Prólogo

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No tengo muchos amigos con quien hablar.
Nadie está alrededor cuando estoy en problemas,
sabes que haría cualquier cosa por ti.
The Outfield, your love.


La Fábula de la Gacela y el León

Josie's on a vacation far away,
Josie está de vacaciones muy lejos.

Come around and talk it over.
Da la vuelta y hablemos de eso,

So many things that I wanna say.
Tantas cosas que quiero decir.


Despertó a media noche con la canción de la banda The Outfield ¿o era The Police? que usaba como tono de llamada para su celular. Antes de decidirse a contestar y aún con sus ojos somnolientos, verificó la hora en el reloj situado en la mesa de noche junto a su cama, era la 1:14 de la madrugada.

JongIn meditó un par de segundos, si realmente era necesario contestar, teniendo en cuenta que dicha acción suponía levantarse de la cama, pues su celular se encontraba en su escritorio; por lo que haciendo su mayor esfuerzo, colocó una almohada sobre sus oídos e intentó ignorar la canción que seguía sonando desde su móvil.

Francamente se sentía muy agotado después de la extensa jornada laboral, en la que debió sumergirse en la corrección de unos diseños para un área común del proyecto que venía trabajando desde hacía unas semanas. Su único momento para descansar era en su casa, esa noche; así que intentaría seguir durmiendo.

I Just wanna use your love tonight.
Sólo quiero usar tu amor esta noche.

I don't wanna lose your love tonight.
No quiero perder tu amor esta noche.


No pudo precisar cuánto tiempo había transcurrido desde que su teléfono había empezado a sonar; ya que aún podía escuchar la maldita.

Rápidamente se sentó en su cama, borrando cualquier rastro de cansancio que tuviera, maldijo a la persona que se encontraba al otro lado de la línea, no tenía otra opción que contestar. Pero antes de siquiera pararse de la cama, llevó su mano hacia su pecho, ya podía sentir los latidos erráticos de su corazón junto a un sudor frío que recorría su espalda.

Llámenlo paranoico, pero en ese momento lo supo... debía ser esa persona quien lo estaba llamando. Esa sospecha lo hizo sentir indefenso, incluso en su propia habitación. Abrazó sus piernas, llevando sus rodillas hacia su pecho.

El pánico que iba creciendo a medida que los segundos avanzaban, lo mantuvieron paralizado. Estaba solo en esa casa, su tía había fallecido hacía un par de meses atrás, así que no había alguien más en esa propiedad.

Ya no era un niño, no podía escalar el árbol de su vecino cuando tuviera miedo. Desechó ese último pensamiento, y se paró de su cama, caminando descalzo en círculos en el reducido espacio de su habitación, al mismo tiempo que ignoraba la pantalla iluminada de su móvil.

"¿Y si es Sehun o Jisoo?".

Se preguntó angustiado, llevando su manos sobre su cabeza. Su amigo era propenso a los problemas, probablemente quería que lo recogiera de algún bar de mala muerte. Y Jisoo, bueno ella en realidad lo podía llamar porque había encontrado una cucaracha en el baño. Fue consciente que podría haberse presentado alguna situación en la que lo necesitaran.

Finalmente tomó el poco valor que le quedaba y se dirigió inseguro hacia el escritorio donde reposaba el aparato. En el momento que vio la pantalla se desplomó al piso, tenía ¡doce! llamadas perdidas, las cuales fueron realizadas desde ¿un teléfono público?

El hombre empezó a reírse histéricamente, maldiciendo su propia mala suerte.

"¡Quién hace doce malditas llamadas desde un teléfono público a esa hora!".

Debía ser un jodido loco, y eso era en realidad lo que más le angustiaba. Observó nuevamente la pantalla, que al momento permanecía apagada, tal parece que esa persona había dejado de insistir.

Sus sospechas se estaban convirtiendo en una realidad, no era su imaginación, esa persona se estaba acercando, era real.

De repente el oxígeno del lugar se escaseó, o al menos eso sentía; cada respiración que tomaba le causaba un ardor en su garganta, acompañado de un pitido en sus oídos, se sintió desconectado.

Dio un pequeño respingo cuando la canción de llamada por décimo tercera vez sonaba en esa madrugada. Sus nudillos se volvieron blancos, aferrándose fuertemente a su celular.

La fastidiosa melodía parecía no tener fin. Mierda, quería terminar con todo.

I Just wanna use your love tonight, 
Sólo quiero usar tu amor esta noche.

I don't wanna lose your love tonight
No quiero perder tu amor esta noche.



Lo más sensato sería apagar el celular y cambiar el número al siguiente día; sin embargo, sus manos, que seguían aferrándose al celular en un fuerte agarre, tenían otra idea y antes de analizar lo que estaba haciendo, ya había presionada la tecla para contestar.

Ese momento entre atender la llamada y posicionar el aparato en su oreja, los sintió como una eternidad.

—¿Hola?

Una respiración profunda se escuchó desde el otro lado de la línea, que le hizo sentir escalofrío.

—Hola JongIn ¿extrañaste mi voz? —contestó el desconocido.


...


"Cada mañana, en  África, una gacela despierta; sabe que deberá correr más rápido que el león, o éste la matará. Cada mañana en  África, un león despierta; sabe que deberá correr más rápido que la gacela, o morirá de hambre. No importa si eres un león o una gacela, al final, cuando salga el sol es mejor que empieces a correr".

Terminó de leer el último fragmento de la fábula que tanto le fascinaba. Durante todos estos años jamás se sintió tan vivo como cuando releía una y otra vez la historia de la Gacela y el León.

Ese libro infantil que se descosía en el centro, cuyas hojas tenían una tonalidad algo amarillenta, era su mayor posesión. Lo acercó a su nariz, y se deleitó con el suave, casi imperceptible aroma a lavanda que todavía desprendía el libro.

Dio un fuerte suspiro antes de meterse entre las cobijas y dejar el libro en el cajón de su mesita de noche; durmiendo casi al instante.

Depredador || Kim JongInDonde viven las historias. Descúbrelo ahora