Capitulo 44

10.9K 533 798
                                    

Han pasado seis semanas desde que Lauren dejó ir a Camila. Seis semanas desde que rompiera sus corazones y el dolor físico que había sentido en su pecho mientras veía cómo los padres de Camila se iban, aún estaba presente, aun persistiendo cada segundo de cada día, recordándole lo que había perdido, a quien había perdido. Habían pasado seis largas, miserables, solitarias semanas y Lauren no había escuchado nada de Camila ni una vez. No una carta ni una llamada de teléfono ni un mensaje de texto de ella. No había escuchado nada, y eso la estaba matando, lentamente pero con seguridad.

Lauren había soportado seis semanas sin la sonrisa de Camila, sin su risa, sin sus profundos ojos chocolate, su baja y ronca voz y sus largos y suaves mechones de pelo oscuro. Había sufrido sin la presencia en su vida de la forma de ser juguetona de Camila, sin su agudo intelecto y su amable corazón. Durante seis semanas Lauren había echado de menos todo sobre Camila, cada pequeño detalle, cada pequeña peculiaridad que su novia poseía, cada minuto e insignificante momento de contacto físico que solían compartir. Lauren había echado de menos la forma en la que Camila frunciría su ceño cuando estaba confundida, cómo encogería su nariz adorablemente cuando estaba nerviosa o cómo haría pucheros en un intento de salirse con la suya. Había echado de menos la forma en la que Camila la miraría, la forma en la que sus ojos se iluminarían malévolamente cuando estaba planeando algo, la forma en la que su pequeña mano había encajado tan cómodamente en la suya.

Durante las últimas seis semanas Lauren había sido incapaz de trazar la cicatriz sobre el ojo izquierdo de Camila como solía hacerlo, había sido incapaz de jugar con los dedos de su novia como de costumbre, besar sus suaves labios tiernamente o acariciar su mejilla delicadamente con su pulgar. Todas las costumbres subconscientes que habían desarrollado, todos los pequeños consuelos cuando estaba preocupada, estresada o agitada. Todo ahora perdido; como Camila.

Lauren echaba de menos todas esas cosas y una multitud más sobre su novia, pero, mayormente, simplemente la echaba de menos, echaba de menos a Camila. La echaba de menos cada día. Lauren echaba de menos todo lo que Camila era, todo lo que había llevado a su vida, la forma en la que la había enriquecido a mejor, la forma en la que su futuro parecía menos desolador cuando se la imaginaba a ella en él.

Lauren se echaba de menos a sí misma también; la persona que era cuando Camila estaba con ella, la forma en la que se sentía cuando estaban juntas. Echaba de menos la manera en la que su cara le dolería porque estaba constantemente sonriendo, la forma en la que Camila conseguía suavizar su dureza hasta que virtualmente no hubiera nada, la forma en la que la hacía feliz.

Lauren realmente echaba de menos ser feliz.

Lauren deseaba poder hablar con Camila otra vez de la manera que solían hacerlo. Echaba de menos sus profundas y significativas conversaciones y sus bromas alegres. Deseaba que pudieran quedarse despiertas toda la noche hablando de sus esperanzas, sus sueños, y su futuro como hacían antes, antes cuando las cosas estaban mejor, antes cuando no se

había dado cuenta del alcance de los problemas de Camila, cuando aún estaba viviendo en una feliz e inconsciente negación. Si Lauren pudiera tan solo hablar con Camila, le diría que solo tenía una esperanza ahora; que sería que volviera a ella. Lauren le contaría a Camila su sueño solitario; para ellas estar juntas, para finalmente estar reunidas una vez más. Eso era lo que Lauren quería, todo en lo que podía pensar y no creía que estuviera pidiendo demasiado al universo para darle un respiro en respuesta a todo por lo que habían pasado juntas como pareja.

Trials and Tribulations/CamrenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora