Capitulo 3

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Klaus había hablado con ella unos segundos más, pero todo era en vano. Su memoria era un asco. Un tanto molesto, el vampiro salió de la habitación a realizar una llamada telefónica, dándole tiempo a ______ para ducharse y cambiarse la ropa antes de poder bajar a comer.

La chica suspiró y se sentó por unos minutos sobre la que ahora era su cama. Todo era silencio. Quizás el silencio era lo que necesitaba para poder meditar sobre lo sucedido. Repasó la poca información que Klaus le había dado. Algo en ella le aliviaba profundamente haberse topado con él; había algo en el que la hacía confiar, pero por otro lado tenía miedo de que el no fuera la clase de persona que ella esperaba. Dolía estar confundida, dolía no saber si tenía familia o alguien que estuviera afuera buscándole Su cerebro solo conocía y reproducía sin parar las mismas palabras: tú eres lo único que tengo ahora.

Era así. Esa era su realidad. Aquel misterioso y atractivo hombre era su único soporte. No existía nada más que el, para bien o para mal. Era alegría y un dolor deprimente en el pecho.

Se sentía sola a pesar de saber que su "rescatador" no la dejaría nunca, no hasta que ella se recuperara por completo; él le juró con la mano en el corazón. Pero por alguna razón, ______ tenía la extraña necesidad de averiguar más allá de las palabras de Niklaus. Podía haber algo más aparte de lo que él le decía, podía haber más cosas de las que él no estaba enterado. El exterior la llamaba a explorar cada incógnita en su mente, aunque tambien estaba ese estúpido e inoportuno nudo en el estomago que le prohibía moverse de la casa. Cada minuto que pasaba era una lucha entre su mismo cuerpo y su subconsciente. No sabía que podía hacer; no quería quedarse, pero dejar a Klaus no era opción. Era un poder mucho más grande en su interior, una voz que le gritaba que debía permanecer a su lado.

Se sentía profundamente atraída por él, como metal hacia un imán. No atraída en el punto de gustar, o de estar enamorada. Algo más. Era ese no se qué que había en el, algo escondido que pedía ser descubierto. ______ quería indagar más en su historia. El no era un hombre común, de eso estaba segura. El misterio subterráneo sumido entre las sombras era algo llamativo. Sus ojos claros y azules se volvían oscuros y cerrados, como si se estuviera encerrando en una caja fuerte; ella lo notó en el momento en que le dijo: Tú eres lo único que tengo ahora.

Como si esas palabras lo hubieran afectado. Pero él se veía imperturbable y sereno ante todo. Eso la inquietaba y la dejaba magnificada. Tenía claro que Niklaus era solo un anónimo de quien no tenía ni el menor conocimiento, pero justamente era eso lo que la impulsaba a querer seguir conociéndolo. Sentía que debía hacerlo. Posiblemente no era tan diferente a ella. Tal vez tenían algo en común, como estar solos por ejemplo. Según lo poco que supo, creía que el tambien vivía solo ¿y su familia? ¿Tendría o solo era otra pobre criatura pretendiendo ser intocable sin nadie a su lado? ¿Qué había en sus ojos? ¿Era dolor o algo más? ¿Qué lo había impulsado a salvar a una patética chica convaleciente en una carretera solitaria? El había hecho algo de lo que nadie más se encargaría. Se tomo la molestia de salvarla, y eso para ella significaba un mundo. En serio quería saber mucho más acerca de el. Tanto como fuera posible. Posiblemente así ambos compartirían la historia de su vida con el otro. Ella lo veía como un amigo. Su presencia la hacía sentir en calma, y eso era bueno...

Después de seguir por tiempo indefinido entre pensamientos, preguntas y dudas sin respuestas, recorrió a paso lento cada rincón de la habitación. Todo era increíblemente hermoso y lleno de lujo. Se sintió infinitamente agradecida de que Klaus la llevara a un sitio así solo por pura bondad. El no buscaba nada a cambio en ella, el se lo aseguró. Eso la conmovió de manera irregular. Jamás había sentido tanta confianza por alguien en tan poco tiempo, según lo que recordaba. Miró al armario, recién dotado de toda clase y marca de ropaje fino. Incluso maquillaje. Era excesivo, mucho más de las atenciones que esperaba que alguien tuviera con ella, por ello escogió lo más sencillo de todo. Se duchó con cuidado de no lastimar las heridas del accidente, que, sorprendentemente no eran tan exageradas como temía; estaba anonadada ante la evolución que tuvo según lo que Klaus le había dicho. Debía ser una masa de carne llena de moretones, rasguños y cortadas, pero no era así.

Con la misma delicadeza, envolvió su cuerpo con una falda de volados, una blusa y un fino abrigo de color ceniza. No se vistió con ganas de presumir e impresionar con el montón de ropa hermosa que él había comprado para ella; incluso se sintió insegura de no estar lo suficientemente presentable. Se sentó frente al espejo del tocador y peinó sus lisos cabellos en una muy elaborada trenza de espigas.

Algo asustadiza todavía, salió del cuarto procurando no hacer ruido. Todos sus gestos y movimientos parecían sacados de esas princesas en los cuentos, o al menos eso le parecía a cada uno de los que se encontraban en la casa. Todas las miradas se posaban en ella, lo que la cohibía aun más ¿Quiénes eran todas esas personas? Si, pensó que Niklaus debía tener sirvientes, pero no tantos.

-¿Qué es todo esto?- preguntó cuando por fin lo vio sentado al final de una grande mesa de madera, frente a una gran bandeja de plata. En el asiento a su lado, tambien había una igual.

-Disfruta el desayuno- sonrió cortés, señalando la fina vajilla.

-Gracias- le correspondió con una risita leve. Alisó un poco su falda y se sentó a la derecha del hombre-

Pero... ¿Por qué hay tanta gente acá? ¿y porque tanto alboroto?

-Come- fue lo que él respondió al señalar el plato ahora descubierto. Había de todo un poco, desde frutas y granola hasta cereal con leche y pequeños pastelillos de hojaldre con zumo de naranja. Todo olía y se veía exquisito, como si estuviera preparado por el mejor chef sobre la faz de la tierra- Bueno, todos ellos son mis... sirvientes- explicó en cuando ______ tomaba un poco de fruta.

-¿Sirvientes? ¿Todos ellos? Eso intimida un poco...- dijo-¿Por qué son... tantos?- preguntó sorprendida.-Digo, espero no ser muy curiosa, es solo que... todo es muy nuevo para mí y...

-Está bien- el bebió de su copa y le sonrió de nuevo- Esto es un tanto complicado; luego lo explicaré ¿está bien?

______ asintió sin decir más nada, hasta recordar el tema de intentar conocerlo mejor, por ello empezó a pensar en un millón de preguntas por hacerle, muy discretas por supuesto.

-¿Vives solo?

-¿Cómo?- dijo aturdido ante el cuestionamiento repentino.

-Que ¿si vives solo? ¿Vives con tu familia? ¿Tus padres? ¿Algún hermano?

-¿Por qué tanta curiosidad? Creí que querías saber sobre ti, no sobre mi- acordó irónico- Pero

bien, ya que preguntas: si, vivo solo. A veces viene mi hermana Rebekah, cuando no le dan sus rabietas. Tengo varios hermanos: Elijah, Finn, Kol y Henrik, pero dos de ellos murieron... al igual que mis padres...

-¡Oh mi dios! Lo siento mucho, perdón, de verdad, no debí tocar el tema- se apresuró a hablar y a llenar su boca con un montón de kiwi.

-No, está bien... fue hace mucho.

-Bueno... cuéntame un poco más sobre tu hermana- ______ se rehusó a dejar morir la conversación.-

¿Rebekah, dijiste? Hablaste de sus ¿rabietas?- inquirió divertida.

-Ella es un tanto complicada- asintió- pero es mi hermanita y yo la amo, trato de protegerla mucho; en ocasiones parece un bebé caprichoso del que nadie más se encargó, pero es buena la mayoría del tiempo, en su esfuerzo de ser buena... tiene sus berrinches pues ambos no concordamos a veces, pero es lo más cercano que tengo.

-Y ahora tambien me tienes a mí- aseguró- No es mucho, pero...

-Más que suficiente-­ razonó.

Beauty and the beast (klaus Mikaelson y tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora