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El tiempo pasó y no, aún no éramos novios. Ya se, yo también esperaba que después de lo ocurrido en la fiesta pudiéramos formalizar pero pues simplemente no me dijo nada. Igual no me importó porque todo iba de maravilla. Nos veíamos diario, salíamos cada fin, hablábamos por las noches hasta dormir... en fin, hacíamos lo que hacen las parejas.

Mi historia podría terminar aquí, justo cuando voy ganando, en un felices para siempre; pero no ocurrió así. Verás, cuando dos personas pasan tanto tiempo juntas, se acostumbran a la presencia del otro y cuando se separan empiezan a aparecer algunas grietas y eso fue lo que nos sucedió.

A pesar de estar en tiempo de clases, mi familia decidió planear las vacaciones; esto para ir cuando no hay tantos turistas y poder descansar en verdad.

Durante mi tiempo en la playa, casi no hablé con mi ligue/amante, vaya que no sabía como llamarlo y eso ya estaba comenzando a incomodarme. El punto es que a mi regreso nos íbamos a ver porque obviamente nos extrañábamos mucho.

¿Y sabes qué pasó? Que así como el destino quiso que nos juntáramos, también habría de empezar a obrar para distanciarnos. 

Mi vuelo habría de salir en la mañana para llegar a la ciudad en la tarde, sin embargo, se retrasó y salió 5 horas tarde. Yo le informé sobre el terrible acontecimiento y en vez de que me dijera que nos veríamos más tarde me dijo tranquilamente que mejor nos veíamos otro día porque ya había hecho planes para esa noche.

Vaya, ¿pues entonces cuánto tiempo pensaba verme? ¿Acaso planeaba hacer una visita de doctor y luego marcharse con quién sabe quién?

Ya sé, en ese momento fue cuando conocí los celos y déjame decirte que son una cosa muy curiosa. Normalmente yo no soy muy creativo, y mi maestra de arte de la preparatoria te lo puede confirmar, hay veces en las que tardo horas solo en formar una pequeña idea sobre lo que quiero dibujar o si tengo que escribir un ensayo puedo dejar la computadora abierta y en blanco hasta al día siguiente. 

Pues en ese momento, cuando colgué el teléfono te juro que en mi mente se formaron mil escenarios distintos sobre lo que haría esa noche y con quién estaría. Algunos de ellos eran muy inocentes como el de que estaría con su familia cenando, pero hubo otros que si te los contara de seguro pensarías mal de mí entonces prefiero omitirlos.

Creo que lo que más me molestó no fue el que no aceptara verme cuando llegara de mi vuelo sino que no me dijo con quien pensaba salir. Normalmente, si teníamos algún plan con nuestros amigos, invitábamos al otro pero en esta ocasión ni por error dio más detalles de los necesarios.

Esa vez, el regreso se me hizo eterno. Por más que traté de distraerme leyendo o viendo una película mi cabeza no dejaba de darle vueltas al asunto.

El Príncipe Solitario 1.0Donde viven las historias. Descúbrelo ahora