2 (renovado)

147 11 2
                                    

Al salir de casa me sigue esa presión fea y desagradable, trato de ser lo más normal a pesar de mi incomodidad.

Cuando entro al auto, me encuentro con las novias de los gemelos a quienes saludo con nerviosismo.

Mi respiración acelerada y mi corazón a mil hace que me sienta enferma.

Cuando el auto arranca, la presión es mayor. Como si no quisiera que me fuera. Como si... fuera alguien quien estuviera reteniéndome.

Quiero dormir, quiero estar dentro de mi cama, enrollada en las mantas y descansando. Mis ojos comienzan a cerrarse y aunque deseo abrirlos, no puedo.

Cuando el carro comienza a alejarse, siento que he quedado inconsciente, pero unos minutos después, mis ojos se abren con energía.

Me siento mejor de lo que me he sentido en dos semanas.

¿Se ha ido?

No seas idiota, me regaño. No había nadie acosándote.

Pero aún así, siento el alivio grande. Como si en realidad se hubiera alejado.

—¿Estás bien? — me pregunta Jo, preocupada, tocándome la frente.

—Ella está bien. — dice Jules.

Me desconcierto pero no pregunto por qué responde por mi o por qué está tan seguro que lo estoy.

Digo, lo estoy. Pero hace unos minutos no lo estaba. Tenía fiebre.

Después de un rato llegamos a un callejón sucio y feo. Hay una casa de dos niveles que tiene aspecto de ser casa de drogas y hay unas escaleras que van hacia abajo, a un sótano quizá.

No me apetece bajar y mucho menos estar en la casa, pero Jo entra al jardín muerto como si fuera la cosa más normal del mundo y baja por lo que no me queda otra razón por la cual quedarme.

Encontramos una sucia puerta negra protegida por un hombre flacucho que fuma marihuana.

Jules se pone a mi lado, como protegiéndome y extiendo mi mano para tomar la suya y me sorprendo al no encontrarla. En lugar de una cálida mano, me topo con una sucia pared húmeda y fría.

Me sobresalto al darme cuenta que Jules está al lado de Jo y no mío.

Entramos al sótano, hay música y olor a drogas y sudor. Hay demasiada gente como para ser cómodo, cuerpos sudorosos y sonrisas algo... exageradas, casi como si estuvieran locos.

La luz rosa y verde le da al lugar un aspecto tóxico, como si el respirar fuera a envenenar y matar.

Jo se aleja de mi y bebe cervezas con sus amigos, sin preocuparse de mi, lo cual me hace sentir infantil e insegura, una mezcla horrible.

El montón de gente se mueve cerca de mi, sus cuerpos sudorosos incomodando, sus risas locas resonando y algunas manos traviesas alejándome de Jo y Jules.

Trato de alejarme pero me es imposible.

Grito, tratando de llamar la atención de Jo pero es inútil.

Al final, llego a un pasillo oscuro donde hay todo tipo de parejas intimidando.

Me escondo ahí, asustada. La música me molesta. Temo que alguien venga a buscarme.

Pero nada ocurre.

Escucho pasos y cuando me giro, es Jules.

—¿Asustada?

Lo dice como burlándose, como minimizando la situación, como si esto no fuera nada.

Me asusta.

No contesto, me paro y corro por el pasillo, la confusión llenando mi mente. Encuentro una ventana en lo alto del pasillo y salgo por ahí, al jardín sucio y lleno de botellas de alcohol.

Camino lejos de esa fiesta, entrando a una calle oscura y de mala muerte. 

Mi corazón palpita con fuerza.

Mi vida ahora trata de miedo.

Vivo con miedo.

No entiendo cómo he sido tan estúpida.

No entiendo cómo no entiendo nada en este mundo.

Unos pasos me persiguen, me doy cuenta. Y como si supiera que lo he percibido, habla.

—Soy yo.

Es la voz de Jules.

Pero no parece Jules.

Es una voz amigable y no maligna.

Podría decir que lo conozco como alguien misterioso, burlón y grosero. Alguien en el que no podrías confiar.

Pero ahora... ahora parece amable.

Me confunde más el hecho que, justo cuando paro y comienza a acercarse a mi, la presión de mi espalda vuelve. Como si alguien estuviese sobre mi.

¡Quiero escapar!

Pero como si leyese mi mente, vuelve a hablar.

—No te vayas. Voy a llevarte a casa.

Me doy la vuelta y suspiro, resignada.

La presión familiar vuelve a mi completamente cuando él se acerca y la solidez de mi cabeza, como si no fuera capaz de pensar, también regresa.

—¿Por qué eres así? — pregunto en algún punto de viaje al auto.

—¿Así? ¿A qué te refieres? — me sonríe

Sonríe.

Él es tan extraño.

No lo conozco... pero es amigable y luego malvado.

Como si fueran dos personas en un mismo cuerpo.

—Olvídalo. — murmuro, entrando al auto y sintiendo mis ojos pesados.

Me quedaré dormida en cualquier segundo.

Y justo cuando estoy cayendo en el sueño profundo, escucho su voz murmurar una de las frases más incoherentes.

—No puedo sacarte de allí. Tienes que hacerlo tú misma... tienes que hacerlo antes que sea demasiado tarde.






_______

Ya sé chicos que puede ser confuso pero esta vez todo se aclarará para el final. Y puede ser diferente pero esta era mi idea principal del libro, así que estoy construyendo los cimientos de nuevo, un beso,

PK

Mi Novio El FantasmaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora