PETRICOR

Una confesión que acaba con tus esperanzas

La primera impresión que tuvo Ochako de Izuku fue la de un niño torpe y tímido. Lo salvó de una caída en la entrada de la escuela porque no quería que un día tan importante como el de un examen de admisión comenzará con un golpe. Después de ayudarlo el chico se sonrojó y trató de agradecer sin ser capaz de articular una palabra, acto que a ella le pareció bastante adorable.

En el examen les tocó estar en el mismo campo. No le prestó mucha atención, estaba enfocada en pasar el examen, ella también tenia un objetivo, debía ayudar a sus padres; aun así, pudo escucharlo decir que no había conseguido ni un punto y lanzarse a ayudarle sin pensar en su propia seguridad. En ese momento lo único que pudo hacer fue evitar que su caída fuera peor y luego hacer lo posible por transferirle parte de sus puntos del examen, aunque realmente no los necesitaba, después de todo aun antes de ingresar a la UA él ya era un héroe.

Se alegró mucho al descubrir que había entrado y que además estaban en el mismo salón, no pudo evitar acercarse a él y ofrecerle su amistad con la intención de agradecerle por haberla salvado. Comenzó a llamarlo por el apodo que le otorgó Bakugo, Deku, porque sentía que esa palabra lo describía perfectamente como alguien que nunca se rinde. Se hizo su amiga, entonces empezó a conocerlo mejor.

No era un niño torpe que necesitara ayuda, si bien era alguien tímido eso no le quitaba sus otros atributos. Descubrió que era alguien persistente, fuerte, que nunca se rendía en sus objetivos y que luchaba por cumplir su sueño. Era una buena persona, dispuesto a ayudar a los demás con un objetivo noble, "ser un héroe que salva a todos con una sonrisa en el rostro" no sabía que para ella y para muchos más él ya lo era.

Lo tomó como su fuente de inspiración y cada vez que le faltaba motivación para hacer algo pensaba: «Seguramente Deku se está esforzando.» En algún momento ese sentimiento de admiración creció para convertirse en algo más. Antes de poder darse cuenta se había enamorado.

Tardó mucho en darse cuenta, principalmente porque era un sentimiento que nunca había experimentado. Cuando finalmente lo aceptó decidió que debía guardarlo, sabía que Deku estaba enfocado en sus estudios para convertirse en Héroe y ella también debería estarlo. Sin embargo, una parte de ella sentía que cuando todo acabara, cuando ellos se graduaran o simplemente cuando llegara el momento tendría alguna oportunidad de estar con él, que podrán salir juntos, ser novios, y siendo optimistas casarse y formar una familia.

Eso creía.

Era una mañana común de clases, ella estaba hablando en el salón con Iida y Deku, como siempre Bakugo llegó a la hora exacta.

—B-buenos días Kacchan— Deku lo saludaba y como cada mañana Bakugo solo gruñía provocando que su amigo bajara la cabeza para luego sonreír y continuar como si nada hubiera pasado. No conocía mucho sobre el pasado de los dos además de que tenían una relación complicada de amigos de la infancia. Uraraka solo estaba segura de que Deku quería recuperar su antigua amistad.

Algo que ocurre al estar enamorado es esa tendencia a observar a esa persona y notar todos los detalles respecto a ella. Había notado, por ejemplo, lo mucho que Deku miraba al rubio, lo admiraba tanto como ella a él era dificil no percatarse de ello, pero eso estaba bien, después de todo ambos eran hombres, ¿no?

Era normal que se pusiera celosa cuando otras chicas se acercaban a Deku, después de todo aún si no le gustaba sentirse así sus sentimientos no eran algo que ella pudiera controlar, Pero con Bakugo estaba bien, Deku solo quería recuperar su amistad. Sin embargo ella misma sabía lo rápido que el sentimiento de admiración crecía para convertirse en algo más, ese conocimiento la aterraba tanto que la mayor parte de tiempo prefería ignorarlo, pero lo sabía. Y ese mismo día, sus temores se confirmaron.