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•Al día siguiente•

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•Al día siguiente•

Desperté desganada.
Los ojos me dolían de haber llorado gran parte de la noche y mis articulaciones estaban tensas por aquella dura cama.

Se sentiría mejor con Zach.

Quizás estaba exagerando, quizás el problema entre él y yo no era tan grave, pero cuando se comportaba así de cabezota sin pensar en los demás me dañaba bastante.

Era su palabra contra la mía, y los dos éramos tan orgullosos que esto no se solucionaría en un largo periodo de tiempo.

Me incorporé y miré a la otra cama. Selena no estaba.
Seguramente ya se había ido a entrenar. A ella le gustaba madrugar.

Me lavé y cambié mi pijama por la usual ropa de deporte.

Abrí la puerta y salí al pasillo frotándome los ojos.
Estaba cansada.

- ¡Chicos! ¡Correr! ¡Venir!

El grito de Selena se oyó desde la cocina y anduve lo más rápido que pude hasta allí.

Todo los demás ya se encontraban allí.
Crucé miradas con Zach, Pero la aparté enseguida.

- ¡Mirar! - señaló cambiando el canal de la televisión.

- El gobierno ha decidido dar un paso más y enfrentar a los Sobrenaturales y los Poderosos. Dicen que son una amenaza para lo sociedad y que una guerra se acercará pronto si no les detenemos. La Liga Contra Poderes Sobrenaturales, más conocida como, la L.C.P.S., es la encargada de esta alianza con las fuerzas armadas de América.
Hablemos con su líder; Peter Malik.

La imagen de la reportera se desvaneció dando lugar aún hombre con la mitad de la cara quemada.

Mi tripa se revolvió y sentí como el aire de mis pulmones se desvanecía.

- Ningún ser humano con algo tan importante en su poder merece vivir. - escupió con ganas - Esto - señaló su parte de la cara quemada - Es lo que me hicieron esas "personas" cuando solo quería ayudarles. Yo fui el único que sobrevivió de mí familia y mirar a que precio. No son personas, son monstruos.

Antes de que aquel hombre terminará su discurso, una punzada en la cabeza me hizo desvanecerme y caer al suelo mientras mi cuerpo temblaba con fuerza.

Sentía a los chicos hablándome, pero no entendía nada de lo que decían. Solo podía sentir aquel dolor extenderse por todo mi cuerpo hasta que solo vi negro.

//Botaba el balón por la acera mientras tarareaba una estúpida canción que me había pegado Daniel.

Estaba volviendo a casa después de pasar todo el día jugando con Cody, mi mejor amigo.

Miré al cielo observando las estrellas.
Era bastante tarde y sabía que papá se iba a enfadar conmigo, así que apresuré el paso.

Al hacerlo la pelota no pudo seguir mi ritmo y chocó con mi pierna mandándola dentro de una gran casa.

- Porras. - farfullé arrepentida.

La pelota no era mía. Era de Daniel y no quería que se enfadara conmigo por dejarla allí.
Me acerqué a la puerta y observé donde podría estar mi pelota.

Ni rastro de ella.

- ¿Buscas algo? - preguntó una voz.

Me giré sobresaltada y vi a un niño moreno, de unos doce años, parado en la puerta.

- Sí. - intenté sonar segura - Mi pelota a salido disparada hacía tu casa. ¿Podrías dármela?

- Claro. - contestó con una sonrisa cínica - Pero entra, es de noche y podría pasarte algo.

- Vale. - dije no muy segura.

El niño se perdió en las sombras de la casa a buscar mi balón. Al menos eso creía.

- Hola niñita. - un hombre mayor bajó por las escaleras con la misma sonrisa cínica de aquel niño. Sería su padre.

- Hola. - saludé algo incómoda.

- ¿Quienes son tus padres?

¿No le importaba que estuviera en su casa así porque así?

- Jacob y Caroline Sangster, señor.

- ¡Oh! ¿Enserio? Eso es magnífico.

El niño de antes apareció tras las sombras y agarró mis muñecas.

- ¿¡Qué estás haciendo?! - grité histérica.

- Solo queremos ayudarte. - dijo calmado aún con esa sonrisa aterradora - Te quitaremos esos poderes.

- ¡Pero eso es imposible!

- Claro que no. - negó el hombre con una mueca tranquila y de falsa comprensión - Te vamos a matar para quitarte los poderes, ya que no tenemos occidit potestates. No es imposible.

Grité y forcejeé todo lo que pude hasta que pasó.

Una oleada de fuego salió disparada de mí cuerpo como un tsunami, quemando todo a su paso.

El hombre saltó por la ventana tras recibir el fuego y el niño simplemente cayó a mi lado.

Lo había matado.

Las sirenas no tardaron en sonar mientras yo me encontraba arrinconada en una esquina de la casa llorando.

- ¿Allison? - oí la voz de Zach.

Alcé la cabeza y me tiré a su brazos horrorizada.

- Los he matada. - repetía incansablemente - Yo les he matado.

Zach acariciaba mí espalda tiernamente, después papá llegó a su lado y me cargó en brazos.

- Todo va a estar bien Allison - decía contra mi pelo con seguridad, pero su rostro expresaba lo contrario - Todo va a estar bien.//

Desperté con la respiración agitada y una gran culpa en el pecho.

Les había matado. Había matado a un niño y la gente que se encontrara en aquella casa.

POWER; Z.H Donde viven las historias. Descúbrelo ahora