V. Pensamientos emergentes

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Estoy enloqueciendo, 
Te odio.
Me vuelves loco
Hacia abajo, das vuelta a mi mundo.
No puedo detenerme ahora.
EXO, Going Crazy.


Capítulo V


Ya sea que saliera del trabajo o si tan solo trotara como lo hacía cada mañana, sentía la presencia de alguien siguiéndolo. De día o de noche, podía casi tocar con sus dedos esa sensación casi espeluznante que le producía el ser observado continuamente. 

Al principio no le había dado mayor importancia, pero desde que aquella sensación se intensificaba creyó que era momento de hablarlo con sus amigos, y esperaba que esta vez, SeHun le creyera.

La primera vez que esto sucedió, JongIn recordaba el fugaz momento, como cualquier día en su agitada vida laboral, salió de su casa a toda prisa cargando en sus manos los portaplanos donde se encontraba los planos del proyecto, al que se le había asignado el diseño de los jardines exteriores.

De repente, chocó con alguien que venía desde la otra dirección y los portaplanos salieron volando de sus manos, junto a otras hojas, que no había tenido tiempo de guardar dentro de una carpeta.

Disculpándose torpemente hacia el extraño, JongIn observó el jodido desastre que se había formado en medio de la calle. Rápidamente se agachó e intentó recoger las cosas bajo la pesada mirada del desconocido, que se había quedado de pie. Unos segundos después, el extraño se le unió, ayudándolo en silencio, hasta que la última hoja en el piso le fue entregada.

En ese momento, cuando sus manos hicieron contacto, sintió una descarga eléctrica, que en un segundo recorrió todo su cuerpo.

JongIn dirigió su mirada al rostro cubierto bajo un cubrebocas negro, al igual que aquel color de esos ojos, que le miraban tan intensamente, como si quisiese perforar su alma, pensó un extrañado JongIn. En un segundo o tal vez dos, se sintió desarmado tras esa mirada.

Sabía que el extraño también se había estremecido bajo su toque.

Algo sucedió aquella vez, cuando el desconocido se puso de pie y sin decir palabra, tan sigiloso como desde el inicio, siguió su camino hasta doblar la esquina. Tras unos segundos, JongIn se dio cuenta que seguía aferrándose a los portaplanos como si su vida dependiera de ello.

Más tarde en ese día, se encontró con su amigo en la cafetería que siempre frecuentaban, cuando lo vio allí de nuevo y SeHun no fue capaz de verlo.

"¿Quién era esa persona?".


...

JongIn sabía qué hacía mal al omitir ante el anterior psiquiatra, Park y ahora con su nuevo psiquiatra, lo que consideraba fue el primer y  segundo encuentro que tuvo con esa "persona". Por alguna razón, no quiso revelar que en realidad, aquel jueves fue la primera vez cuando se encontró, dos veces, con el que después descubriría era su autodenominado Depredador.

Tal vez porque su mente se negaba a creer que esa descarga eléctrica, que aquella mirada que casi perforaba su alma, fuera producto de su imaginación. Para el mundo, excepto para él, los primeros signos de su esquizofrenia, estaban relacionados con un supuesto robo.

Si SeHun hubiese estado atento aquella vez que le contó en la cafetería, las cosas podrían haber sido diferentes.

—Finalmente opté por comentarles a mis amigos y a JiSoo, que alguien me estaba observando, siguiéndome a todos lados. Inmediatamente ellos se alarmaron y lo más importante: me creyeron.

JongIn empezó a revelarle a su psiquiatra, desde un esperanzador fragmento de su vida, cuando todo parecía real y al mismo tiempo distorsionado. Dando inicio de esta manera a la sexta sesión.

—Al principio, me hacían compañía cuando tenía que salir de mi casa —continuó—, ya sea que tuviera que hacer una pequeña diligencia, alguien se ofrecía a acompañarme. Intentaban nunca dejarme solo, así que tomé  ciertas medidas de precaución... 

JongIn se detuvo por un momento, mostrando una pequeña sonrisa cuando recordó lo que por ese tiempo hacía:

—Incluso empecé a hacer una lista mental de los posibles sospechosos, para ese momento desconfiaba de todo aquel que miraba por más de cinco segundos.

El psiquiatra estaba escuchando atentamente lo que el joven tenía por decirle, no había querido interrumpirlo. JongIn parecía absorto en sus recuerdos, con su mirada, como siempre, en el acuario. No le pasó desapercibido cuando concluyó con cierta amargura impregnada en su voz.

—Aunque a la larga nada de eso sirvió —reflexionó el paciente duramente—, ya sea que estuviera en su compañía o solo, me sentía observado; incluso, casi podía ver al acosador detrás de mí, pero ellos nunca lo pudieron notar. Claramente, porque en realidad nunca existió. En ese punto ellos se sintieron frustrados, y yo también.

Una vez finalizado lo que tenía por decir, JongIn estaba mucho mejor, realmente sentía que por primera vez, el revelar su pasado estaba funcionando, se sentía ¿liberado? Como si un gran peso desapareciera de sus hombros.

El joven doctor, como era lo usual, empezó a hacer un análisis de lo escuchado, agregando términos médicos que él más alto no conocía, pero le resultaban vagamente familiares.

El psiquiatra continuaba y de vez en cuando hacían contacto visual, momento que aprovechaba para asentir con la cabeza, como si estuviera entendiendo lo que le decía, cuando en realidad, su atención estaba puesta en aquellos labios.

Cuando JongIn se dio cuenta la dirección de sus pensamientos, hizo un gesto de confusión, imperceptible para el hombre frente a él; pero que lo sacó de su ensoñación, justo a tiempo, ya que le había lanzado una pregunta y estaba esperando por su respuesta.

—¿Cómo dice? —preguntó JongIn algo confundido.

—Si hasta ese momento no había podido ver claramente al supuesto acosador, ¿por qué de inmediato pensó que debía tratarse de un hombre?

El psiquiatra repitió la pregunta, notando que la otra persona claramente estaba distraída.

—Fue algo que siempre fue así, al ser un producto de mi imaginación, supongo que, inconscientemente sabía que debía ser un hombre y no una mujer. —Se detuvo un instante, ya que había recordado algo sobre esta persona o alucinación—. Pero, si usted se refiere al momento en el que tuve la certeza de que se trataba de un hombre, fue cuando empecé a alucinar que recibía llamadas telefónicas de esta supuesta persona.


...

Su voz, su voz, ¿por qué no podía recordarla? Aunque hubiese sido producto de sus alucinaciones, cómo la pudo olvidar. Tan solo tenía presente la sensación de tranquilidad que le generaba.

"¿Mi mente había recreado la voz de un ángel?".

Tan celestial y al mismo tiempo destructivo; tendría que ser dulce, ¡eso era!, también profunda, un tono grave.

JongIn se reprendió mentalmente cuando notó el nuevo curso de sus pensamientos, relacionado a su psiquiatra. No sabía cuál era la razón para la que siempre terminaba pensando en el joven doctor.

Dejando sus pensamientos a un lado, apagó las luces de la habitación. Quedando dormido casi instante, con una voz, en el fondo de su mente, le cantaba.



Depredador || Kim JongInDonde viven las historias. Descúbrelo ahora