Síntomas.

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Justo como Deku comentó la noche anterior, los días de lluvia comenzaron en la UA justo al día siguiente y durante el resto de la semana no hubo ni un solo día que no estuviera nublado.

Le molestaba el hecho de que el clima se hubiera puesto de acuerdo con su estado de ánimo y para colmo su estado de salud. Estornudó por decimotercera vez en lo que llevaban de clase. Se sentía cansada, tenía los ojos llorosos y el cuerpo cortado. Muy probablemente se había enfermado por estar frente a la puerta abierta observando la lluvia. Sin embargo las molestias de la gripe no se comparaban con el conflicto mental que estaba teniendo en ese mismo instante. Su cabeza era un lío tal que lo que sintiera su cuerpo en ese mismo instante le daba igual.

No podía evitar pensar en Deku, en su amabilidad, en su sonrisa y en la cantidad de veces que la había ayudado, imágenes se repetían en su mente una y otra vez. Luego, la posibilidad de que todo ese amor y cariño propio del pecoso fuera dirigido hacia Bakugo la atormentaba. De entre todas las posibilidades ¿Por que él? La atracción de su compañero hacia su amigo de la infancia era algo que no comprendía.

Si era totalmente honesta ella aun no perdía la esperanza. Habían dos cosas que hasta ese momento la habían ayudado a no romperse. El primero era el prefijo "bi" que Izuku había usado cuando le confesó su orientación sexual, si podía confiar en sus conocimientos estaba segura de que eso significaba que a Deku le gustaban tanto hombres como mujeres.

—Aaashu—. Un estornudo, la interrumpió en sus pensamientos.

—¿Estas bien Uraraka?— Sato, quien se sentaba a un lado le preguntó.

—Estoy bien, es solo un pequeño resfriado —contestó retándole importancia con la mano, mientras, siguió observando a su compañero sentado al otro extremo del salón, quie a su vez miraba al explosivo sentado frente a él. Totalmente indiferente. Esa era su segunda esperanza.

Era Bakugo de quien su amigo estaba enamorado, ¿qué posibilidades existían de que él le correspondiera? ¿Qué posibilidades existían siquiera de que le gustaran los varones?

Se sentía fatal por pensar así. Pero parte de ella deseaba que ese amor no fuera correspondido, quería que Deku notara que era una locura, que era Bakugo Katsuki de quien hablaban. No era propio de ella pensar así, no estaba bien querer la felicidad propia a costa del sufrimiento de su mejor amigo. Pero, ¿acaso alguien podía culpara? no es como si pensara interferir, solo era una esperanza.

—Aaashu—. Un estornudo más y cada vez sus pensamientos negativos la inundaban más y más. El timbre de la escuela sonó y todos salieron a almorzar. Salió con Iida del salón mientras Deku los esperaba a lado de la puerta para almorzar juntos. Durante el trayecto a la cafetería no pudo evitar estornudar varias veces más. Comenzaba a tener un frío que la hacía temblar y aun cuando trato de ocultarlo sus amigos lo notaron.

—¿Uraraka, segura que estas bien? ¿no sería mejor que fueras a la enfermería? —miró a Deku mientra Iida asentía hablando de la importancia de la salud sobre cualquier otra cosa. ¿Cómo demonios olvidarse de Deku si seguía preocupándose de esa forma por ella? 

Negó con la cabeza otra vez, debía controlarse. Deku no era el único que se preocupaba por ella, justo en ese instante Iida estaba haciendo lo mismo. Pero su corazón enamorado no podía evitar tener esperanza y resaltaba cualquier cosa que tuviera que ver con el peliverde para hacerla sentir mejor.

—Estoy bien, no se preocupen —tranquilizó a sus amigos mientras llevaba su bandeja de comida a una mesa—. No es nada importante, seguramente mañana ya estaré bien—. Ninguno de los dos le creyó considerando el hecho de que había estado enferma durante toda la semana. Ella misma no estaba segura de sus palabras pues se sentía aún peor que los días anteriores y respirar comenzaba a dificultar pero se negaba a ir a la enfermería. No quería que se preocuparan por ella y mucho menos que la vieran como alguien débil.

PETRICORDonde viven las historias. Descúbrelo ahora