Siempre serás mía

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(AV)

- ¡Suéltame! ¡Suéltame! - Repetí una y otra vez, hasta que escuché esa dulce voz de fondo.

- Al, despierta... Despierta por favor - Decía mientras acariciaba mi mejilla. En ese momento abrí los ojos de golpe, con la respiración agitada - Fue una pesadilla mi amor, tranquila.

Por un momento pensé que todo había sido una pesadilla, una horrible pesadilla, pero en ese momento el fuerte dolor de cabeza que sentí y la molestia en el lado izquierdo de mi rostro me hizo dar cuenta que no todo había sido un sueño. Intenté llevar mi mano a mi cara, pero Piper me detuvo tomando mi mano en el aire.

- Es mejor que no toques esa zona mi vida, puedes lastimarte.

- Él... Él.... - No era capaz de completar una sola frase.

- Lo sé Al, lo sé todo... Ya luego conversaremos sobre eso... Ahora debes descansar.

Los malditos recuerdos de lo que sucedió invadían mi mente, y como un acto reflejo comencé a revisar lo que llevaba puesto.

- Al, mírame - me dijo Piper - Yo te puse esa pijama, ése... tipo no llegó a hacerte nada corazón. Te prometo que luego te contaré todo con detalles, pero por ahora debes procurar recuperarte. ¿Cómo te sientes?

- ¿De verdad no llegó a hacerme nada? - Le pregunté algo incrédula, creyendo que sólo lo decía para tranquilizarme.

- Te lo juro Al, llegamos a tiempo para detenerlo. Sino no estarías en casa cielo, estaríamos en un hospital. Necesito que estés tranquila, él ya no puede hacernos daño - me dijo acariciando mi mejilla. Le creí, pero aún me costaba sacar lo que sucedió de mi cabeza.

- Me duele mucho la cabeza - le dije llevando una mano a mi cabeza para sobármela.

- Es normal cariño, pero creo que podemos aprovechar que despertaste para que tomes las pastillas que dejó Red. Seguro te ayudarán con el dolor - dijo tratando de ponerse de pie.

- ¿A dónde vas? - le pregunté tomándola del brazo antes de que termine de pararse.

- Voy a traer agua para que tomes las pastillas mi amor, sólo será un minuto - me dio un beso y salió rápido de la habitación.

Sólo un momento después volvió con una jarra llena de agua y un vaso. Me dio los medicamentos y se volvió a recostar a mi lado.

- Debes descansar mi vida, recién son las cinco de la mañana - me dijo con su dulce tono de voz.

Me acurruqué en sus brazos y me aferré a ella con todas mis fuerzas, con temor a no encontrarla ahí después.

- No iré a ningún lado mi amor, descansa, ya todo pasó, estás a salvo - acarició mi espalda y cabello, dio dulces besos en mi coronilla y poco a poco fui volviendo a quedarme dormida.

Cuando volví a despertar el dolor había cesado, y como Piper me dijo, seguía ahí, cobijándome en sus brazos, dándome esa sensación de protección que tanto necesitaba en esos momentos.

- Buenos días preciosa - me dijo cuando abrí los ojos.

- Buenos días princesa - le respondí con una ligera sonrisa - Mi amor, necesito saber lo que pasó ayer por favor - le pedí casi a modo de súplica, necesitaba saber para que mi mente no siga divagando.

- Está bien cariño, pero por favor necesito que estés tranquila ¿si?

- De acuerdo.

- Hace una semana Red reconoció a tu papá una foto que está en la sala, y me dijo que él era quien le había pagado para que me desconecte.

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