change of mind ;; kth + jjk

afraid

  Cuando sus labios se encontraron, lo primero que Jungkook notó era que Taehyung estaba nervioso. Mejor dicho, muy nervioso. El pelinaranja se quedó tieso en su lugar con los ojos cerrados y respirando agitadamente mientras Jungkook chocaba lentamente sus labios con los del mayor. Eran blanditos, cálidos y levemente rasposos, notó. Y temblaban un poco, mas su hyung no le correspondió. Se alejó de él, viendo su rostro compugnido, y se sintió mal.

  Taehyung parecía, definitivamente, afectado. Tal vez no debió llegar tan lejos, pero joder, realmente le había sacado de sus casillas con sus pobres reclamos y se veía tan bien. Y lo quería tanto, maldita sea.

  — Taehyung... —murmuró con suavidad, viendo como el mayor abría los ojos para observarle anonadado— ¿Q-Qué sucede? —su corazón se encogió al ver como los ojos avellana que tanto adoraba se empañaban.

  — N-No puedo. Yo no puedo hacer ésto. —el pelinaranja negó con ahínco, haciendo que el corazón del menor se encogiera. Jamás había visto a Tae así. Alzó su mano con la intención de darle una suave caricia, secando una que otra lágrima que corría por sus mejillas. El más alto le observó en silencio, aceptando la caricia sin apartarse o mostrarse molesto. Parecía triste de pronto. Aterrado.

  — Perdóname. —dijo, para luego tirar del cuerpo de su hyung con la intención de acurrucarlo entre sus brazos. El pelinaranja se dejó abrazar en silencio, sintiéndose perdido y asustado. Escondió su rostro en el hombro de Jungkook, empuñando la camiseta blanca del menor y sintiendo el aroma de su perfume. Perfume de hombre, hombros anchos y trabajados. Su interior se retorció entre el miedo y la tristeza, diciéndole que eso era dolorosamente malo e indebido.

  Él simplemente no podía sentirse atraído por un hombre.

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  Seokjin frunció el ceño, viendo como su primo comía en silencio –rarísimo considerando que solía hablar hasta por los codos– para luego levantarse y despedirse, llevándose su bandeja y parte de la tensión que había reinado en la mesa.

  — Ya. Suéltalo ahora, Jungkookie. ¿Qué demonios pasa entre Tae y tú?

  El chico levantó la mirada de su teléfono (ese día había estado metido en su teléfono todo la jornada), para luego observarle en silencio por un segundo— No es nada, hyung.

  Seokjin le observó con el ceño fruncido, para luego apuntarle de forma acusadora con los palillos— Mira, Kook. Si es algo personal entenderé que no quieras decírmelo, pero no me mientas de una forma tan pobre. Tu cara te delata completamente y no me vengas con "no es cierto, hyung", "sólo estoy cansado, nada más" porque te meto el pollo por la nariz.

  Sí, no era algo muy amenazador, a decir verdad, pero pareció funcionar para el azabache, ya que cerró la boca y bajó un poco la mirada, sintiéndose expuesto— Perdone. No es que no confíe en usted, sólo... —se frotó el rostro en un gesto de cansancio— Creo que la cagué, y mucho.

  El mayor le observó, ahora preocupado— Dios, ¿Qué pasó ahora?

  — El fin de semana, después de la fiesta de Nam hyung fuimos a su casa. Taehyung se había molestado conmigo y yo le pregunté qué le pasaba. —explicó— Comenzó a decir cosas sin sentido, yo me enojé con él y... hyung, ambos estábamos ebrios. Yo jamás–jamás hubiese hecho eso de no ser... —se detuvo un segundo, nervioso. Botó aire— Nos besamos. Mejor dicho, yo lo besé.