Nos sentamos en el sofá. La verdad no tengo ni idea de lo que me vaya a decir. Pero aun así estoy nerviosa.
-Empieza. - le digo y él toma mi mano.
-Bueno, Alicia.-estaba nervioso, podía notarlo.- Estos días que he pasado contigo, han sido los mejores en muchos años. Hace un par de años, yo era un chico demasiado idiota, fumaba, iba a fiestas todos los días e incluso me drogaba. Pero un años atrás me enamoré de ti. Realmente siempre me atrajiste pero nunca de la manera que lo haces ahora, además se me hacia algo imposible por el hecho de tu hermano.
-Dallas... Tu también me gustabas desde hace mucho tiempo, pero siempre te veía tan popular, tan metido en solo tener sexo con las chicas y sabía que njnca te fijarías en mi, teniendo a tantas chicas de largas piernas, rubias y sexys. Y yo no soy como ellas.
-A mi no me importa como te veas, no me importa si eres más pequeña que las demás, no me importa tu color de cabello ni nada de eso. Yo te quiero por lo que eres, te quiero arreglada y desarreglada, te quiero en todas tus facetas. Te amo, Alicia.
-Yo también te amo y mucho. - respondo.
Dallas se puso de pie y yo hice lo mismo.
-Y bueno, el punto es... ¿Quieres ser mi novia?
No respondí, solo me acerqué y lo besé, me apreté a su cuerpo para desaparecer esos centímetros que nos separaban y me estaban matando, quería tenerlo cerca de mi, quería sentirlo, quería ser parte de él.
-No tienes ni la más mínima idea de cuanto te deseo, Ali.-Dijo Dallas en mi cuello.-Pero si aún no estás segura, no me importa esperar.
Nos separamos. Me quedé mirando sus ojos y sus labios un instante.
-Estoy segura. Quiero que seas el primero y el último.
-¿En serio quieres hacerlo? No quiero que te arrepientas de nada ni que te sientas presionada, mi niña.
-Estoy segura. Quiero hacerlo.
Me tomó por la cintura y me levantó, yo enredé mis piernas en su torso y subió las escaleras.
Sin separarse de mi me recostó en la cama y comenzó a besarme. Metió sus manos a mi blusa y desabrochó mi sujetador. Me quitó la blusa y con esta el sujetador. Nunca había tenido tanta confianza y seguridad para estar así en frente de alguien, solo con él. Me giré de manera que ahora yo era la que estaba arriba. Pasó sus manos por mi espalda causando que mi piel se erizara. Le quité su playera y comencé a desabrochar su pantalón, dejándolo solo en bóxer. Al igual, él desabrochó el mío y quitó la última prenda que tenía.
-Aún puedes arrepentirte, mi niña, no hay problema.-Dijo Dallas.
-Solo hazlo.
Asintió y sacó un condón.
Se acuesta sobre mi y enreda nuestros brazos sobre mi cabeza. Podía sentir cada detalle, lo áspero de sus palmas, su pecho contra el mío y la perfecta sincronía de nuestras bocas. Yo solo temblaba, mi corazón iba demasiado rápido.
-Te voy a cuidar, mi niña. Lo prometo.
Entonces con un movimiento lento me penetró. Sentí una pequeña punzada de dolor que hizo que mis piernas se movieran. Dallas comenzó a tener un movimiento constante. Todo mi cuerpo temblaba y yo me esforzaba por detenerlo. Me besó tan intensamente que me dejaba sin aire.
-Tranquila, estoy aquí. Relájate.
Mis manos ya no estaban arriba de mi, ahora una apretaba con fuerza la sábana de la cama y otra rasguñaba la espalda de Dallas. Traté de apretar mi mandíbula para reprimir los gemidos pero era absurdo.
Gimo si nombre y él me besa. Baja su boca hasta llegar a mi cuello. Podía sentir como él disfrutaba hasta la más mínima gota de placer. Deja de moverse y se recuesta en mi pecho, yo comencé a jugar por su cabello.
-Tu corazón va muy rápido.- dice.
Podía escuchar nuestras agitadas respiraciones.
Yo solo pensaba en lo que acababa de suceder. Me había entregado totalmente a él, era completamente suya en ese momento. Me encantaba la idea. Pero también sabía que no era su primera vez y me daba miedo de que me estuviera juzgando o que no le haya gustado.
-Dallas... sé que... no es la primera vez que lo haces y...
-Shhh, no digas nada. Sé que te está matando la idea de si lo disfrute o no, pues si, lo disfrute y mucho. No tienes idea de lo feliz que estoy.- Lo amo.- Y es obvio que no es mi primera vez, pero real,ente es la primera vez que lo hago con alguien que quiero.
-Te amo.
-Te amo, mi niña.A la mañana siguiente, nos despertamos y nos quedamos mirándonos por unos instantes. Analicé cada pequeño detalle de su cara; el tono avellana de su piel, sus cejas, la perfecta forma de sus labios, y el pequeño hueso que sobresalía de su nariz.
-Me gusta tu nariz. - dije rompiendo el silencio.
-¿Qué tiene de especial? - preguntó él mientras se la tocaba.
-Que es tuya.
Me acerqué más a él. Tomó mi cara con una mano y con la otra me pegó más a su cuerpo. Nos besamos. Creo que besarlo, es por mucho mi sensación favorita en todo el mundo.
-Es hora de irnos, princesa.
-No. - me pongo sobre él para evitar que se levante.- Me quiero quedar contigo.
-Lo harás, pero en otro lugar, nos tenemos que ir.
Se levanta y se viste, yo hago lo mismo. Juntos arreglamos la cama y salimos de la casa.
-¿Qué hora es?- pregunto.
-Las 7, llegaremos justos para ir a clase.
-¿No crees que será un poco raro que nos vean llegar juntos?
-No me importa lo que piensen los demás, lo que importa es que te amo.
-Pero... ¿Y Dustin?
-Le tendremos que decir, no quiero estarme ocultando siempre.
Dallas tenía razón, no quería seguir mintiéndole a mi hermano. Nos subimos a la moto y todo el camino estuve pensando en lo que había sucedido la noche anterior. El amor que siento por él es inefable. Jamás habría comprendido esa sensación de no haber sido por él.
Quiero pasar una vida a su lado, quiero recorrer el mundo tomada de su mano, quiero que seamos infinitos. Me encantaba estar con él, sentía que me completaba. No es cuestión de cuerpos, sino de almas.
Cuando llegamos a la escuela, bajamos y Dallas tenía mi mano entrelazada con la suya. Caminamos por el campus así. Estar a su lado me transmitía seguridad. Todos nos veían y murmuraban cosas.
Cuando pasamos en frente de Kiara puede escuchar claramente que me llamo zorra, yo solo le sonreí y seguí caminando. Los siguientes en vernos fueron Dustin y sus amigos.
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Estarás
Teen FictionEsta historia comienza cuando dos personas que no soñaban en conocerse, terminan encontrándose. En el instante menos esperado, pero en el momento indicado.