Dice con voz ronca—Estoy ansioso de que me des un hijo.

—Puedo darte el hijo que tanto anhelas, pero ese niño será fruto de una violación y vivirá atormentado porque sabrá que su madre no lo quiere.

—¿Cómo puedes decir tales palabras? Sí tenemos un hijo lo amarás como yo lo amaré.

—¡No, tu puedes amarlo pero yo no lo haré!—Grito furiosa—¡No importa cuantas veces abuses de mí para que quede embarazada, por que yo aunque de a luz a tus hijos los aborreceré y los odiaré con toda mi alma simplemente por ser hijos de un hombre tan miserable, despreciable e insensible!

—Eso dices ahora, pero ya veremos cuando des a luz a mis hijos—Sonríe malicioso.

—¡Eres despreciable!—Lo miro con odio.


Obsesión | Libro I  [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora