Paso 3

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Cuando llegó a casa había olvidado el rato amargo que pasó con su prometido, y solo estaba lleno del baile que tuvo.

Llamó a su novio con el fin de a contentarse con él, pese a lo que le dijo. La llamada sonó mucho tiempo hasta que escuchó que lo atendieron -Amor ¿Puedo ir a tu casa?

-No Taehyung, estoy ocupado. Mañana tengo que arreglar más asuntos de la boda, las que arruinaste por no decidir bien. Necesito dormir.

-¿Por qué todo lo que hago está mal? -le reclamó, no imagino hacerlo, pero estaba harto y más porque rompió su burbuja de felicidad en segundos, solo quería que su novio le diera un poco de afecto después del problema que tuvieron.

-Yo no he dicho eso. Ya Taehyung, voy a dormir, mañana hablamos ¿Sí? -le colgó-

¿Estaba por casarse con él?




*

Unas semanas habían pasado desde la pelea con su novio, sin que este le diera una disculpa o algo, lo único que podría hacer en esos momentos era seguir yendo a sus clases.

Asistió a clases normalmente con su maestro de baile, este le contó todo sobre lo que hizo en todo el día sin romper su sonrisa, pensarían que es aburrido, pero no lo era.

El pelinegro colocó la música y se paró cerca de él, no tardó para que sintiera como sostenía sus manos, mismas que se entrelazaron en sus dedos, ese gesto hizo que alzara la mirada para verlo a los ojos ganándose solo una sonrisa de su maestro.


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-Hoy haremos otra técnica -sus ojos seguían el cuerpo del pelinegro, se posó detrás de él, agarró una de sus manos para extenderla sobreponiendo su mano en la suya y la otra la colocó en su cintura sobreponiendo de nuevo su mano, no lo estaba tocando directamente en esa zona, pero se sentía cálido. Aunque no lo pudiese ver por estar atrás, no se sentía incomodo, le agradaba. Su calor, suaves respiraciones y su colonia se sentía cerca de su cuello.

Poco tiempo después empezaron el baile de salón, dos pasos a la derecha y dos pasos a la izquierda, dos pasos atrás y dos pasos adelante, de nuevo estaban sincronizados.

El pelinegro daba gracias a ese tipo de baile, porque podía sentirlo cerca, tan cerca, pero a la vez muy lejos de su corazón imposible de escuchar. Su mano lo sujetaba gozosamente y delicadamente sintiendo el cosquilleo de que sus manos dejasen esas zonas para irse a otras para ser bendecidas, estaba perdiendo la cordura al verlo de esa manera. Cómo podía mantenerse cuerdo cuando podía sentir su calor, su dulce perfume cerca de su cuello y hombros, demasiado cautivador para él del chico que solía gustarle.

Los minutos pasaron sumergidos en ese contacto haciendo giros de vez en cuando para verse y retomar la primera posición.

La música llegó a fin -Impresionante, fueron 10 minutos y lo hiciste estupendo Tae – los dos sonrieron omitiendo los cosquilleos que sentían en sus dedos y cuerpos que rozaron.

Un Baile (HopeV)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora