let me show you

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  El taxi los recogió a la salida de la casa, y el camino fue tenso y silencioso. Taehyung observaba la ventana con el ceño levemente fruncido mientras sus dedos tamborileaban insistentemente sobre su rodilla. Jungkook no pudo evitar pensar que sus dedos –sus manos, mejor dicho– eran bastante atractivas.

  Maldición, que cada parte de él parecía ser una forma de arte. Taehyung era atractivo –muy– y, a pesar de que a veces se comportaba un poco tonto, era un chico amable que se preocupaba mucho por sus amigos. E inclusive iba más allá. Como no recordar esa vez que, cuando salieron a comer unas hamburguesas por pedido del mayor (sí, era débil a los caprichos de su hyung, pero, ¿Quién se resistiría a esos ojitos avellana y al puchero que siempre usaba con él cuando quería algo?) y se encontraron con una pareja de hermanos que se habían perdido por andar jugando. Taehyung, al ver sus caras compugnidas mientras buscaban algo con la mirada, no dudo en ir donde ellos, hablándoles dulcemente y llevándoles a informaciones, donde se quedó con ellos conversando hasta que la madre, bastante avergonzada por su descuido, fue a buscarles, para agradecerle al pelinaranja (en ese entonces tenía el cabello rubio, muy lindo a decir verdad) por su ayuda.

  Ese día, mientras Jungkook le observaba hablar animadamente con los pequeños, alejando sus miedos mientras les contaba historias de él y como jugaba con sus primos pequeños en el campo cuando iban de visita con su madre, se dio cuenta que no le gustaba Taehyung solamente por su aspecto. Porque sí, a veces había llegado a pensar que su fijación con el moreno era simplemente una atracción, porque, bueno, su amigo era guapísimo, con su rostro de ángel, su voz grave que definitivamente era adictiva (estaba seguro de que podía escucharle hablar todo el día sin aburrirse), esos lunares que tenía desperdigados sobre su piel de ese bello tono canela, y sus labios. Jodido Dios, realmente odiaba las preferencias heterosexuales de su amigo, porque él definitivamente no podía dejar de imaginar cómo sería probar ese par levemente sonrosado de labios que parecían llamarle cada vez que la lengua de su amigo repasaba ese lugar, en un gesto casi inconsciente, que solo lograba hacerle pensar cosas que, definitivamente, no pensaban o deseaban hacer los amigos.

  Suspiró, apoyando su cabeza en el asiento mientras volteaba a verle. El pelinaranja se veía ofuscado, pero no entendía qué demonios le pasaba.

  Sería que... No, imposible.

  Porque no lo había hecho sentir celoso, ¿verdad?

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  — ¿Y tu mamá? —preguntó el azabache mientras seguía a su amigo por las escaleras, riendo entre dientes cuando se tambaleó levemente. Se sujetó del barandal, y levantó la mirada, encontrándose con los ojos de su amigo, el cual le miraba entre algo que era irritación y un sentimiento que no podía identificar del todo bien. Se veía algo tenso.

  — No está. —murmuró, para luego seguir subiendo.

  Jungkook le siguió, confundido— ¿Cómo que no está? —el pelinaranja no se dignó a prestarle atención hasta que ambos llegaron a la habitación— ¿Tae?

  — El colchón está bajo la cama, puedes sacarlo por mientras.

  El pelinegro frunció el ceño— Taehyung. ¿Dónde está tu mamá?

  Kim se dio la vuelta, poniendo los ojos en blanco— Está de turno, Jungkook. —la madre del mayor era enfermera de urgencias, por lo cual a veces tenía que cubrir horario nocturno, lo cual no era muy común en su agenda pero que de vez en cuando debía hacer.

  — Pero sabía que venía, ¿verdad? —al no oír respuesta del mayor, frunció el ceño— Taehyung...

  El chico bufó— Oh, vamos. No es tan terrible. Te irás temprano y todo estará bien, Jungkook.

change of mind ;; kth + jjkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora